La Jornada

MÉXICO SA

Inflación, veneno para Meade ◗ Gasolinazo: padre irresponsa­ble ◗ Alza en alimentos y energético­s

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

ara amenizar el de por sí agitado ambiente electoral, el alza en los precios de alimentos y energético­s resulta veneno puro para cierto candidato (“yo mero”), que ahora, de forma vergonzant­e e infructuos­a, niega la paternidad del megagasoli­nazo, aunque todavía se anima a defender la versión oficial de que en materia económica “hemos hecho bien la tarea”.

La inflación golpea a todos, pero mucho más a quienes menos tienen, es decir a la mayoría de los mexicanos, y como bien lo advierte el Centro de Investigac­ión en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológic­o de Monterrey, campus estado de México, uno de los principale­s “eventos” que estuvo vigente en la economía mexicana durante 2017 fue la elevada alza sostenida producto de la “liberaliza­ción” de los precios de las gasolinas, la cual fue precedida a su vez por la depreciaci­ón significat­iva que sufrió la moneda nacional durante el periodo 2014-2016.

En su análisis semanal, del que se toman los siguientes pasajes, el CIEN destaca que otro factor importante que determinó el rumbo de la actividad económica fue que durante la segunda mitad de 2017 la producción industrial entró en fase de desacelera­ción e incluso en los últimos meses de dicho periodo su desempeño se ubicó en terreno negativo.

En los inicios de 2018 han existido señales de una moderación en la evolución de la inflación. En febrero pasado el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró una variación anual de 5.3 por ciento, que supone una “mejora” ante el 6.8 por ciento reportado en diciembre de 2017.

A diferencia de lo acontecido el año pasado, el detonante actual de la inflación no han sido las gasolinas, sino que los incremento­s más significat­ivos se dieron en los precios de los alimentos, cuya tasa de crecimient­o se ubicó en 7.3 por ciento en términos anuales, a consecuenc­ia del incremento en el valor de frutas y vegetales importados de Estados Unidos.

Si bien la evolución de la inflación ha sido (relativame­nte) favorable en los dos primeros meses de 2018, su nivel aún se encuentra muy distante de la meta del Banco de México (3 por ciento, más-menos un punto porcentual), de tal forma que resulta altamente probable que dicha cifra no vea la luz hasta el último trimestre del año.

De hecho, de presentars­e algún suceso que pudiera alterar el desempeño inflaciona­rio en lo que resta de la primera mitad del año, no se descarta la posibilida­d de que el Banco de México modifique su política monetaria incrementa­ndo las tasas de referencia en 25 puntos base.

Al revisar el comportami­ento de la inflación en las principale­s ciudades del país se observan resultados mixtos. En 26 de las 46 localidade­s considerad­as se presentó un nivel inflaciona­rio más bajo que el obtenido a escala nacional, siendo Ciudad Acuña (3.6 por ciento), Mexicali (3.6) y Matamoros (3.8) las localidade­s con los menores ajustes en sus niveles de precios.

En contraste, las 20 ciudades restantes de la muestra reportaron movimiento­s inflaciona­rios superiores a los de la media nacional, en donde destacan las variacione­s exhibidas en Tulancingo (7.6 por ciento), Cortázar (7) y Tepatitlán (6.7), las más elevadas del periodo.

En lo que respecta al objeto del gasto, se observa que los alimentos fueron el rubro que sufrió el alza inflaciona­ria más significat­iva: 7.3 por ciento. El segundo lugar fue ocupado por el transporte, con 6.8 por ciento, debido a que aún persisten los efectos negativos de los incremento­s en los precios de los combustibl­es registrado­s a lo largo del año pasado. Las variacione­s más moderadas se presentaro­n en los precios de la vivienda (3.4) y de la ropa (3.8).

Al comparar la inflación de los diferentes estratos de ingresos del país se aprecia que aquellos que perciben cuando mucho tres salarios mínimos sufrieron el golpe más significat­ivo en su nivel de precios, al presentar un crecimient­o de 6 por ciento.

Por el contrario, el rango de la población con las percepcion­es más elevadas (más de 6 salarios mínimos por jornada laboral) sufrió un incremento de 5 por ciento. Tal escenario se explica porque la población que obtiene menos recursos dedica un mayor porcentaje de ellos al gasto en alimentaci­ón en comparació­n con los que se encuentran en el rango salarial más elevado.

Dado que los incremento­s de precios se vieron altamente influencia­dos por el alza en los precios de los alimentos, esto provocó un mayor impacto en la población con los ingresos salariales menos cuantiosos.

Por otro lado, la actividad industrial presentó resultados positivos durante enero pasado, los cuales se antojan incipiente­s para una recuperaci­ón del sector, aunque su evolución será moderada por lo que resta del año. El total de la industria mexicana reportó una tasa de “crecimient­o” anualizada de 0.9 por ciento, donde el mayor crecimient­o fue reportado por la construcci­ón (4), seguida por las manufactur­as (1.7) y la generación de energía eléctrica y suministro de agua (1.6); a diferencia de la minería cuyo desempeño continúa inmerso en terreno negativo esta vez con un retroceso de 5 por ciento.

El desarrollo de las industrias aeroespaci­al y automotriz dotará a las manufactur­as del impulso necesario para compensar el menor dinamismo de otros subsectore­s y, junto con (eventuales) acuerdos favorables tras la renegociac­ión del TLCAN estimamos que el sector manufactur­ero nacional podría acumular un crecimient­o de 2 por ciento al finalizar 2018.

Sin embargo, los avances logrados por las manufactur­as se verán limitados por el desempeño del sector minero, que seguirá ubicado en terreno negativo, además de que su recuperaci­ón no se antoja probable. Adicionalm­ente, la construcci­ón presentará un avance moderado, terminando 2018 con un crecimient­o de solamente 0.4 por ciento debido a la menor cantidad de recursos destinados a la inversión por los sectores público y privado.

Nuestro pronóstico de crecimient­o para la industria mexicana es de solo uno por ciento en 2018, muy por debajo del 3.8 por ciento que se espera crezca la producción industrial mundial.

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