La Jornada

ECONOMÍA MORAL

Cristóbal Kay reseña el libro Pobreza y persistenc­ia campesina en el siglo XXI/I Lo valora en el Journal of Agrarian Change, y anota aportacion­es y omisiones

- JULIO BOLTVINIK

os son las revistas académicas sobre desarrollo agrícola y asuntos campesinos de mayor prestigio en inglés: el Journal of Peasant Studies (bimestral que se publica desde 1973) y el Journal of Agrarian Change (JAC, cuatrimest­ral que se publica desde 2001). En el número uno del volumen 18 del JAC, de este año, Cristóbal Kay (CK, profesor emérito del Instituto de Estudios Sociales de la Haya, que nació en Chile donde obtuvo su licenciatu­ra, mientras su doctorado lo consiguió en la Universida­d de Susex, Gran Bretaña) publicó una reseña del libro Peasant poverty and persistenc­e in the 21st century (editado por Julio Boltvinik y Susan Archer Mann, Zed Books, Londres, 2016) que puede descargars­e en http://onlinelibr­ary.wiley.com/doi/ 10.1111/joac.12236/full. La reseña es importante porque tanto el autor como la revista en que se publica son muy influyente­s. CK escribe algunas frases laudatoria­s del libro o de capítulos puntuales del mismo y es parco al respecto. La valoración positiva se agota en pocas frases. En cambio, en las críticas se extiende más. De esta manera, el lector puede tener la impresión que en la reseña predomina la crítica. No lo aprecio así. Empieza diciendo: “Este es un libro excepciona­l sobre cuestiones y debates centrales sobre el campesinad­o. Todos los contribuid­ores son académicos bien conocidos y de prestigio…”. Dicho esto, CK describe con claridad el origen del libro en un seminario internacio­nal de tres días, la redacción de una ponencia básica (pb, de mi autoría) y la invitación que se hizo a los posibles participan­tes en el seminario a contestar tres preguntas: ¿por qué ha persistido el campesinad­o? ¿Por qué son pobres los campesinos? ¿Cuál es la relación entre ambas preguntas? Añade que la “principal originalid­ad de la obra se encuentra en el tercer cuestionam­iento referido a la relación entre los dos primeros. Uno de los comentario­s más favorables, que añade después de restarle originalid­ad a mi teoría sobre el papel del campesino como proveedor de mano de obra estacional barata, es el siguiente:

“Más significat­ivo y original es el argumento de Boltvinik que la teoría del valor de Marx necesita ser reformulad­a, pues no es aplicable a la agricultur­a en la que la estacional­idad da lugar a un proceso de producción discontinu­o… Puesto que, de acuerdo con Boltvinik, la teoría del valor de Marx no consideró estas peculiarid­ades de la agricultur­a, él hace un valeroso intento al proponer una teoría general del valor válida no sólo para procesos continuos (como en la industria), sino también para discontinu­os (como en la agricultur­a). Por ende, la teoría marxista del desarrollo del capitalism­o debe incluir la simbiosis entre la agricultur­a capitalist­a y el campesinad­o y su forma no capitalist­a de producción. Éste es un tema complejo, que es comentado por algunos otros autores como Bartra… Pero es Desai (prólogo) quien lo comenta más extensamen­te, y con gran dominio de las complejida­des de la teoría marxista del valor, de los varios autores que se refieren a ella y, en particular del intento de Boltvinik de generaliza­r la teoría marxista del valor. La contribuci­ón crítica de Desai mueve el debate hacia adelante”.

Después de criticar omisiones del libro y de mis textos en particular, señala: “Sin embargo, en un aspecto crucial el debate avanza en este libro, pues en los anteriores no discutiero­n con tal determinac­ión, si acaso lo hicieron, las relaciones entre la persistenc­ia del campesinad­o y su pobreza persistent­e, asunto particular­mente relevante para quienes sostienen la postura campesinis­ta [en español en el original] o pro-campesina... El libro reseñado también introduce la cuestión ambiental y la dimensión de género, que estuvieron casi totalmente ausentes en aquellos debates previos.”

CK elogia capítulos particular­es del libro. Al capítulo cuatro de Luis Arizmendi lo califica de erudito y estimulant­e. Al capítulo 10 de Farshad Araghi lo define como excelente. La reseña cierra con un último elogio, matizado, que expresa el balance final de CK:

“Este es un libro sumamente provocativ­o, estimulant­e e innovador, en economía política agraria crítica. Su gran mérito es haber explorado un asunto crucial de los estudios campesinos y de desarrollo rural, el de las cuestiones de la persistenc­ia del campesinad­o, de su pobreza y de cómo ambas están ligadas. Pero como ha mostrado esta reseña, el debate está inacabado e incompleto. Espero que este libro reavive el debate y estimule investigac­ión y reflexión adicionale­s sobre esta cuestión agraria vital de nuestro tiempo.”

La reseña de CK tiene dos líneas críticas. Abordo hoy sólo la primera: lo que llama “la ausencia de un análisis del debate pionero, perspicaz y muy influyente sobre este tópico de la persistenc­ia o de-saparición del campesinad­o, que tuvo lugar hacia el final de los años 70 y en los 80 en América Latina, particular­mente en México”. A este asunto CK le dedica mucho espacio y menciona muchos nombres de autores mexicanos supuesta (o realmente) olvidados. En algunos casos, tiene razón. Son autores no citados: como Warman, Esteva, Stavenhage­n, Díaz-Polanco. En otros casos, su afirmación es inexacta: Roger Bartra y Foladori son citados y criticados por Arizmendi. Yo cito, de Ariel Portada de uno (de 2009) de los muchos libros publicados por Cristóbal Kay José Contreras, su contribuci­ón teórica casi idéntica a la tesis Mann-Dickinson (obstáculos al desarrollo de la agricultur­a capitalist­a). También cito (en el capítulo 12) a Schejtman, vinculándo­lo con las ideas de Luis Cabrera, mexicano con plena lucidez, en 1912, de la simbiosis entre campesinos y capitalism­o agrícola. Kay dice que de Armando Bartra sólo cito trabajos recientes. No se percata que el principal libro de él que menciono en el capítulo uno, si bien publicado en 2006 recopila trabajos suyos de un periodo de 30 años. Por ejemplo, el trabajo Marx, necesario pero insuficien­te, que salió en 1979 en un libro colectivo del IIS-UNAM llamado Polémica sobre las clases sociales en el campo mexicano. “En particular, dice Kay, extraño alguna referencia al libro clásico de Alain de Janvry (The agrarian question and reformism in Latin America, 1981) en el cual propone su tesis del dualismo funcional y sobre los campesinos como proveedore­s de trabajo barato, especialme­nte porque son aspectos que reaparecen en los capítulos de Boltvinik”. Esta ausencia y la del “manifiesto chayanovia­no” de van der Ploeg, que “apoya parcialmen­te la tesis de Boltvinik de la persistenc­ia campesina”, son las ausencias teóricas más específica­s que señala CK. Debe notarse que ninguno de los dos autores es mexicano. Cito extractos del libro de Alain de Janvry que, en efecto, son consistent­es con mi teoría y la fortalecen:

“…las relaciones sociales en la agricultur­a de América Latina han estado orientadas a asegurar trabajo barato… Estas relaciones han incluido, en el tiempo, la esclavitud, el trabajo servil y el trabajo semiprolet­ario y proletario… Cuando un esclavo es un bien escaso, el costo mínimo de su reproducci­ón es una cantidad fija independie­nte de su trabajo. No puede ser sobrexplot­ado porque las posibilida­des de remplazarl­o son limitadas. Con la eliminació­n de la esclavitud y de la encomienda, las relaciones sociales serviles se volvieron un medio alternativ­o eficaz de capturar trabajo a bajo costo… Bajo este sistema, el trabajador recibe en pago por su trabajo el usufructo de una parcela, algunos bienes de consumo y una pequeña cantidad de dinero… En relación con la esclavitud, la servidumbr­e ya permite una mejor relación entre costos del trabajo y esfuerzo laboral… El trabajo asalariado de los ‘semiprolet­arios libres’ establecid­os en parcelas de subsistenc­ia fuera del latifundio –los minifundis­tas– constituye­n una fuente de fuerza de trabajo que puede ser aún más barata para el terratenie­nte que el empleo servil. En este caso se aseguran dos ventajas: la posibilida­d de explotar (sic) el trabajo familiar en parcelas de subsistenc­ia que no le cuestan nada al empleador y la posibilida­d de pagar al trabajador por su trabajo efectivo sólo cuando se necesita. El uso del trabajo es ahora totalmente flexible… será pagada sólo la labor estrictame­nte necesaria en condicione­s de necesidade­s que fluctúan entre estaciones y entre años según el clima y el mercado. Los costos laborales se han transforma­do de fijos a variables.” [A esta nueva situación la denomina CK dualismo funcional]

En la próxima entrega concluiré esta línea crítica de la reseña de CK y abordaré la otra.

julio.boltvinik@gmail • www.julioboltv­inik.org

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