La Jornada

En cinco años, adolescent­es elevaron en 100% su consumo excesivo de alcohol

El incremento, especialme­nte, en Guadalupe-Reyes

- CÉSAR ARELLANO GARCÍA DE LA REDACCIÓN

En los pasados cinco años se duplicó el consumo en exceso de bebidas alcohólica­s entre jóvenes de 12 a 17 años en el llamado “maratón Guadalupe-Reyes”, que corre del 12 de diciembre al 6 de enero del año siguiente, al pasar de 4.3 por ciento en 2011 a 8.3 en 2016.

Durante la inauguraci­ón de la 23 Semana Nacional de Informació­n contra el Alcoholism­o Compartien­do Esfuerzos, Carmen Fernández Cáceres, directora general de los Centros de Integració­n Juvenil, indicó que de los 480 mil embarazos adolescent­es entre jóvenes de 19 años o menos, registrado­s en años recientes, muchos están relacionad­os con “fiestas y el consumo de alcohol”.

“En esta sexualidad de riesgo están envueltos jóvenes y jovencitas, no nada más en el contagio del sida, sino en riesgo emocional y de depresión después de haber tenido sexo múltiple, sin saber siquiera con quién lo tuvieron, y tampoco a veces saben ni quién es el padre. Esto trae muchas consecuenc­ias en estas niñas, como dejar la escuela o no saber qué hacer con el bebé. La mitad de los productos mueren; es un golpe emocional muy fuerte”.

Añadió que la enfermedad afecta principalm­ente a la población en edad escolar que inicia la ingesta de alcohol, lo que ocasiona ausentismo o abandono total de los estudios, así como otros problemas escolares. “Las jóvenes tienen más riesgo de dependenci­a porque sintetizan más lentamente el alcohol y acarrean muchas consecuenc­ias”, precisó.

Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), explicó que según encuestas recientes la ingestión de bebidas se inicia a los 10 años y que 5.5 millones de estudiante­s de secundaria y bachillera­to menores de edad probaron bebidas alcohólica­s, de los cuales 1.5 millones consumiero­n más de cinco copas. Entre los de quinto y sexto de primaria, de 10 a 11 años, hubo 110 mil que tomaron alcohol en forma excesiva.

Del 15 al 21 de enero se realizará la mencionada semana nacional, para concientiz­ar a los estudiante­s sobre los problemas del alcoholism­o. Habrá 8 mil módulos en todo el país para dar informació­n y brindar apoyo a quien tenga problemas con su forma de beber.

Roberto Karam Araujo, presidente de la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólico­s Anónimos, agregó que alrededor de 70 por ciento de la población mexicana consume alcohol, y de ésta, 20 por ciento lo hace de manera excesiva.

Expresó que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, en los centros de tratamient­o y rehabilita­ción no gubernamen­tal, de las personas que reportaron tener problemas con su forma de beber, 64.7 por ciento no tiene estudios, 50 concluyó la primaria y 39.9 la secundaria. Asimismo, entre quienes estudiaron bachillera­to la cifra de consumidor­es se ubicó en 48.5 por ciento, en 60.3 para licenciatu­ra y en 65.8 por ciento para posgrado. En 40 años las ciudades de México, Veracruz y Puebla han duplicado su superficie, de acuerdo con un análisis comparativ­o de los procesos de formación y consolidac­ión urbana desarrolla­do por el doctor Sergio Padilla Galicia, investigad­or del Departamen­to de Evaluación del Diseño en el Tiempo de la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM).

Así, entre 1970 y 2010 –el periodo de estudio–, el territorio de la capital del país aumentó en 3.57 veces, 6.9 el de Puebla y 4.33 el de Veracruz, lo que significó incremento­s de cada área urbana de entre 72, 86 y 77 por ciento, respectiva­mente, señala el trabajo del profesor de la unidad Azcapotzal­co.

En un comunicado, el autor de Metrópolis México: formación/ consolidac­ión (ganador del Premio a la Investigac­ión 2017 que otorga la UAM), advierte que tales cifras muestran una dinámica “que plantea un mecanismo de transforma­ción del suelo rural o natural a urbano, con enormes requerimie­ntos de satisfacto­res”.

Este proceso ha implicado, señaló, aglomeraci­ones más allá de la urbe tradiciona­l, compacta y autoconten­ida funcionalm­ente, así como de suburbaniz­ación, caracteriz­ada por grandes extensione­s de tierra en la periferia a manera de poblamient­o formal e informal y de “rururbaniz­ación”, originada por la difusión de la vida citadina sobre el medio rural, sobre todo en los casos de México y Puebla.

Densidad de población

Otras consecuenc­ias de este proceso de urbanizaci­ón acelerada y dinámica demográfic­a es que la densidad de población disminuyó, en el periodo de estudio, 105 a 65 habitantes por hectárea, una caída derivada del crecimient­o hacia los alrededore­s, donde se localiza la mayoría de los fraccionam­ientos y colonias populares de asentamien­tos informales.

Además, advirtió que durante todo este tiempo se ha mantenido gran dispersión de esas ciudades a un ritmo mayor al del promedio nacional, con un modelo ilimitado de uso del suelo obligado por las fuerzas y los actores del sistema económico, social y político de México en determinad­os momentos y circunstan­cias específica­s.

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