Cuba en el huracán
y de educación, que consideran gastos y no inversiones y, para colmo, expropian los fondos de los jubilados.
En la educación cubana, sin embargo, hay una venenosa zona de sombra que genera antimarxistas y antisocialistas por decenas de millares, esconde y justifica las desigualdades sociales, traba fuertemente al pensamiento crítico y fomenta la cobardía y el cinismo.
La enseñanza de las ciencias sociales y la preparación teórica socialista en Cuba, en efecto, sufren gravemente la falta de balance sobre qué fue el estalinismo, qué eran esos países que, como la Unión Soviética, decían que había realizado el socialismo y no sólo se derrumbaron, sino que condujeron al poder un capitalismo mafioso, encabezado por los dirigentes del partido que mandaban a manicomios a sus críticos. O por generales-espías de la KGB, como Vladimir Putin, que desarrollan el nacionalismo expansivo de los zares y de Stalin, la represión brutal a todas las divergencias y diferencias políticas o sexuales y defienden los privilegios de los burócratas convertidos en magnates y de una Iglesia medieval y racista.
Como en la Unión Soviética, en Cuba oficialmente no existen clases (¡pero el Partido dice representar al proletariado que sólo puede existir como tal si existe también una clase explotadora!) Como en la URSS, Partido y Estado son una sóla cosa. Como en ese siniestro “socialismo realizado” que vacunó contra el socialismo a rusos, soviéticos de otras nacionalidades y trabajadores de los países de Europa oriental, se sigue difundiendo que la estatización de los medios