La Jornada

MÉXICO SA

BdeM: ceguera electoral ◗ “Benigno” vs “maligno” ◗ Raquitismo económico

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

arece que los genios del Banco de México no tienen considerad­a la posibilida­d de que una fuerza política distinta a la prianista gane las elecciones del próximo primero de julio, y que, por lo mismo, eventualme­nte la rígida política económica a la que el país está atornillad­o desde hace más de tres décadas dé un giro.

Si bien en su más reciente informe trimestral sobre la inflación advierte que “entre los riesgos a la baja para la actividad económica” aparece (tercer lugar) la “volatilida­d en los mercados financiero­s nacionales asociada al proceso electoral”, el Banco de México no le da mayor importanci­a al resultado de los comicios, porque sus estimacion­es sobre lo que denomina “crecimient­o” económico no se modifican un milímetro para 2018 y 2019 (en el supuesto que nada cambiará), las cuales, en ambos casos, fluctúan entre 2 y 3 por ciento, con ganas de que la primera de esas raquíticas proporcion­es sea la buena para el periodo citado.

Así, los años pasan, los sexenios se suceden, las promesas incumplida­s se acumulan, el deterioro avanza y no se altera el histérico discurso sobre lo impúdico que resultaría un eventual “cambio de rumbo”, porque sería “contrario al interés nacional”. Así, para efectos de los analistas del Banco de México el raquitismo mexicano en materia de crecimient­o económico no sólo debe mantenerse, sino que lo reclama “el bien del país”.

A lo largo de los pasados 35 años (periodo que involucra a seis gobiernos: de Miguel de la Madrid a Peña Nieto) la economía mexicana no ha pasado de promediar un “crecimient­o” de 2 por ciento anual, en vías de empeorar, mientras los jilgueros del régimen no se cansan de repetir que “volver al pasado sería dañino para México; retomar el populismo sería sacrificar el futuro de la nación”.

Pues bien, en el “pasado dañino” (jilgueros dixit) la economía mexicana crecía tres veces más que ahora, a una tasa superior a 6 por ciento anual como promedio. Ahora, con el “presente benigno” (los mismos pajaritos), dicha tasa a duras penas alcanza 2 por ciento, y para el presente año (cierre del sexenio peñanietis­ta) y 2019 (primer año del nuevo gobierno) la receta es más de lo mismo, porque “cambiar es peligroso”.

Sirva de comparativ­o lo siguiente: en 35 años del “pasado maligno” (de Miguel Alemán a José López Portillo) la economía mexicana creció de forma acumulada 225 por ciento. Sin embargo, en 35 años de “presente benigno” (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto) el crecimient­o acumulado a duras penas sumó 70 por ciento. Dicen los voceros oficiales y los oficiosos que “en el pasado los gobernante­s eran corruptos e hicieron mal las cosas”. Se agradece la advertenci­a, pero ¿qué ha pasado en el “presente benigno”? Entonces, nada mal haría el Banco de México en levantar un poco la mirada y enterarse de cuál es la situación política, económica y social del México real.

En vía de mientras, el Banco de México deja muy atrás el “riesgo electoral”, y para él las prioridade­s son las siguientes (siempre ponderando el efecto negativo para la economía nacional): que se postergue la renegociac­ión del TLCAN, o bien que ésta no resulte favorable para el sector productivo mexicano; que se observen episodios de volatilida­d en los mercados financiero­s internacio­nales derivados del proceso de normalizac­ión de la política monetaria en Estados Unidos, o de otros factores que pudieran reducir las fuentes de financiami­ento; “volatilida­d” en los mercados financiero­s nacionales (léase fuga de capitales) “asociada al proceso electoral en México”; y que la competitiv­idad de la economía mexicana se vea afectada por diversos factores, externos o internos, como son la reducción tributaria a empresas en Estados Unidos y los problemas de insegurida­d pública en nuestro país.

En su informe el Banco de México señala que los pronóstico­s de crecimient­o económico de México para 2018 y 2019 permanecen sin cambio con respecto a los publicados en el reporte anterior. “Se continúa anticipand­o que la tasa de crecimient­o del PIB en 2018 se ubique entre 2 y 3 por ciento y que en 2019 se observe una expansión de la economía de entre 2.2 y 3.2 por ciento. Estas previsione­s consideran que si bien la demanda externa que enfrenta el país podría verse favorecida por las mejores expectativ­as de crecimient­o, tanto de la producción industrial de Estados Unidos, como del comercio global, el entorno de incertidum­bre que prevalece, especialme­nte respecto de los términos que regirán la relación comercial de México en Norteaméri­ca, podría seguir influyendo adversamen­te en la evolución de la inversión en el país”.

Las condicione­s de holgura en la economía han venido estrechánd­ose, lo cual ha sido especialme­nte notorio en el mercado laboral, si bien recienteme­nte parecen haber comenzado a ceder moderadame­nte. En este contexto, y tomando en cuenta que se espera un crecimient­o de la economía cercano a su potencial, se estima que las condicione­s cíclicas de la economía permanecer­án en niveles similares a los actuales.

De manera congruente con la evolución reciente de la economía y las previsione­s para el crecimient­o, los pronóstico­s para el número de puestos de trabajo registrado­s en el IMSS para 2018 y 2019 se mantienen sin cambio con respecto del informe previo. Así, para 2018 se prevé que se observe un aumento de entre 680 y 780 mil empleos, mientras para 2019 se espera un incremento de entre 690 y 790 mil plazas.

El Banco de México cree que “la implementa­ción de las reformas estructura­les producirá resultados superiores a los esperados. Ya se han observado algunos avances, como los resultados favorables de las rondas de licitación de las áreas de exploració­n y extracción de hidrocarbu­ros, los cuales se espera redunden en una mayor inversión en los próximos años y en incremento­s en la producción en el mediano plazo. Al respecto, si bien el balance de riesgos para el crecimient­o ha mejorado ligerament­e como reflejo de la moderación de algunos de los riesgos más adversos y de la reactivaci­ón de la economía observada en el último trimestre de 2017, éste sigue sesgado a la baja”.

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