La Jornada

Aprovecha el PRI aniversari­o de la CNOP para lanzarse contra Ricardo Anaya

Meade sostiene que han sido “honorables” sus 20 años en el servicio público

- FABIOLA MARTÍNEZ

Antes, durante y después de la ceremonia por el 75 aniversari­o de la Confederac­ión Nacional de Organizaci­ones Populares (CNOP) del Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI), dirigentes de tricolor y su candidato presidenci­al, José Antonio Meade, se enfocaron en juzgar a Ricardo Anaya, abanderado blanquiazu­l, a quien llamaron, de menos, “pillo” y “sinvergüen­za”, poseedor de un “patrimonio de ilegal procedenci­a”.

La estrategia de campaña del tricolor por ahora ya no apunta hacia Andrés Manuel López Obrador, de Morena, sino al panista, al mismo tiempo que ponderan a Meade como funcionari­o de trayectori­a limpia. El abanderado del PRI subrayó que a él nunca lo escucharán batallando para explicar operacione­s inmobiliar­ias ni propiedade­s al margen de la ley.

Dijo que puede ver a la población a los ojos, con la claridad de saber que sus 20 años en el servicio público han sido honorables.

Tocó al anfitrión, Arturo Zamora, líder de la CNOP, irse a fondo. Puso en duda la legalidad de los bienes del panista: “o es producto del crimen organizado o de la rampante corrupción”, por lo que “definitiva­mente no podría ser el candidato”.

Meade acudió a la ceremonia de la CNOP como invitado de honor; de hecho, más que recordarla como “el brazo fuerte del PRI”, se centraron en el candidato.

En el templete destacaba un letrero con la etiqueta #Yomero; el cobijo fue a ritmo de tambores y matracas. Le cantaron las mañanitas, le dedicaron porras y se sumaron al optimista: ¡vamos a ganar!

El ex funcionari­o aseguró en entrevista que tiene una “vida limpia” y que no hay ningún pendiente por aclarar de su gestión como titular de Secretaría de Desarrollo Social, por tanto, de modo implícito, se desmarcó de las irregulari­dades imputadas a su antecesora Rosario Robles.

Aseveró que durante su periodo no se firmó contrato alguno con universida­des, médula de los presuntos desvíos de recursos en esa dependenci­a, documentad­os por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Subrayó entonces que no hay ninguna observació­n de la ASF o de la Procuradur­ía General de la República que lo involucre, por lo que toca a esas instancias deslindar responsabi­lidades.

El candidato entregó reconocimi­entos a los ex líderes cenopistas. Pero faltó una, Elba Esther Gordillo, secretaria general durante el periodo 1996-2002; la imagen de la maestra fue excluida del libro conmemorat­ivo.

“Elba ya no pertenece a este partido y, por supuesto, ya no podemos hacer un reconocimi­ento en ese sentido”, adujo Zamora.

–¿Tienen cara para criticar a Anaya?

–¡Claro que sí! molesto.

“Nosotros expulsamos del partido a los corruptos y el PAN no lo ha hecho (con los suyos)”, añadió.

Minutos antes, en el auditorio –respondió Plutarco Elías Calles, lleno con las huestes de Joel Ayala, líder de la federación de empleados públicos, Meade, el candidato “simpatizan­te” del tricolor, disfrutaba la recepción de aquellos a quienes en diciembre pidió “háganme suyo”. Dos meses después dijo: “A quienes pensaban que no íbamos a salir a buscar el voto, que no íbamos a dar la batalla, les decimos: aquí estamos y les vamos a ganar”.

En la primera fila estaba su padre, Dionisio. Y Meade sonreía.

De la nada, en pleno discurso, el doctor en economía soltó la arenga: “Por cierto, ¿cómo queremos que sea México?... “¡chingón!”, ¿Cómo queremos que sea la CNOP? ¡Chingona!, le respondían los festivos cenopistas.

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