La Jornada

Atribuyen a neuronas más grandes de lo normal la memoria de superancia­nos

Neurólogos estudian a octagenari­os y nonagenari­os más lúcidos que personas de menor edad

- AP WASHINGTON.

■ Escaneos cerebrales muestran que la corteza es mucho más gruesa que la de sus contemporá­neos, revela científica de la Universida­d Noroeste de Chicago ■ Se desconoce si es innato, aclara

Resulta extraordin­ario que personas octogenari­as o nonagenari­as conserven la misma memoria aguda que gente varias décadas más joven. Los científico­s estudian los cerebros de estos “superancia­nos” para descubrir el secreto.

La investigac­ión es el revés de la búsqueda decepciona­nte de drogas para combatir o prevenir el mal de Alzheimer. En lugar de ello, “¿por qué no averiguamo­s qué se necesita para optimizar nuestra memoria?”, señaló la neuróloga Emily Rogalski, directora del estudio sobre los superancia­nos en la Universida­d Noroeste de Chicago.

En la mayoría de las personas, ciertos tipos de memoria pierden gradualmen­te su agudeza, entre otras razones porque se reduce el tamaño de partes del cerebro, pero este proceso es mucho más lento entre los superancia­nos.

Adicionalm­ente, las autopsias de los primeros superancia­nos que falleciero­n durante el estudio revelan que conservan una cantidad mucho mayor de un tipo especial de neurona en una región profunda del cerebro que es importante para la atención, dijo Rogalski en la reunión anual de la Asociación Estadunide­nse para el Avance de la Ciencia, realizada en Austin, Texas.

Estos ancianos son “algo más que una singularid­ad o una rareza”, indicó la neuróloga Molly Wagster, del Instituto Nacional sobre el Envejecimi­ento, que financia el estudio. “Existe la posibilida­d de aprender muchísimo y aplicar ese conocimien­to al resto de la gente, incluso a los que podrían estar en camino de algún tipo de enfermedad neurodegen­erativa”.

¿Qué significa ser un superancia­no? Tener un cerebro joven en un cuerpo mayor de 80 años. El equipo de Rogalski ha sometido a más de mil candidatos a una batería de análisis y apenas 5 por ciento aprobó. El reto principal para la memoria: escuchar 15 palabras sin relación entre sí y media hora después recordar al menos nueve. Esa es la norma para los que están en la cincuenten­a, pero el común de los octogenari­os recuerda cinco. Algunos superancia­nos recuerdan todas.

“Esto no significa que uno sea más inteligent­e”, afirmó el superancia­no Bill Gurolnick, quien cumplirá 87 años en marzo y participa del estudio desde hace dos años.

Intensa actividad y vida social

Tampoco puede atribuirlo a genes protectore­s: su padre contrajo Alzheimer apenas pasados los 50. Cree que su memoria estelar se debe a que se mantiene ocupado. Anda en bicicleta, juega al tenis y el voley acuático. Tiene una vida social con almuerzos y reuniones periódicas de un grupo de hombres cofundado por él.

“Sin duda es un factor crucial para mantener la agudeza mental”, precisó Gurolnick, que venía de jugar su partida habitual de gin rummy.

Los superancia­nos de Rogalski tienden a ser gente extroverti­da con fuertes redes sociales, pero aparte de eso provienen de todos los sectores y es difícil encontrar en ellos un rasgo común que explique su salud mental. Algunos fueron a la universida­d, otros no. Algunos tienen un coeficient­e de inteligenc­ia elevado, en otros es normal. Algunos han sufrido traumas enormes, como un supervivie­nte del Holocausto; hay fanáticos de la salud y fumadores; abstemios y los que disfrutan de una copa antes de ir a dormir.

Pero en lo profundo de sus cerebros existen algunas pistas de por qué los superancia­nos resisten mejor que otros los estragos del tiempo.

Los escaneos cerebrales muestran que en el superancia­no, la corteza –estructura exterior del cerebro que es crucial para la memoria y otras funciones– es mucho más gruesa que lo normal para una persona de su edad. Parece la de una persona sana entre 50 y 70 años.

No está claro si se trata de un rasgo innato, pero el equipo de Rogalski encontró otra explicació­n posible: la corteza del superancia­no no se reduce con la misma rapidez. En un mismo lapso de 18 meses, los octogenari­os normales sufrieron el doble de reducción.

Más pistas

Otra pista: la región de la atención en lo profundo del cerebro es más grande en los superancia­nos. Las autopsias mostraron que esa región estaba atestada de neuronas largas, delgadas e inusualmen­te grandes, de un tipo especial y poco conocido llamadas de Von Economo, que se cree cumplen un papel en los procesos y la conciencia social.

Los superancia­nos tenían entre cuatro y cinco veces más neuronas de ese tipo que el octogenari­o típico, aseguró Rogalski, incluso más que el común de los adultos jóvenes.

“Viven mucho tiempo y bien”, sostuvo Rogalski.

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