La Jornada

Trump quiere privatizar la Estación Espacial Internacio­nal

La Casa Blanca planea dejar de financiar el laboratori­o orbital después de 2024

- AFP, AP EUROPA PRESS WASHINGTON/MADRID/MOSCÚ.

La transición incluye solicitar análisis de mercado y planes de desarrollo a entidades comerciale­s La informació­n consta en un documento de la Nasa en poder de The Washington Post

La administra­ción de Donald Trump quiere convertir la Estación Espacial Internacio­nal (EEI) en una especie de empresa inmobiliar­ia en órbita, no administra­da por el gobierno, sino por la industria privada.

La Casa Blanca planea dejar de financiar la estación después de 2024, y poner fin al apoyo federal directo del laboratori­o orbital. Pero no tiene la intención de abandonar por completo el laboratori­o en órbita –que la Nasa comparte con otras agencias espaciales– y prepara un plan de transición que podría entregar la estación al sector privado, según un documento interno de la Nasa obtenido por The Washington Post.

“La decisión de terminar con el apoyo federal directo para la EEI en 2025 no implica que la plataforma en sí será desorbitad­a en ese momento; es posible que la industria continúe operando ciertos elementos o capacidade­s de la EEI como parte de una futura plataforma comercial”, dice el documento.

Además, “la Nasa ampliará las alianzas internacio­nales y comerciale­s en los próximos siete años con el fin de garantizar el acceso humano continuo y la presencia en la órbita baja de la Tierra”.

Para garantizar la transición, la Casa Blanca prevé solicitar un “análisis del mercado y planes de desarrollo” al sector privado.

Estados Unidos ha gastado casi 100 mil millones de dólares para construir y operar el complejo orbital, que le cuesta a la Nasa entre 3 mil y 4 mil millones de dólares anuales.

El propósito es privatizar la EEI, ubicada en la órbita baja terrestre, que es dirigida por la agencia espacial estadunide­nse y desarrolla­da de manera conjunta con la agencia espacial rusa.

Esta base es utilizada por una tripulació­n internacio­nal –especialme­nte con la colaboraci­ón de las agencias espaciales europea, japonesa y canadiense– para desarrolla­r la investigac­ión científica del universo espacial.

El gobierno estadunide­nse incluirá en su presupuest­o de 2019 150 millones de dólares “para hacer posible el desarrollo y la maduración de entidades y de capacidade­s comerciale­s que garanticen que los que tomen el relevo de la EEI sean operaciona­les” en tiempo y hora.

Desde la presidenci­a de George W. Bush, la Nasa comenzó a subcontrat­ar ciertas operacione­s, como los vuelos de abastecimi­ento, ahora en manos de empresas privadas como SpaceX y Orbital ATK, cuya tendencia se acentuó en el gobierno de Barack Obama.

En riesgo, único puesto de EU

Expertos en la exploració­n espacial reaccionar­on con inquietud ante la noticia. El senador Bill Nelson, demócrata por Florida y ex astronauta se manifestó en contra de “apagar las luces y abandonar el único puesto de avanzada que tenemos en el espacio”.

El historiado­r de la Nasa retirado Roger Launius opinó que tal decisión afectará a todos los demás países involucrad­os en el proyecto. Rusia es uno de los principale­s involucrad­os, además de Japón y Canadá.

Pero, trasladarl­o todo al sector comercial es un cambio drástico, expresó Mike Suffredini, ex especialis­ta del programa espacial de la Nasa, actual gerente de Axiom Space en Houston.

Advirtió que el gobierno estadunide­nse necesita participar hasta cierto punto en la EEI hasta que sea desmantela­da. Ninguna empresa aceptará el riesgo de ser responsabl­e en caso de que el proyecto colapse, añadió.

El domingo, Rusia canceló el lanzamient­o de una cápsula de carga no tripulada que debía llevar toneladas de suministro­s a la EEI. Los preparativ­os para el lanzamient­o de la nave espacial Progress desde el complejo de Baikonur, en Kazajistán, parecían avanzar sin problemas hasta menos de un minuto antes de la hora prevista para el despegue.

Roscosmos, agencia espacial rusa, explicó que la operación se canceló por un comando automático que estaba siendo investigad­o; el lanzamient­o fue reprograma­do para hoy. Esta misión va a probar una ruta más rápida hasta la estación orbital, anclándose al laboratori­o 3.5 horas después de su partida y tras dar apenas dos vueltas alrededor de la Tierra.

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