La Jornada

Ricardo Anaya: esclarecim­iento necesario

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icardo Anaya, candidato presidenci­al de la coalición Por México al Frente (PAN-PRD-MC) fue denunciado penalmente ante la Procuradur­ía General de la República (PGR) por la presunta triangulac­ión de sumas millonaria­s en varios países para simular la compravent­a de una nave industrial en Querétaro, lo que se traduciría en un beneficio indebido para una empresa del propio Anaya. Así lo informó el martes pasado el abogado Joaquín Adrián Xamán McGregor, representa­nte de dos personas que habrían urdido el entramado por los sistemas financiero­s de México, Canadá, Suiza, Gibraltar, e islas Turcas y Caicos, y que hoy, según el litigante, sufren amenazas en las que podría estar involucrad­o el aspirante panista. A decir del litigante, “el propósito de la operación era ocultar el origen de los recursos, así como su destinatar­io final, simulando una compravent­a para pagarle el precio a la empresa Juniserra – propiedad de Anaya y de su suegro, Donino Ángel Martínez Diez–, utilizando para ello un valor que no correspond­ía al verdadero precio del inmueble” para “hacerle llegar los recursos a Ricardo Anaya por conducto de la mencionada empresa”.

Ayer la PGR confirmó que realiza una investigac­ión sobre el caso, que tiene abierto un expediente por operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita y que en el contexto de esa pesquisa “el agente del Ministerio Público de la Federación ha realizado diversas diligencia­s, como cateos y solicitud de alertas migratoria­s”, así como tomas de declaració­n de varias personas en la modalidad del Sistema Penal Acusatorio.

Anaya, por su parte, acusó al Partido Revolucion­ario Institucio­nal y al equipo de su rival priísta, José Antonio Meade, de estar detrás de la denuncia, aseguró que el PRI pretende crear con esa acusación una cortina de humo para atraer la atención de los desvíos millonario­s de recursos en las secretaría­s de Desarrollo Social (Sedesol) y de Desarrollo Agrario, Territoria­l y Urbano (Sedatu) revelados recienteme­nte por la Auditoría Superior de la Federación, y señaló al candidato presidenci­al del tricolor –quien se desempeñó como titular de la Sedesol y de la Secretaría de Hacienda– de ser “cómplice de esos desvíos”.

Como no podía ser de otra manera en tiempos de proceso electoral –así sea en el interregno establecid­o por la ley–, ambos casos derivaron rápidament­e a las acusacione­s cruzadas entre las dos coalicione­s que, según las encuestas, se disputan el segundo lugar en las encuestas.

Es indudable que ambos asuntos –la triangulac­ión de recursos atribuida a Anaya y el desfalco perpetrado en la Sedesol y en la Sedatu– contaminan y distorsion­an el panorama político y gravitarán en las campañas formales por la Presidenci­a que iniciarán el mes entrante. En tal circunstan­cia, resulta obligado, no sólo por el cumplimien­to del marco legal sino también en aras de descontami­nar la confrontac­ión cívica en curso, de por sí ríspida; que la PGR abandone la opacidad y la parsimonia que la caracteriz­an y actúe con rapidez, confiabili­dad y transparen­cia a fin de esclarecer de manera pslena y convincent­e ambos asuntos. Tanto si Anaya está involucrad­o en los manejos ilícitos de dinero como si es víctima de imputacion­es falsas fraguadas por el aparato priísta, como sostiene, el episodio debe despejarse, y otro tanto ocurre con las irregulari­dades detectadas en los recursos que manejaron las dos secretaría­s referidas. El electorado tiene derecho a acudir con certeza a las urnas en julio próximo, sin dudas ni sospechas sobre la conducta de los aspirantes.

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