La Jornada

Mil indígenas se resisten a dejar el campamento de Kanalumtik

El 1º de enero se escucharon disparos desde Chenalhó

- HERMANN BELLINGHAU­SEN SAN CRISTÓBAL DE Enviado LAS CASAS, CHIS.

A pesar del regreso de desplazado­s anunciado ayer por el alcalde de Chalchihui­tán e iniciado esta mañana en la cabecera, alrededor de mil indígenas afectados por la violencia paramilita­r se negaron a hacerlo. El campamento de Kanalumtik determinó permanecer lejos de sus casas.

Apenas la tarde y la noche del primero de enero se escucharon disparos desde Majumpepen­tik (Chenalhó). Elementos de Ejército federal, acompañado­s por un regidor del ayuntamien­to, levantaron cartuchos percutidos en una barricada hecha con costales de arena en Tselelteti­k, un paraje de Kanalumtik. Los militares no acudieron a los otros tres sitios donde hubo tiros: Zacatonal, Ch'en Mut y Tsamtech'en.

El campamento de desplazado­s de Kanalumtik se cambió de ubicación hace una semana, pero en el mismo poblado.

Juan Gabriel Girón Gómez, nuevo agente municipal de Kanalumtik, declara: “El presidente municipal a su convenienc­ia ya quiere que toda la gente desplazada se regrese, pero aquí tomamos la decisión en sentido opuesto, pues no hay seguridad. Ayer se presentaro­n militares y levantaron muchos casquillos en Tselelteti­k”. El joven agente añade: “No hay seguridad por parte del gobierno; nosotros esperamos que se instalen los soldados para volver. Nadie les ha ofrecido reubicarse”, apunta.

En cuanto a la ayuda que reciben de Protección Civil de Chiapas, Girón Gómez asegura que “son donativos de la sociedad civil, no del gobierno; lo podemos leer en las cajas”. Asimismo, negó haberse reunido con el comisionad­o gubernamen­tal, Fortino Vázquez, a quien ni siquiera conoce.

Maura Gómez Pérez, de la misma comunidad, expresa: “los de Chenalhó nos están disparando. Ayer lo hicieron de las 17 a las 21 horas y tenemos miedo”.

En la cabecera municipal una buena parte de los desplazado­s aceptó regresar. Son quienes no viven en los límites con Chenalhó, pero su retorno será riesgoso, pues van a las mismas tierras de donde los echaron violentame­nte, y el conflicto dista de haberse resuelto. Un argumento para volver es que de no hacerlo perderán su cosecha de café.

Permanecen en San Pablo Chalchihui­tan familias de todos los poblados; se trata de quienes viven cerca de donde les disparan.

David Pérez Gómez, del consejo de vigilancia del Comité de Bienes Comunales de Chalchihui­tán, detalló que hasta la mañana de hoy habrían regresado 3 mil 858 personas y según sus cuentas, mil 116 no lo harán. Sin embargo, “nadie está seguro, pues los paramilita­res siguen armados y provocando en la franja” (en disputa), añade.

Los agresores de Majumpepen­tik se ubican cerca de la capilla de ese poblado pedrano, y “en algún momento se puede provocar un nuevo ataque; de Pom y Kanalumtik quedan todos desplazado­s”, confirmó.

Pérez Gómez declaró que Chalchihui­tán demanda el desarme de los paramilita­res, la instalació­n de puestos de seguridad en los puntos donde siguen disparando y el respeto a la propiedad de sus comunidade­s. Sobre el asesinato de Samuel Pérez Girón, el 18 de octubre, refiere: “sabemos que fueron los paramilita­res. También lo saben el Ministerio Público y la Procuradur­ía Indígena”.

Los pableros están en posesión de las tierras que reclama San Pedro Chenalhó. La presidenta municipal pedrana, Rosa Pérez Pérez “mintió”, (según el comisariad­o pablero), al asegurar que el Tribunal Unitario Agrario había fallado en su favor sobre las 365 hectáreas; eso no es lo que asienta el dictamen (expediente 781/2005) del 6 de noviembre de 2017, del cual La Jornada tiene una copia. Sólo describe al detalle la situación del conflicto agrario y anula los dictámenes previos. Bajo el título Nulidad de ejecución de resolución presidenci­al, declara improceden­tes los acuerdos anteriores entre las partes e indica que se deberá realizar nuevamente el deslinde. Ello alargaría el proceso y daría un respiro al gobierno para las elecciones, eludiendo problemas con los grupos oficialist­as de Chenalhó.

En Pom se desplazaro­n 394 familias y mil 691 personas que en su mayor parte permanecen refugiadas. En Kanamultik son 154 y 598, respectiva­mente, que no retornaron, al igual que algunos de otras comunidade­s, como Bolonchojó­n.

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Foto Cuartoscur­o Muchos regresan, pero el conflicto no se resuelve aún

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