La Jornada

APUNTES POSTSOVIÉT­ICOS

Todo listo

- JUAN PABLO DUCH

poco más de una semana de los comicios presidenci­ales en Rusia, todo está listo para la relección del titular del Kremlin, Vladimir Putin, y sólo queda por saber –si es que pudiera haber otra incógnita en este proceso diseñado para asegurar la continuida­d de la élite gobernante– cuál será la asistencia a las urnas.

De ello depende la legitimida­d del triunfo de Putin, al margen de que se da por hecho que sacará no menos de 70 por ciento de los votos. Pero no es igual ser relecto, digamos, con el respaldo mayoritari­o de 20 por ciento del padrón, que hacerlo con más de la mitad de los sufragios de los ciudadanos con derecho al voto.

En este sentido, los operadores políticos de Putin pretenden alcanzar –al precio que sea, con ajustes de resultados y otros artilugios si fuera necesario– la meta de un mínimo de 70 por ciento de participac­ión con igual porcentaje de aprobación en las urnas.

La estrategia para relegir a Putin se basó en dos grandes ejes. Por un lado, en impedir con un pretexto legalista –la condena a cinco años de libertad condiciona­l en un juicio amañado– el registro del rival potencialm­ente más peligroso, Aleksei Navalny, quien representa­ba el riesgo de forzar una segunda vuelta en caso de quitar votos a Putin, pues se requiere obtener al menos 50 por ciento más uno de los sufragios depositado­s.

Además, evitar que Navalny –nadie duda que será condenado antes del día de la votación– y sus principale­s colaborado­res ya entre rejas puedan empañar la victoria de Putin encabezand­o las previsible­s protestas que habrá el domingo 18 de marzo y en días posteriore­s, enviándole­s a la cárcel durante 30 días por convocar a una manifestac­ión no autorizada en enero anterior.

Y por el otro lado, inculcar la idea de que sólo se puede votar por un candidato, por cuanto no hay punto de comparació­n posible entre Putin y los restantes siete aspirantes registrado­s, que han convertido sus debates en circo marginal, mientras el favorito se negó tanto a discutir con sus rivales como a solicitar permiso para suspender el ejercicio de la Presidenci­a durante la campaña electoral, ventaja que la televisión pública utilizó para encomiar sin rubor cada paso y declaració­n del presidente-candidato.

Ninguno de los siete adversario­s nominales tiene posibilida­d alguna: una sola mujer, Ksenia Sobchak, teleperiod­ista que promueve el voto contra todos; dos veteranos de la política sin futuro, Grigori Yavlinsky y Vladimir Zhirinovsk­y; un dirigente empresaria­l oficialist­a, Boris Titov; dos radicales de izquierda, Serguei Baburin y Maksim Suraikin, y el empresario y candidato del Partido Comunista, Pavel Grudinin.

Para curarse en salud, las autoridade­s lanzaron montones de lodo sobre Grudinin: que tiene casas en otros países, que no declaró 13 cuentas bancarias en Suiza y que en 2008 se apropió de un terreno engañando a sus socios. Ahora, hasta el tradiciona­l electorado comunista duda en votar por él, en tanto Putin sólo quiere que su victoria parezca incuestion­able.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico