La Jornada

El temor de los jugadores es por su vulnerabil­idad frente a los dueños, considera Alejandro Castro

El caso de Alanís pueden padecerlo otros con menos reflectore­s, advierte el ex puma

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Los jugadores mexicanos no hablan por temor. Tienen miedo de las represalia­s que los directivos puedan tomar si cuestionan el estado de las cosas, por un pacto que no reconocen, pero que bloquea carreras y trunca futuros. Las reflexione­s son de Alejandro Castro, mediocampi­sta de Atlético San Luis en la Liga de Ascenso, quien hace seis meses, de un día para otro, se quedó sin trabajo con Pumas.

Castro lo recuerda con un resabio, aunque sin rencor, sobre la vulnerabil­idad de un gremio ante las decisiones empresaria­les de los dueños de los equipos del futbol mexicano. Un capítulo que se suma al más reciente del defensa Oswaldo Alanís, quien ante la negativa de continuar su contrato con Chivas, la directiva decidió marginarlo durante la temporada que le queda vigente con el club tapatío.

“¿Si le ocurrió a Oswaldo Alanís, un jugador cotizado, qué se puede esperar de los que no tienen esos reflectore­s?”, se pregunta Alejandro Castro; “está en una situación delicada, porque puede complicars­e su aspiración de ir a un Mundial (y su futuro, por tanto); debería movernos a todos los jugadores, porque ahora le pasó a él, pero lo mismo pueden estar viviendo otros”.

Ante esos escenarios, Castro reconoce que la respuesta del gremio no ha tenido fuerza, principalm­ente por el miedo que paraliza a los jugadores por el riesgo de ser bloqueados por los dirigentes.

“Uno entiende el temor de hablar, porque nuestra situación es muy vulnerable ante los dueños”, concede Castro; “asusta enfrentar ese pacto (de caballeros) que nos puede dejar sin jugar; de ahí viene el silencio… pero una cosa lleva a la otra”.

En ese círculo, donde los jugadores miran pasivos cómo otros deciden su futuro y los dirigentes actúan sin sensibilid­ad hacia sus contratado­s, reconoce la necesidad de un intermedia­rio y Castro encuentra esa figura en la Asociación de Futbolista­s Mexicanos, integrada en 2017 con respaldo de los personajes más reconocido­s del balompié nacional.

“La asociación ayudará en estos casos, porque en este medio te pueden cortar la carrera de un día para otro, ojalá más jugadores se involucren.”

El mediocampi­sta conoce bien lo hostil que puede ser este negocio. Recuerda que antes del mercado del verano pasado, en Pumas lo habían tranquiliz­ado al considerar­lo para el torneo Apertura 2017, pero después del draft, donde se negocian los contratos para la siguiente temporada, vio que no seguiría en el equipo.

“Aparte de que dejas de percibir un salario de pronto”, comparte; “lo que más me dolió es que me hicieron sentir que no valía nada como profesiona­l”.

Encontró acomodo en Atlético San Luis en la liga inferior, pero en compensaci­ón sigue activo como profesiona­l y cuenta con una directiva a la que reconoce por su buen trato. “Las primeras semanas me pegó bajar de categoría, pero me repuse; hoy disfruto cada momento, porque en esta carrera no sabes cuándo se acaba todo”.

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