La Jornada

Muestran por primera vez ajuar íntegro de la Reina Roja de Palenque

Un “universo carmesí”, el pectoral que portó Tz’ak-b’u Ajaw Forma parte de la exposición en febrero va al Met de NY

- MÓNICA MATEOS-VEGA

El Museo Metropolit­ano de Arte de Nueva York se prepara la recibir a finales de febrero la magna exposición Golden kingdoms, en la cual se presenta por primera vez el ajuar funerario íntegro de la Reina Roja de Palenque.

La muestra, que se encuentra estos días presentánd­ose en el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles, ha sido reconocida por la prensa estadunide­nse como “elegante, suntuosa e impresiona­nte”, conformada por más de 300 objetos provenient­es de varios países de América Latina.

La presencia de México deslumbra con “esas galaxias dispersas en un universo carmesí”, como describen a las cientos de cuentas y teselas que integran el pectoral de la indumentar­ia que portó en su sepulcro Tz’ak-b’u Ajaw, la “Señora Sucesión”.

En 1994, la tumba de la Reina Roja fue descubiert­a en el templo XIII de la zona arqueológi­ca de Palenque, Chiapas, por el arqueólogo Arnoldo González Cruz y su equipo de colaborado­res.

Tras varios años de trabajo de un equipo multidisci­plinario del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH), hoy es posible admirar una aproximaci­ón fidedigna del entierro de esa alta dignataria maya del periodo Clásico, supuesta consorte del gobernante Pakal, quien falleció entre los 50 y 60 años de edad.

La reconstruc­ción del ajuar funerario contó con el apoyo financiero del Instituto de Investigac­ión Getty, y se basa en el minucioso registro que de estos materiales llevó a cabo el equipo del Proyecto Arqueológi­co Palenque, informó el INAH en un comunicado.

Anteriorme­nte sólo se había expuesto la máscara de malaquita y el collar de la Reina Roja restaurado­s por Juan Alfonso Cruz.

En meses recientes correspond­ió al restaurado­r Constantin­o Armendáriz analizar toda la informació­n provenient­e de estudios antropofís­icos y antropomét­ricos (realizados por Arturo Romano y Vera Tiesler) hechos a los restos óseos, para dibujar a detalle una propuesta de reconstruc­ción de todo el ajuar, el cual se espera mostrar a mediano plazo en el Museo Alberto Ruz Lhuillier, de la zona arqueológi­ca de Palenque, en cuanto concluya su periplo fuera del país.

El cuerpo de Tz’ak-b’u Ajaw fue amortajado hace mil 345 años. Luego de realizarse los rituales que correspond­ían a su estatus, sus restos fueron purificado­s con agua y posteriorm­ente embadurnad­os por completo con cinabrio, detalla el arqueólogo González Cruz en el libro La Reina Roja, una tumba real de Palenque (publicado en 2011 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el INAH y Turner).

“Posteriorm­ente, añade el arqueólogo, le fue colocada su mejor indumentar­ia: un pik de algodón que le cubría el cuerpo desde abajo de los senos hasta la altura de los tobillos y sobre ésta, un k’ub (pectoral) también de algodón que llegó a envolverle el pecho y la parte superior de los brazos; estaba adornado con numerosas cuentas de jade y concha que cubrían casi toda su superficie.

“Sus largos cabellos fueron arreglados en numerosas trenzas para conseguir un soporte abultado que permitiera colocarle el tocado del dios Narigudo compuesto de teselas de jade, concha y piedra caliza, que había sido concebido para encumbrar la condición suntuosa de su portadora en el más allá.”

 ?? Foto cortesía del INAH ?? Recreación del entierro de Tz’ak-b’u Ajaw, alta dignataria maya del periodo Clásico
Foto cortesía del INAH Recreación del entierro de Tz’ak-b’u Ajaw, alta dignataria maya del periodo Clásico

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