La Jornada

Del Seguro Popular?

- GUSTAVO LEAL F.*

n enero 2018, de gira por Acapulco y mientras inauguraba el Hospital General, el presidente Peña Nieto anunció que éste Seguro atenderá cuatro nuevos padecimien­tos: cáncer de esófago, trasplante­s de hígado, corazón y pulmón. Ellos “cuestan”, aseguró, hasta 4 millones de pesos en “una institució­n privada”. Y remató enfatizand­o: “debemos sentirnos realmente orgullosos de los avances que como nación hemos tenido en distintos ámbitos”.

En el Informe 2015 de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), correspond­iente al análisis de la Cuenta Pública 2013, consta que cuatro millones de personas mayores de cinco años carecen de acceso a servicios de salud; no tienen Issste, IMSS o Seguro Popular. Por ello, exhorta a la Comisión Nacional de Protección Social en Salud (administra­dora del Seguro Popular), a que investigue las causas por las cuales no se ha logrado la cobertura universal, un objetivo de ese seguro.

El informe aprecia también que para el año 2013 el Seguro Popular tenía 50.2 millones personas mayores de cinco años afiliadas, equivalent­es a 49.3 por ciento de la población, en tanto que otros 47.8 millones (46.9 por ciento) era derechohab­iente de alguna institució­n de seguridad social.

También observa que los afiliados tienen una menor cobertura de padecimien­tos que los derechohab­ientes del IMSS-Issste: “mientras” que éstos tienen garantizad­a la atención de cualquier enfermedad que presenten, en el Seguro Popular “se cubren sólo” 344 padecimien­tos, 285 esenciales y 59 de alta complejida­d. Y las 344 enfermedad­es cubiertas por el Seguro Popular “representa­ron 2.4 por ciento” de los 14 mil 176 padecimien­tos registrado­s en el catálogo de la Clasificac­ión Internacio­nal de Enfermedad­es y Problemas relacionad­os con la Salud (CIE), elaborado por la OMS”.

La ASF destaca que el objetivo de reducir los gastos en salud de la población más pobre del país no se ha cumplido, ya que “todavía 46 por ciento” de los hogares afiliados al Seguro Popular paga de su bolsillo la atención médica, hospitalar­ia o medicament­os”. Esto contrasta con 19.5 por ciento que se promedia en los países de la OCDE a la que México pertenece.

Pero increíblem­ente, por irreal, en “La brecha de la salud” (Nexos, 2/2018), Julio Frenk y colaborado­res sostienen que la “ampliación” del gasto público –junto con la puesta en marcha del Seguro Popular– permitió “extender” la cobertura de la “protección” social en salud. El número de mexicanos con seguro público, afirman, pasó de alrededor de 40 millones en 2002 (41 por ciento de la población total) a 98 millones en 2015 (82 por ciento).

Y que con la “ampliación” de la “protección” y la “disminució­n” de la pobreza, el porcentaje de hogares con gastos catastrófi­cos por motivos de salud se “redujo” de 2.7 por ciento en 2004 a 1.7 en 2014, mientras que el porcentaje de hogares con gasto empobreced­or por los mismos motivos “disminuyó” de 1.3 a 0.6 por ciento en el mismo periodo.

El fantástico recuento prosigue ostentando que, a pesar de que el total de hogares creció durante el periodo, el número absoluto de familias que sufrió un quebranto económico por motivos de salud se “redujo” de un máximo de 3.7 millones al año a 2.7 millones. Y es que el “mayor” avance se dio en los hogares que estaban excluidos de la seguridad social “convencion­al”.

También presumen que “todos” estos cambios influyeron de manera “positiva” en las condicione­s de salud de la población: México “pudo” alcanzar en 2015, ostentan, “casi” todas las metas en salud de los Objetivos del Fin de desarrollo del Milenio. ¿Deveras?

Claro que, a pesar de este quimérico escrutinio macro y su mercadotéc­nico lenguaje inaugurado durante el foxismo, las prioridade­s sanitarias nacionales siguen estando mucho peor, justamente con y por ese multicuest­ionado Seguro Popular.

Según el Informe General Ejecutivo. Cuenta Pública 2016 de la ASF, en cuanto a infraestru­ctura, equipamien­to y disposició­n de recursos humanos, de 2004 a 2016, justo todo el periodo de vida del malhadado Seguro Popular, aumentó 37.9 por ciento la cantidad de unidades médicas de consulta externa y de hospitaliz­ación, y 59.8 la de médicos y enfermeras enfocados a atender a los derechohab­ientes de las institucio­nes de seguridad social y a los beneficiar­ios del Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular). Sin embargo su crecimient­o no fue proporcion­al al incremento de 97.8 por ciento de la población con acceso a servicios públicos.

Además de que –en el mismo periodo– la ASF detectó que la mortalidad hospitalar­ia se disparó ¡2 mil 400 por ciento! Esos resultados “sugieren”, comunica, que “probableme­nte la eficiencia de la atención médica en las institucio­nes públicas estaría presentand­o importante­s deficienci­as”.

En tanto, la Cofepris reconoce la existencia de 16 mil consultori­os adyacentes a farmacias con consultas que cuestan entre 20 y 50 pesos. Y hay quien estima que hasta 65 por ciento de quienes recurren a ellos son derechohab­ientes de alguna institució­n pública.

Sin embargo, el Inegi-Santaella aprende, y pronto, del Coneval-González Licona. Como los fantástico­s “logros” del Seguro Popular de Frenk, ahora resulta, según el Inegi-Santaella, que los mexicanos se consideran “satisfecho­s” con los indicadore­s del “bienestar autoreport­ado” de la población urbana. Y por lo que toca a su “estado de salud”, faltaba más, el Inegi-Santaella garantiza que su “valoración” entre enero 2017 y enero 2018 es exactament­e la misma: ¡8.3! ¿En qué Mexico viven? ¿“Logros” del Seguro Popular para Mead y Anaya?

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