EL GRAN MÉRITO DE JOSÉ ANTONIO MEADE
¿Quién puede negar que Meade es un alto y buen burócrata? Es decir, funcional para el actual régimen económico y político. Pero eso no es suficiente para explicarnos por qué a pesar de que aparentemente no es priísta el partido del gobierno lo nombró su candidato a la Presidencia. La trayectoria cuenta. El éxito profesional de Meade como burócrata es deslumbrante. Alto funcionario en el gobierno de Fox; titular de Energía y de Hacienda en el gobierno también panista de Calderón; en el sexenio de Peña Nieto, tres veces secretario: de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y otra vez de Hacienda. Pero, ¿cuál es el aporte que Meade hizo en esas secretarías? ¿Qué idea luminosa, qué cambio trascendente y valioso realizó en ellas? ¿Qué marca distintiva dejó? ¿Qué parteaguas podemos observar a partir de su gestión? ¿Dónde está “la ley Meade” o “la estrategia Meade” de Hacienda o de Desarrollo Social o de Energía? ¿Acaso el PRI sí vio lo que nosotros simples mortales no podemos ver?
Reconozcamos, sí, que ha sido un buen burócrata, una especie de oficial mayor que ha sabido darle curso a los trámites de lo que en esas estructuras del poder se hacía y se sigue haciendo. Esto es, un funcionario que sabe darle curso a las cosas chuecas o derechas del continuismo, y con esos méritos llegó a candidato de PRI ¡no hombre… un genio!