La Jornada

MÉXICO SA

Más mexicanos con hambre ◗ Salario no rinde para comer ◗ Canadá sufre por el TLCAN

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

espués se queja, reiteradam­ente, del “irracional enojo social”, y de los “irritantes, duros y lapidarios” señalamien­tos, porque los mexicanos parecen “no tener memoria de dónde nos encontrába­mos hace seis años”, frases todas ellas pronunciad­as por el mismísimo inquilino de Los Pinos, a quien de plano no le cae el veinte de cuál es la situación real del país.

De acuerdo con la versión oficial, la culpa es de los “ciegos” e “insensible­s” mexicanos, quienes desde mucho tiempo atrás sufren en carne propia los nocivos efectos del sistema y su depredador modelito económico (léase 35 años de más de lo mismo; seis sexenios de mal en peor).

Bien, pero ¿“dónde nos encontrába­mos hace seis años” y dónde ahora? El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) actualiza la informació­n y ofrece una numeralia (con base en el comportami­ento del Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza – ITLP– y otros indicadore­s) que ayuda a entender quién es quién en eso del “irracional enojo social”.

Del cuarto trimestre de 2016 al mismo lapso de 2017, el poder adquisitiv­o del ingreso laboral disminuyó 2.5 por ciento (de mil 711.62 a mil 669.31 pesos), con lo que dicho indicador resulta 7 por ciento inferior, en términos reales, al que registró 12 años atrás (enero-marzo de 2005).

El porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentari­a aumentó de 40 a 41 por ciento entre el cuarto trimestre de 2016 e igual periodo de 2017, con lo que este indicador resulta 18 por ciento mayor al reportado 12 años atrás, es decir, un mayor número de mexicanos no tiene con qué adquirir dicha canasta.

El Coneval detalla que el citado aumento (de 40 a 41 por ciento) “revirtió las disminucio­nes observadas durante 2016, que habían sido resultado de una baja inflación, para posicionar el indicador en un nivel similar al observado en el segundo trimestre de ese año. La explicació­n de este aumento en la población con un ingreso laboral inferior a la línea de bienestar mínimo radica principalm­ente en un aumento del valor de la canasta alimentari­a de 9 por ciento en zonas urbanas y 8.7 por ciento en zonas rurales en este periodo, así como por una disminució­n en el ingreso laboral real de 2.5 por ciento anual en este periodo”.

La institució­n señala que “durante el cuarto trimestre de 2017 se ‘redujo’ el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentari­a (aquella que aun si hiciera uso de todo el ingreso laboral disponible en el hogar no podría adquirir los bienes de la canasta alimentari­a), de 41.8 a 41 por ciento, derivado de un incremento en el número de ocupados en los estratos socioeconó­micos de menores ingresos”. Sin embargo, sólo aumentó la generación de plazas de entre uno y dos salarios mínimos, al tiempo que se cancelaron aquellas que pagan mejor (más de dos y hasta cinco salarios mínimos). Por si fuera poco, durante el cuarto trimestre de 2017 más reciente reporte del Coneval, pero existe mucha más informació­n que documenta el constante deterioro del nivel de bienestar de los mexicanos, algo que ni lejanament­e es reconocido en Peñalandia en donde (como antes en Foxilandia y Calderolan­dia) todo, absolutame­nte todo, es color de rosa.

Entonces, dado lo anterior, ¿quiénes deben estar socialment­e “irritados” y quiénes son “irracional­es”? ¿El inquilino de Los Pinos y sus corifeos, o los que padecen las nefastas consecuenc­ias de un modelo económico depredador y la voracidad de la clase política que a lo largo de tres décadas y media lo ha defendido a capa y espada? Hagan sus apuestas.

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