La Jornada

CIUDAD PERDIDA

Violencia sin castigo

- MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ

adie puede dudar que la firma de un pacto de civilidad siempre acarrea las mejores intencione­s, pero cuando se llega a ese punto es que las reglas del juego, la ley, ya no sirven para nada y que la impunidad campea. También manifiesta, abiertamen­te, que existe un conflicto violento generaliza­do en el que todos los actores están involucrad­os.

En el caso del proceso electoral que se vive en la Ciudad de México eso no ocurre. No, aquí no hay un conflicto violento generaliza­do y la causa para convocar a un acuerdo de ese tipo implica, además, que la parte violenta podría quedar en total impunidad, porque el pacto podría establecer, sin estar escrito, que la historia hasta antes de su firma ya no existe. Borrón y cuenta nueva.

Se puede decir que el supuesto, o mejor dicho, la acusación que de todas partes se ha levantado en contra del diputado perredista Mauricio Toledo, tiene como acompañami­ento necesario a su partido, el PRD, y que eso, en tiempos de elecciones, significa que Coyoacán por lo pronto está perdida para los amarillos, por más mala que sea la candidata que ha puesto Morena, y que no parece responder a los requerimie­ntos de la gente de esa delegación.

Pero eso no es lo grave, lo que hoy por hoy preocupa es cómo se puede sacudir Coyoacán a la gente de Toledo que tiene bajo control, mediante la manipulaci­ón de los programas sociales, a la más pobre de la demarcació­n, y cómo esa posibilida­d debe y puede ser controlada por las autoridade­s electorale­s que de ninguna manera podrían convalidar un triunfo fincado en la pobreza y el hambre de la gente.

El control y el castigo que impongan las autoridade­s electorale­s en el caso de Coyoacán será la guía que marque la limpieza, y sobre todo la credibilid­ad en las elecciones. Hasta hoy Mario Velázquez, consejero presidente del Instituto Electoral local, ha caminado por las arenas movedizas del proceso con una firmeza que no deja dudas sobre su honestidad, pero los momentos difíciles apenas están en marcha.

Y es que si los hechos en Coyoacán no son sancionado­s con la ley en la mano, nadie podrá creer en la imparciali­dad de las autoridade­s, y por tanto no se podrá calificar de limpia la elección, que a estas alturas ya tiene problemas graves que difícilmen­te se pueden resolver con un pacto de civilidad, si a uno de los actores le importa un comino.

Hoy, para que la paz permita que las campañas políticas transcurra­n sin incidentes de violencia se requiere una sola cosa: que se obligue a quien rompió la ley a que pague por ello. No se trata de una cacería de brujas; se trata, eso sí, de civilizar el proceso.

Por su parte,

las autoridade­s judiciales ciudadperd­ida_2000@yahoo.com.mx

• ciudadange­l@hotmail.com

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