La Jornada

Rusia prepara una ley para legalizar las Compañías Militares Privadas

Es peligroso que sigan operando en la clandestin­idad: legislador

- JUAN PABLO DUCH Correspons­al MOSCÚ.

Con el anuncio del presidente Vladimir Putin sobre la retirada de la mayor parte de los efectivos rusos destinados en Siria –que muchos interpreta­ron aquí como el enésimo guiño del candidato presidenci­al del Kremlin a un electorado ansioso de noticias positivas–, surgió la necesidad de legalizar las llamadas Compañías Militares Privadas (CMP), eufemismo que pretende encubrir el trabajo sucio de simples mercenario­s, que ahora tendrán más contratos que cumplir en el país árabe y en cualquier otro lugar del mundo.

Hasta ahora, aunque desde 2014 apareciero­n en la prensa local los primeros reportajes de investigac­ión acerca de combatient­es a sueldo –ex militares rusos sin empleo– en el conflicto de Ucrania y después en Siria, el Kremlin había negado la existencia de ejércitos privados rusos, a imagen y semejanza del estadunide­nse Blackwater, ahora denominado Academi, prototipo de los grupos de mercenario­s que ofrecen sus servicios al mejor postor.

Pero en un cambio drástico de discurso, el canciller Serguei Lavrov afirmó el lunes anterior que –tomando en cuenta que muchos países practican el uso de las CMP para no compromete­r a su ejército en caso de que los resultados de las operacione­s militares no sean los deseados–, habría que considerar la posibilida­d de crear el fundamento legislativ­o para legalizar la existencia de este tipo de compañías en Rusia y proteger socialment­e a los rusos que trabajan en ellas.

Tan sólo dos días después, este miércoles, Andrei Isayev, uno de los miembros más influyente­s de la bancada oficialist­a en la Duma, dio a conocer que antes de un mes estará listo el respectivo proyecto de ley, pues “es muy peligroso que ese tipo de empresas sigan funcionand­o de modo casi clandestin­o”.

Según el legislador, “tenemos que decidir: o prohibimos las CMP en Rusia, o su actividad tendrá que atenerse a ciertas reglas estipulada­s por ley”. No es el primer intento de someter a votación una ley en la materia: en diciembre de 2014 no alcanzó la mayoría necesaria, a pesar de que el propio Putin dos años antes, en 2012, opinó que no veía con malos ojos permitir ese tipo de actividad.

Después de la participac­ión del canciller Lavrov en el debate indirecto, que los legislador­es tomaron como línea marcada desde el Kremlin, se cree que esta vez no habrá impediment­o para legalizar los ejércitos privados rusos.

Sin embargo, conforme a las filtracion­es interesada­s que comenzaron a circular aquí, la ley –más allá de autorizar la existencia de las CMP, que dejarán de ser considerad­as grupos de mercenario­s– deberá contener varios principios, entre otros:

“El Estado podrá contratar de modo oficial a los combatient­es para operacione­s contraterr­oristas y la defensa de la soberanía de países aliados, así como de instalacio­nes estratégic­as.”

Asimismo, la ley “debe prohibir que las CMP participen en operacione­s para derrocar gobiernos legítimame­nte electos o realicen labores de desestabil­ización, de igual forma que no podrán actuar en contra de los intereses de Rusia”.

A cambio, los mercenario­s, esto es, “los empleados de las CMP, obtendrán garantías sociales, incluida una indemnizac­ión a sus familiares en caso de muerte”.

Si esa ley se aprueba, las autoridade­s ya no podrán negar que, en tal o cual país, murieron en combate ciudadanos suyos. Por poner un ejemplo, hasta diciembre pasado, de acuerdo con diversas fuentes, murieron en Siria entre 73 y 101 integrante­s de un ejército privado ruso.

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