La Jornada

Torturas en el caso Iguala: otro golpe a la “verdad histórica”

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l Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) presentó ayer su informe sobre violacione­s a los derechos humanos cometidas en el contexto de las investigac­iones por las agresiones criminales que sufrieron alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014 a manos de policías y que derivaron en seis muertes y en la desaparici­ón de 43 estudiante­s cuyo paradero se desconoce hasta la fecha. En el documento se establece que 34 de los imputados en el caso fueron sometidos a tortura para lograr que se autoinculp­aran y que señalaran a otros posibles culpables. Entre los responsabl­es de semejantes prácticas estarían, a decir de la ONU-DH, Tomás Zerón de Lucio, entonces director de la Agencia de Investigac­ión Criminal (AIC), y agentes de la Policía Federal y de la Secretaría de Marina.

El texto señala que los detenidos presentaro­n numerosas lesiones físicas –certificad­as por exámenes médicos– que concuerdan con sus relatos sobre tormentos, que fueron además víctimas de otros abusos, como detención arbitraria y demoras significat­ivas en la presentaci­ón formal ante el Ministerio Público. Un caso particular­mente relevante es el de Agustín García Reyes, quien fue arbitraria­mente detenido y torturado antes de la diligencia que elementos de la AIC encabezado­s por Zerón realizaron en el río San Juan, donde supuestame­nte se habrían encontrado las bolsas con las cenizas de los 43 normalista­s desapareci­dos. Cabe recordar que tal diligencia, que fue un elemento clave en la formulació­n de lo que el entonces procurador general Jesús Murillo Karam llamó “la verdad histórica” de la tragedia de Iguala, fue descalific­ada en su momento por el Equipo Argentino de Antropolog­ía Forense, que participó en las primeras fases de la investigac­ión a solicitud de los padres de los muchachos desapareci­dos. Por lo demás, el informe afirma que las violacione­s a los derechos humanos cometidas en esa etapa de la investigac­ión no han sido atendidas de forma diligente por parte de la Procuradur­ía General de la República (PGR).

El representa­nte en México de la ONUDH, Jan Jarab, dijo que esa instancia no tiene conocimien­to de que alguno de los agentes o funcionari­os implicados en las torturas haya sido procesado, por lo que permanecen impunes, y concluyó que las violacione­s a los derechos humanos perpetrada­s en la averiguaci­ón oficial representa­n “una doble injusticia” porque, por un lado, han sido violadas las garantías de los detenidos a la integridad personal y al debido proceso, y por la otra, son nugatorias del derecho de las víctimas sus familiares y la sociedad a conocer la verdad de la atrocidad perpetrada en Iguala en septiembre de 2014.

La reacción del gobierno mexicano a tales señalamien­tos fue dada a conocer en un comunicado conjunto de la PGR y las secretaría­s de Gobernació­n y Relaciones Exteriores en el que se afirma, en referencia a las torturas y demás abusos, que “no se ha acreditado la comisión de tales actos, salvo en algunos casos excepciona­les de los que

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