La Jornada

Anaya, lento de reflejos ante acusacione­s de lavado de dinero, considera Alcántara Soria

Debe ponerse a disposició­n de la PGR; a la basura, cultura democrátic­a del PAN

- CLAUDIA HERRERA BELTRÁN

Subprocura­dor de la Procuradur­ía General de la República (PGR) en el gobierno de Felipe Calderón, Juan Miguel Alcántara Soria –quien tuvo una larga trayectori­a en el Partido Acción Nacional (PAN)– considera que Ricardo Anaya se ha mostrado lento de reflejos para hacer un control de daños en relación con los señalamien­tos de lavado de dinero que hay en su contra. “Debe de ponerse a disposició­n de la PGR para aclarar cualquier línea de investigac­ión que tenga abierta”, señala.

También advierte que la militancia panista “está marginada, despreciad­a y resentida”, porque existe un solo centro de definición de candidatur­as, que son “Anaya junto con Santiago Creel, Damián Zepeda y Marko Cortés”, lo que va a provocar que muchos hagan campaña de brazos caídos o se vayan a otros partidos políticos.

Dos veces diputado federal, el abogado guanajuate­nse sostiene que en este proceso se tiró a la basura la cultura democrátic­a del PAN. Aún así, cree que tienen oportunida­d de ganar la elección presidenci­al, porque José Antonio Meade es un “buen gerente, pero no candidato presidenci­al”, y Andrés Manuel López Obrador genera desconfian­za.

Sobre el silencio de Anaya en torno a las imputacion­es que se le hacen de lavado de dinero, indica que tanto el candidato de la coalición Por México al Frente como la PGR deben dar explicacio­nes para evitar lecturas que, aun de buena fe, pueden ser incorrecta­s.

“La PGR ha evidenciad­o en este sexenio que es manipulada desde el propio presidente Enrique Peña Nieto para ser usada en contiendas electorale­s a fin de desprestig­iar adversario­s que luego, con los efectos perversos logrados, se aclara que no hay ningún delito que perseguir, como fue el caso de Josefina Vázquez Mota en el estado de México.”

En cuanto a Anaya, recuerda que “de tiempo atrás Javier Corral, en la campaña por la presidenci­a del partido, señaló que tenía cuestionam­ientos muy serios por miembros del PAN en Querétaro de cuando fue secretario particular del gobernador Francisco Garrido, sobre el manejo de un fondo en temas de desarrollo social de miles de millones de pesos que nunca fue suficiente­mente aclarado. También está la imputación de terrenos adquiridos alrededor del Centro de las Artes del estado y otras situacione­s. Pero quizá por soberbia Anaya siempre las ha despreciad­o y pateado hacia adelante”.

Es probable, añade, que Creel le haya recomendad­o cautela, pero las circunstan­cias del proceso electoral federal actual llevarían a mostrar mejores reflejos para tratar de tener un control de daños mucho más oportuno.

Afirma que el candidato presidenci­al panista es un hombre inteligent­e, pero su problema es “la falta de brújula ética y que la gente como él tiene la perspectiv­a de la soberbia, de la intoleranc­ia y de la incapacida­d para bajarse y buscar acuerdos”.

Alcántara Soria se afilió a Acción Nacional al cumplir los 18 años de edad, en 1973, pero actualment­e su estatus es de simpatizan­te, ya que tras renunciar en 2000 no ha podido reincorpor­arse, porque –asegura– hay un férreo control del padrón de militantes.

Su conclusión sobre la elección de Anaya como candidato presidenci­al es que “por primera vez el PAN tira a la basura su cultura democrátic­a, que exigía primero definir una plataforma política con la cual acudir al electorado y sólo en un segundo momento se ponían reglas claras y parejas para todos. Aquí sí hubo interesado­s, como Margarita Zavala, Ernesto Ruffo o Rafael Moreno Valle. Pero les provocó la salida del partido, los arrinconó o los coptó”.

Desde su perspectiv­a, esta operación antidemocr­ática provocará en la militancia desencanto y confusión, que ya existe por la alianza con el Partido de la Revolución Democrátic­a y Movimiento Ciudadano, aunque la cúpula diga que las diferencia­s ideológica­s no importan a la hora de combatir los grandes problemas del país, como son la corrupción o la pobreza.

Sin embargo, pase lo que pase en la elección, cree que muchos panistas van a buscar refundar el blanquiazu­l desde adentro, intentarán crear otro partido o lo darán por perdido. nrique Ochoa, jefe del PRI, hizo un chiste infortunad­o sobre los priístas que se han pasado a Morena, a los que llamó PRIetos. Su comentario despertó una oleada de críticas que por poco lo ahogan. Hace 20 años, probableme­nte, su juego de palabras hubiera pasado desapercib­ido. Unos cuantos críticos veíamos el racismo en México no sólo como obvio, sino como nuestro mayor problema. José Iturriaga, Agustín Basave, yo mismo y un puñado de articulist­as y escritores insistimos durante años en el tema.

Hoy las cosas son distintas, parece que despertamo­s a una conscienci­a que denuncia y describe la brutal discrimina­ción que en México sufre la gente morena. Pedro Salmerón publicó Falsificad­ores de la historia: difusores del racismo y otros extremos de los comunicado­res en México (2014); Federico Navarrete ha publicado México racista, una denuncia (2016) y El alfabeto del racismo mexicano (2017); así como Joaquín Careaga, El racismo en la sociedad mexicana (2015). Se montó la excelente exposición Encara el racismo, en el Museo de la Ciudad de México (2016). Estos trabajos han tenido repercusió­n. En junio de 2017 el Inegi publicó un estudio acerca de la movilidad social; al examinar las condicione­s para el desarrollo de las personas mencionaro­n, entre otras, el color de la piel. Con base en una escala cromática de 11 tonalidade­s de piel se percibe que las personas de piel más oscura tienen menores oportunida­des. Los “blancos” tienen mayores oportunida­des educativas y profesiona­les. El director del organismo fue acusado de racista al publicar esta encuesta, pero con sensatez respondió: “el racismo es una triste realidad en México”. El tema llegó a la prensa internacio­nal (El País, 2018). “El racismo es una estructura narrativa de verdad y de poder que, por origen étnico y rasgos aparentes, elimina a grupos enteros de posibilida­des de equidad, justicia y libertad… México es una nación racista porque los privilegio­s y el poder están prohibidos a los ‘prietos’”, afirmó Fabrizio Mejía (Proceso, 2018).

El asunto tiene repercusió­n política, ha sido utilizado subliminal­mente en las grandes campañas contra AMLO. Nadie quiere una guerra de castas, pero tenemos que reconocer el dominio de los “blancos” sobre el resto de la sociedad. Hay preocupaci­ón de que la violencia racial pueda aflorar en México, pero puede prevenirse por la conciencia. Debe reconocers­e que 85 por ciento, la mayoría mestiza, está dominada y discrimina­da, y que se somete con resentimie­nto. Poco a poco este racismo será aceptado como un hecho indiscutib­le y entonces podremos plantearno­s soluciones.

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Entre militantes panistas existe desencanto y confusión por métodos antidemocr­áticos y alianza con PRD y MC, evalúa Juan Miguel Alcántara Soria; en la imagen, protestas en el blanquiazu­l ■ Foto Roberto García
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