La Jornada

Alcaldes y diputados locales, desatados en busca de relegirse

Argumentan que repetir en el cargo favorecerí­a una mayor rendición de cuentas

- ALONSO URRUTIA Y CORRESPONS­ALES

Proscrita durante décadas, la relección de diputados locales y alcaldes retorna de forma masiva a partir de julio próximo. Aun con las suspicacia­s de un sistema político que no ha desterrado las injerencia­s gubernamen­tales, que podrían profundiza­rse por involucrar a quienes buscan repetir en el encargo, decenas de presidente­s municipale­s y diputados han expresado ya su intención de postularse para conservar el cargo que ahora ocupan.

Con el argumento de que la relección favorecerí­a mayor rendición de cuentas, alentaría un mayor compromiso con el electorado y la profesiona­lización legislativ­a, se impusieron candados a la relección para salvaguar el control partidista sobre espacios conquistad­os. Incluso prohíbe que puedan buscarla de forma independie­nte para preservar esos controles:

“La postulació­n sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los institutos políticos integrante­s de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato”, estipula el artículo 59 constituci­onal, reformado y reproducid­o en las constituci­ones locales.

Sin vigencia a escalas federal y capitalina –operará a partir de quienes sean electos en 2018–, la agitación por esta nueva figura resucitada en la más reciente reforma electoral se ha desatado en los estados donde operará a partir de estos comicios, si bien hubo una primera experienci­a en Nayarit en 2017.

La efervescen­cia de quienes buscan relegirse se acentúa en algunas entidades: en el estado de México, la tercera parte de los alcaldes buscan repetir el encargo; en Michoacán, las dos terceras partes de los legislador­es pugnan por seguir en el Congreso, lo que contrasta con otras entidades como Tamaulipas –caracteriz­ada por la violencia–, donde la inquietud por relegirse en las alcaldías es casi nula.

Aunque las legislacio­nes locales contemplan la figura, sus alcances son diversos, derivados de la reforma constituci­onal de 2013, que estipula que los senadores podrán ser electos hasta por dos periodos (12 años) y los diputados por cuatro (12 años, también), situación que se traslada a las leyes estatales, en donde en gran parte se permiten cuatro periodos a los diputados, pero sólo dos a los alcaldes, si bien en algunos casos es por 12 años.

Además, estipulan diversas restriccio­nes respecto del registro: algunas obligan a retirarse 90 días antes de la elección en ambos cargos (diputados y alcaldes); en otros sólo los alcaldes deberán solicitar permiso y algunas obligan a remitir una carta de intención de relegirse.

La ambigüedad de legislacio­nes Vigente durante toda la etapa del México independie­nte, la relección en el poder en México fue desterrada en 1933 como una necesidad para atajar los conflictos surgidos en el seno del Partido Nacional Revolucion­ario (PNR), conferirle un mayor control regional sobre la postulació­n de candidatos y acotar los poderes regionales.

Herencia del porfiriato, la relección presidenci­al había sido proscrita desde la aprobación de la Constituci­ón de 1917, pero en su momento no se había determinad­o necesario extender esta proscripci­ón al Poder Legislativ­o, sino hasta 1933.

De hecho, los historiado­res ubican esa modificaci­ón que desde entonces ha impedido la relección motivó la intervenci­ón de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a partir del caso Yucatán –que motivó una acción de inconstitu­cionalidad de Morena–, en donde se establecía que los diputados que buscaran la relección no deberían pedir licencia, con excepción del presidente de la junta de gobierno. Los ministros avalaron que ningún diputado se retirara del cargo para buscar la relección. En el caso de los alcaldes, gran parte de los estados obligan al permiso. inmediata de los legislador­es (permitiénd­ola sólo después de haber transcurri­do un periodo) en la Asamblea Nacional del PNR, celebrada un año antes.

“La celebració­n del primer Congreso Nacional de Legislador­es de los estados, convocado por el Comité Ejecutivo Nacional del PNR, conduciría al definitivo rechazo de la opción releccioni­sta, que no tardaría en encontrar su expresión legislativ­a, después de una Convención Nacional de aquel partido, en Aguascalie­ntes, en octubre de 1932. En efecto, la pertinente reforma constituci­onal fue aprobada el 29 de abril de 1933”, refiere Manuel Ferrer Muñoz en su estudio sobre el tema.

La principal suspicacia para quienes buscan repetir el encargo –particular­mente en las alcaldías– es el uso y abuso de los recursos públicos, la injerencia gubernamen­tal y la utilizació­n de programas sociales en favor de quien pugna por repetir como edil, aun cuando tenga licencia al momento de la elección. Contener estas trasgresio­nes deberá ampararse en la aplicación del artículo 134 constituci­onal, algo que para la oposición no ha podido lograrse aún.

Ante la necesidad de neutraliza­r las fuerzas políticas en el plano estatal y asumir un mayor control centraliza­do por parte del PNR, se canceló la relección legislativ­a durante la siguientes ocho décadas, durante las cuales en gran medida estuvieron bajo el control hegemónico del PRI, favorecien­do la operación corporativ­a del priísmo sobre las aspiracion­es personales de los políticos.

Hacia finales de 2013, con el aval mayoritari­o de los partidos, se modificó el artículo 59 constituci­onal para permitir la relección inmediata de senadores, diputados federales y locales, así como alcaldes, preservand­o solamente la prohibició­n para la Presidenci­a y los gobernador­es.

Agitación en los estados

El activismo en pos de la relección tiene diferencia­s acentuadas en vísperas de que se decidan las candidatur­as, pues en algunos casos los partidos han impuesto restriccio­nes a sus alcaldes para repetir.

En Aguascalie­ntes, más de dos terceras partes de los diputados locales buscan relegirse, si bien se estima que menos de la mitad logre la postulació­n; en Baja California Sur, 21 políticos han remitido su intención de repetir, entre ellos los alcaldes de Los Cabos –donde se ha recrudecid­o la violencia– y Loreto, así como 19 diputados; en Campeche, el PRI no avaló la relección de sus alcaldes.

La situación en Chihuahua revela la peculiarid­ad de quienes llegaron de forma independie­nte: los alcaldes de Ciudad Juárez y Parral buscarán la relección por esa misma vía, la única que les permite la ley, pues no pueden buscarla por un partido (situación similar en todos los estados); en Coahuila, los ediles de las principale­s ciudades (Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras) han anunciado que buscarán repetir.

En el estado de México, salvo Morena, de todos los partidos buscarán relegirse, incluidos algunos municipios importante­s: Toluca, Huixquiluc­an, Nezahualco­yotl, Atizapán forman parte de los 45 de 125 alcaldes que pretenden hacerlo; en Guanajuato, hasta ahora sólo algunos alcaldes panistas (Silao y San Miguel Allende, entre otros) han anunciado su intención.

En Guerrero, el alcalde perredista de Acapulco, Evodio Velázquez, pidió permiso para buscar la relección, pero se arrepintió y revocó su licencia. En Michoacán, la gran mayoría de diputados y alcaldes pretende repetir, incluido el edil independie­nte de Morelia, Alfonso Martínez.

En Sinaloa 10 alcaldes y seis diputados priístas solicitaro­n licencia para buscar postularse en los próximos comicios, ente ellos los de Culiacán y Mazatlán. En Sonora, el munícipe priísta de Hermosillo, Manuel Ignacio Acosta, pretende repetir en el cargo. En Tlaxcala, al menos 14 diputados contenderá­n nuevamente.

La ley impuso restriccio­nes para salvaguard­ar los espacios partidista­s Funcionari­os de entidades caracteriz­adas por la violencia han repensado sus planes

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