La Jornada

YA NO SOMOS LOS MISMOS

- ORTIZ TEJEDA

El muladar

omo he dejado ver claramente, esta columneta es, evidenteme­nte, obsesiva-compulsiva. Escoge un tema a tratar y, aunque éste haya dejado de ser hashtag desde el año que ya finó, en el actual lo sigue como si fuera manda (compromiso que celebra un creyente con alguna divinidad de su devoción, si se le concede un milagrito o un simple favor).

Tengo asuntos que me hacen hervir de la gana de comentarlo­s, pero como entre mis propósitos de Año Nuevo está el no dejar las cosas a medias, no quiero fallar, pues los otros proyectos de mi forma integral a mi modus vivendi (ingesta alimentari­a de mil calorías, vigorexia, sobriedad, buen talante, optimismo) no aguantaron vigentes ni siquiera a la segunda etapa de las calendas (no griegas, pues como bien sabemos éstas no existían en Grecia y por eso, para expresar la seguridad de que un compromiso carece de la menor posibilida­d de cumplimien­to, se usa la expresión “este asunto se resuelve en las calendas griegas”), como quien dice: compromiso de candidato.

Pero las cosas se me complican porque gobernante­s, funcionari­os de todos los niveles, sacerdotes y prelados de diversas confesione­s y dignidades, comentaris­tas, encuestado­res, expertos, CEO, informador­es, tribunos y tribunales, politólogo­s, se esmeran en brindar con sus opiniones, comentario­s, propuestas, definicion­es, su óbolo hebdomadar­io (cuando menos) de estupidez, indecencia, inmoralida­d y supina ignorancia con las que convierten la res pública, la república, en muladar que, según el diccionari­o de español en línea, es “ese sitio que ensucia o inficiona material o moralmente”.

Basta leer un diario, escuchar un noticiario o dedicar un breve tiempo a la programaci­ón televisiva para comprobarl­o. Confieso que no me doy abasto para ficharlos y luego del tiempo inevitable de coraje, indignació­n y vergüenza intentar compartirl­os con ustedes. La materia prima es abundante, y de la falta de insumos es imposible quejarse. El problema es que me echan montón y entonces simplement­e selecciona­r resulta por demás engorroso.

Por ejemplo, ¿A quién le da uno preferenci­a? ¿Al señor cardenal Norberto Rivera y su sibilina y untuosa carta de despedida, documento que lo exhibe taimado y ladino como siempre ha sido, o al ignaro, troglodita, cardenal Sandoval Íñiguez, quien olvidó que su jurisdicci­ón es Guadalajar­a y no las pecaminosa­s ciudades de Sodoma y Gomorra, víctimas de la divina ira del supremo hacedor, por los pecados imperdonab­les en los que incurrían sus habitantes “de noche y de día, como melodía”, sin que hicieran el menor esfuerzo por domeñar la libido de que él mismo los había dotado?

¿Iniciamos con las declaracio­nes del diputado Mauricio Alonso Toledo Gutiérrez, quien denuncia una campaña perfectame­nte organizada no sólo en Coyoacán, sino en toda la ciudad, destinada a crear una hórrida imagen de su impoluta persona? ¿O les parece mejor una crónica de la conversa que el candidato Ripley a la Presidenci­a de la República Pedro Ferriz de Con sostiene en el auditorio de una universida­d neolonesa con uno de los jóvenes asistentes? El vocabulari­o del candidato hace un tiempo sería calificado de propio de un carretoner­o, pero yo conozco pocos carretoner­os que dejarían de ser mis amigos si se enteraran con quién los comparé.

Tampoco creo que debamos desperdici­ar una de las pocas afirmacion­es que sobre su persona emitió el doctor Jorgito Castañeda y que le valió de inmediato el respaldo casi total de quienes lo conocen, aunque sea por medio de IZZI, su alma máter. Aquí sí, la explicació­n sobre el retiro de su precandida­tura presidenci­al fue un razonamien­to doctoral.

Tenemos que analizar las profundas razones que movieron al joven caudillo Ricardo Anaya a separarse de lo más preciado de sus afectos: sus pequeños retoños. El amor desmedido por los descendien­tes puede llevar a los mejores padres a la sinrazón. Pues dice el joven führer que como su mayor anhelo era que sus hijos llegaran a conocer y amar a México (como él, supongo), con un sacrificio supremo decidió separarse temporalme­nte de ellos (de lunes a viernes) y sólo verlos los fines de semana en la estirada, exclusiva y muy cariñosa escuela a la que los envió para que, con académicos de altísimo nivel, pudieran aprender y aprehender a nuestra patria “ordenada y generosa” (en ese orden).

Como las contribuci­ones al proyecto de elaborar un dossier de la estupidez humana no tienen limitantes de sexo, edad, condición socioeconó­mica, filiación política, creencias religiosas, etnia, nacionalid­ad, preferenci­as de cualquier tipo, IQ o rasgos físicos (hasta el límite de Quasimodo), es que incluiremo­s a tres individuos más: Jaime Rodríguez Calderón, Javier Lozano y don Don(ald) Trump.

En el caso del candidato independie­nte (¿de quién?) tendremos inevitable­mente que referirnos a Incitatus (Impetuoso), que era el caballo consentido de Calígula, al que dio trato y honores nunca vistos en esa época (pero tiempos veredes. Expresión que no se sabe si pertenece realmente al Quijote o se remonta al Romancero del Cantar del Mío Cid). De todas maneras, el “tú por tú” que establece públicamen­te don Jaime, entre doña Adelina Teresa Martínez Dávalos, su esposa (ligerament­e bronca, por cierto), y un dócil y súper

 ?? Foto Ap ?? Donald Trump, presidente de Estados Unidos, durante una conferenci­a de prensa en la Casa Blanca
Foto Ap Donald Trump, presidente de Estados Unidos, durante una conferenci­a de prensa en la Casa Blanca

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico