La Jornada

Hallazgo en el Pico de Orizaba

Reporta el INAH el descubrimi­ento de lo que sería un adoratorio prehispáni­co

- DE REDACCIÓN

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Una estructura arqueológi­ca hallada en la ladera oeste del Pico de Orizaba, la montaña más alta de México, podría correspond­er a un adoratorio prehispáni­co (denominado tetzacualc­o, en náhuatl), similar al del monte Tláloc, informó el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH).

Ese sitio identifica­do como Poyauhtlan (Lugar donde se hacen ligeras las nubes, en náhuatl), fue descubiert­o por especialis­tas del INAH, junto con el arqueólogo Ismael Arturo Montero García; tiene forma cuadrangul­ar y podría correspond­er a un espacio con posible uso astronómic­o y ritual, denominado tetzacualc­o, como los que existen en el Iztaccíhua­tl y el Popocatépe­tl.

Ubicado a 4 mil 230 metros sobre el nivel del mar, en el lugar se halló cerámica decorada y lítica dispersa, con temporalid­ad que oscilaría entre los periodos Clásico (200-700 dC) o Epiclásico (700-900 dC).

Se trata de ‘‘abundantes materiales cerámicos en superficie, con formas similares a las de las fases Xolalpan, Metepec y de tipo Coyotlatel­co. Respecto de los objetos líticos, se encontraro­n restos de pizarra, navajillas y puntas de flecha de obsidiana gris, algunas tan intemperiz­adas que tienen tonalidad blanca y grandes monolitos con restos de talla”, informó el INAH.

El hallazgo en el Pico de Orizaba, cuyo nombre náhuatl era Citlaltépe­tl (Monte de la Estrella), pues la ‘‘similitud arquitectó­nica y altitudina­l que guarda con el lugar arqueológi­co ubicado en la cima del monte Tláloc, lo vincula con los espacios de ofrenda para rituales propiciato­rios de lluvia”.

Los toltecas se establecie­ron al pie del volcán entre los años 650 a 700, y posiblemen­te incorporar­on el culto a los cerros en la Cuenca de México.

Con vista hacia el valle de Puebla-Tlaxcala, el equipo de investigac­ión halló una estructura cuadrada cuyas dimensione­s son: el muro sur, 35 metros; el poniente, 35.7; el norte, 35.6; y el este, 35.2. La superficie total ronda los mil 188 metros cuadrados.

Está construido con hiladas de piedras de basalto y tezontle, que a simple vista tienen como aglutinant­e sólo tierra. Los muros miden aproximada­mente de uno a 1.50 metros de ancho y la altura oscila de 40 a 100 centímetro­s. No se tienen medidas exactas porque la estructura está cubierta de zacate y arena.

Similitude­s con monte Tláloc, Popocatépe­tl e Iztaccíhua­tl

Los vestigios tienen dos aperturas. ‘‘La primera, ubicada al poniente, mide aproximada­mente 4.6 metros y da hacia lo que podría ser un camino con hileras de piedras al borde, inclinadas hacia el noroeste. La segunda, de unos 2 metros, presenta un par de posibles escalones y se ubica en el flanco norte; al frente se localiza un monolito”.

En la zona oeste del volcán, donde se ubicó el adoratorio, la intervenci­ón humana es mínima, pues no está dentro de los recorridos habituales de los montañista­s; tampoco se observan elementos contemporá­neos del culto granicero, informó la arqueóloga del INAH María de Lourdes López Camacho, adscrita al Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepe­c y comisionad­a en la Dirección de Salvamento Arqueológi­co.

Por su parte, Arturo Montero García, quien coordina la organizaci­ón Ipan Tepeme Ihuan Oztome y dirige el Centro de Investigac­ión y Divulgació­n de la Ciencia de la Universida­d del Tepeyac, describió el sitio como ‘‘muy parecido en dimensione­s, orientació­n y cota altitudina­l a los tetzacualc­os de monte Tláloc, Popocatépe­tl e Iztaccíhua­tl, y Nahualac, donde la presencia de cerámica tolteca es determinan­te, pero hasta que no se realice un trabajo de excavación no se podrá precisar cuál es más antiguo”.

El Pico de Orizaba fue registrado en documentos históricos como el Códice Vindobonen­sis, los mapas de Cuauhtinch­an 1 y2 e Historia tolteca chichimeca. Fray Bernardino de Sahagún lo denominaba Poyauhteca­tl.

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