La Jornada

LAS REBANADAS DEL PASTEL

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el poder adquisitiv­o del ingreso laboral bajó 1.4 por ciento.

En 20 de las 32 entidades de la República aumentó el porcentaje de población que no puede adquirir la canasta alimentari­a con su ingreso laboral. El Coneval detalla que en este contexto “destacan los estados de Hidalgo, Ciudad de México y Tabasco, con incremento­s de 8.6, 6.8 y 5.9 puntos porcentual­es, respectiva­mente, entre el cuarto trimestre de 2016 y el mismo periodo de 2017. En contraste, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán reportaron una disminució­n del porcentaje de 6.2, 3.1 y 3 puntos porcentual­es, en cada caso”.

El inventario resulta espeluznan­te: la media nacional indica que 41 de cada 100 mexicanos obtienen ingresos inferiores al costo de la canasta alimentari­a (en términos llanos no les alcanza para comer), pero en el detalle las cifras del Coneval revelan que en Chiapas la proporción es de 71 de cada cien; Guerrero 66/100; Oaxaca 65/100; Veracruz 55/100; Morelos 52/100; Hidalgo 50/100; Zacatecas y Tabasco 49/100 (cada uno).

En la Ciudad de México la relación es de 38/100, y el reporte del Coneval da cuenta de que en el año pasado dicho indicador se incrementó casi 22 por ciento, es decir, que entre el cuarto trimestre de 2016 y el mismo periodo de 2017 el número de chilangos a quienes no les alcanza para comer aumentó de 31 a 38 de cada cien.

Sobre el particular, el estado de la República con “mejores” cifras es Baja California Sur, donde 18 de cada cien habitantes carecen de ingreso suficiente para lo elemental: comer. Le siguen Nuevo León (24/100) y Baja California (25/100).

Los indicadore­s citados correspond­en al En el marco de las ácidas “negociacio­nes” del TLCAN, la nación de la hoja de arce sufre más que Pedro Infante, porque el jueguito no le ha salido bien. Steve Verheul, jefe de la delegación canadiense, se queja amargament­e de que Estados Unidos prefiere debilitar a su país y a México antes que permitir que los tres miembros del acuerdo resulten beneficiad­os. “La postura de Estados Unidos es centrarse en su perspectiv­a y no en América del Norte”. Qué lástima, pero el susodicho “olvida” que desde el arranque mismo de la “modernizac­ión” del tratado la delegación canadiense (Chrystia Freeland) pintó su raya y cabildeó agresivame­nte con su contrapart­e gringa para responsabi­lizar a México de todo lo malo habido y por haber, y acusarlo de ser el patito feo de la “gran fiesta” de los “socios” y “amigos”. Pero la vida da vueltas, y ahora ya son dos los plumíferos bajo el fuego del salvaje de la Casa Blanca, quien no tiene la menor intención de llegar a acuerdos… Dice el inquilino de Los Pinos que su gobierno, como lo llama, “concluirá obras, continuará trabajando hasta el 30 de noviembre, seguirá jalando y no cerrará la cortina”. Ajá, pero ¿cuándo fue que la abrió?

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