PROFESOR SE QUEJA DE SER VÍCTIMA DE LINCHAMIENTO MEDIÁTICO
Soy Ricardo Colín Hernández. Profesor desde hace 25 años en la Escuela Nacional Preparatoria Número 5 José Vasconcelos de la UNAM. Durante todo este tiempo he impartido las asignaturas de Historia Universal de la Cultura y el Arte, teniendo vivencias académicas inolvidables, como el realizar foros donde los alumnos expresaban su experiencia con la historia y todo lo relativo a la enseñanza-aprendizaje. Desde entonces mi vida académica continuaba su curso. El pasado miércoles 7 de marzo de 2018, al acudir a impartir mi clase en el salón F24 de la preparatoria, observé a un grupo de alumnos esperando en la escalera contigua al salón. Los alumnos, al percatarse de mi presencia corrieron a mi encuentro. Su actitud me atemorizó y me dirigí deprisa al Departamento Jurídico.
Hace tres años un alumno cuyo nombre desconozco me acusó de presunto acoso sexual, señalamiento que fue controvertido, al no presentarse prueba alguna en mi contra. Las autoridades universitarias siguieron una investigación al respecto, y mi nombre y honorabilidad fueron reintegrados. No obstante, en aquel entonces fui acreedor de una suspensión de ocho días sin pago de honorarios. Una vez pasado aquel suceso deleznable me propuse mejorar como ser humano, y profesional y en el desempeño diario. También desde aquella fecha e informado de todo el acontecer en torno de mi actividad docente, la autoridad sabe de mi proceder como persona desde entonces.
En estas horas aciagas, tengo el respaldo moral y espiritual de mi familia, pero el daño que se nos ha provocado es irreversible. Exijo se aclare esta terrible situación. Que las autoridades administrativas de la universidad y las de cualquier ámbito, investiguen a fondo y con las pruebas en la mano aclaren en definitiva los sucesos de los que se me responsabiliza. Demando que se respeten mis derechos humanos y laborales.
He sido objeto de un linchamiento mediático. Cualquier profesor en nuestra universidad puede ser objeto de un señalamiento como el que se me ha endilgado. La justicia debe imperar y la responsabilidad y el castigo que de ésta se derive, se aplique a los responsables, entre ellos yo, si así se demuestra. Demando que se repare mi honor y el de mi familia. Y me someto al escrutinio público, porque quien acusa demuestra y prueba. Yo espero una respuesta inmediata de la autoridad. Y de la sociedad demando respeto, porque el linchamiento de que he sido objeto es por naturaleza injusto e intolerable.