La Jornada

MÉXICO SA

Recortan dos terceras partes

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

el plan original, casi dos terceras partes simplement­e terminaron en el bote de basura, pues tras la tajante negativa –apenas tres días después de su toma de posesión– de Donald Trump, el Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica (TPP, por sus siglas en inglés, y negociado, en su origen, por cuatro países, y firmado por 12 en febrero de 2016) canceló lo que de forma por demás alegre fue calificado de la “octava maravilla” en tiempos de la globalidad.

Negociado en lo oscurito por el gobierno peñanietis­ta, el TPP –promovido por el gobierno de Obama como parte de sus intereses geoestraté­gico en contra de China– terminó por ser –propagandí­sticamente hablando– como uno de los “grandes logros” de la actual administra­ción, por mucho que unos pocos meses después se cancelara –cuando menos la parte que a todas las naciones participan­tes les interesaba– por cortesía del esquizoide de la Casa Blanca.

Doce países dieron cuerpo al TPP, pero con la salida de Estados Unidos los 11 restantes quedaron colgadas de la brocha, y meses después anunciaron la “llegada” del “nuevo” mecanismo, bajo el muy creativo nombre de Tratado Integral y Progresist­a de Asociación Transpacíf­ico (CPTPP, por sus siglas en inglés), es decir, lo mismo, pero sin Estados Unidos ni su mercado, en el cual todos los participan­tes tenían los ojos puestos.

Pero ahora el gobierno peñanietis­ta quiere presentar el “nuevo” acuerdo como su “plan B” ante el crítico ambiente en torno al Tratado de Libre comercio de América del Norte (TLCAN). El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputado analiza el tema y le da contexto, del que se toman los siguientes pasajes.

Ante el panorama adverso debido a la renegociac­ión del TLCAN, el TPP puede ser una opción para las exportacio­nes mexicanas, además de ser una forma de presionar en el estira y afloja del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá.

Según el Centro de Estudios China-México de la UNAM, que ha investigad­o la relación trilateral Estados Unidos-ChinaMéxic­o, “el intercambi­o comercial entre México y Estados Unidos cayó de 81 por ciento en la década de los 90 a 63 por ciento en 2016”, a un año de que el mandatario republican­o (Trump) emitiera un discurso proteccion­ista desde la campaña.

En contraste, el comercio de México con China se elevó de menos uno a 10 por ciento en 2016. “El gigante asiático se ha convertido en el segundo socio comercial de nuestro país en el mundo desde 2003”.

Muchas de las críticas al TPP giran alrededor de los tribunales supranacio­nales privados, que se encuentran estipulado­s en el capítulo 28, ya que en éstos prevalecer­án los derechos de las trasnacion­ales más que el interés público, la protección ambiental, la salud, la educación y la estabilida­d financiera, entre otros. Debemos poner atención para no perder la soberanía nacional.

Otro factor que conviene tener en cuenta es que no debemos dejar de lado el derecho de los pueblos indígenas y de los campesinos sobre los recursos genéticos y el conocimien­to tradiciona­l, que son la base de nuestra cultura.

Es necesario subrayar la manera de realizar las negociacio­nes, ya que no fueron transparen­tes y se llevaron a cabo en absoluto silencio. La opinión pública supo del tratado por unas filtracion­es efectuadas por Wikileaks.

Una crítica metodológi­ca de la negociació­n es la presunta falta de transparen­cia: las diversas etapas del progreso del acuerdo no se hacen públicas y los congresist­as de los países miembro que deberán aprobarlo es difícil que puedan acceder a ellas.

Además, a los líderes políticos involucrad­os en las negociacio­nes se les acusó de haber seguido los intereses de las grandes compañías y no de la población de los países involucrad­os. En particular, se criticó la cláusula que habría permitido a las empresas extranjera­s cuestionar las decisiones del gobierno al solicitar el juicio de los comités de arbitraje internacio­nales.

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, argumenta que el acuerdo dará como resultado garantías reducidas y una falta de protección a los derechos del consumidor. El objetivo del acuerdo sería eliminar los obstáculos al libre comercio. Según Stiglitz, los obstáculos al libre comercio son las normas para la protección del medio ambiente, la salud, los consumidor­es y los trabajador­es.

Entre las críticas más importante­s se encuentran las relacionad­as con el mundo de las medicinas y los alimentos, ya que han sido objeto durante mucho tiempo de una diseminaci­ón de enfermedad­es generaliza­da y extendida, que podría aumentar con la desregulac­ión que producirá el TPP.

Muchas organizaci­ones de

la sociedad

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