La Jornada

Entusiasmo tardío

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La exposición Rojo mexicano: la grana cochinilla en el arte no fue despedida con un maratón de puertas abiertas ininterrum­pidas, como anteriores muestras que entusiasma­ron al público en su último día. Lo que sucedió este fin de semana en el Museo del Palacio de Bellas Artes fue extender el horario de exhibición dominical, para cerrar a las 11 de la noche.

En junio del año pasado, la muestra Picasso y Rivera: conversaci­ones a través del tiempo registró 243 mil 788 visitantes, según cifras oficiales, y cerró con un maratón de visitas que tuvo un flujo ininterrum­pido de 38 horas.

En 2015 fue la primera vez que el museo llevó a cabo los “maratones” para clausurar las muestras que durante su estancia en ese recinto registraro­n gran afluencia, primero con Miguel Angel Buonarroti: un artista entre dos mundos, que convocó 387 mil 169 personas, y después Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza, exhibida del 26 de junio al 23 de agosto de ese mismo año, apreciada por 290 mil 20 espectador­es que en el último día pudieron ingresar al recinto en la madrugada. En esa ocasión, las puertas del museo estuvieron abiertas 72 horas.

La copiosa publicidad que se hizo a Rojo mexicano consiguió que asistieran 204 mil 676 de personas, aunque con visible descenso de público de lunes a viernes. Este fin de semana se vieron largas filas al anunciarse los ya populares maratones.

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