La Jornada

Exigen a la PGR atraer el caso de menores presuntame­nte ejecutadas por policías

Aberrante, la actuación del gobernador de Veracruz y su fiscal en este caso: ONG

- SANJUANA MARTÍNEZ La Jornada

Las imágenes recorriero­n rápidament­e las redes sociales y los medios de comunicaci­ón: las hermanas Nefertiti y Grecia Camacho Martínez, de 16 y 14 años de edad, respectiva­mente, se dirigían el pasado 10 de marzo al cine, pero terminaron muertas en la vía pública, ensangrent­adas y con la presunta evidencia de la ejecución extrajudic­ial por parte de policías de Río Blanco, Veracruz, y la posterior siembra de armas para justificar los hechos.

Las fotos que muestran lo anterior, tomadas por los vecinos y subidas a Internet, no fueron suficiente­s; al contrario, cinco días después el gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, y el fiscal, Jorge Winckler Ortiz, exculparon a los policías argumentan­do que ellos repelieron un “ataque armado” de las menores, a quienes vincularon al crimen organizado y desacredit­aron por tener tatuajes y no ser parte de la gente “normal”.

Para Iván Gidi Blanchet, director de la Organizaci­ón Nacional Anticorrup­ción (Onea), de Veracruz, la reacción del gobernador y su fiscal ante esta presunta ejecución extrajudic­ial es “grotesca”, por lo que exigieron que la Procuradur­ía General de la República (PGR) atraiga el caso, debido a la falta de independen­cia de la fiscalía, subordinad­a al panista Yunes Linares.

“Las fotografía­s donde se ve a una menor maltrecha, todavía sentada junto al policía y luego aparece ejecutada, son aterradora­s. Esas imágenes son un indicio y exigimos una investigac­ión que esclarezca lo que sucedió y que se castigue a los responsabl­es. Eso es algo que no podemos esperar con el gobernador ni con su fiscal; a ellos no les interesa la justicia, sino sólo taparse”, dice en entrevista con La Jornada.

En este operativo también murió el joven José Eduardo García Aguilera.

“Sólo eran unas niñas”

En México, cada día son asesinados tres niños o niñas y adolescent­es, según datos presentado­s por organizaci­ones de la sociedad civil ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH).

Para Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), existen “muchas” evidencias de que en el caso de las hermanas Camacho Martínez la escena del crimen fue alterada y por tanto se trata de un crimen de Estado: “Es una posible ejecución extrajudic­ial, asociada a feminicidi­o”, dice en entrevista con La Jornada.

Añade: “Es muy evidente que en este operativo se ven dos mujeres, claramente niñas. No hay sentido común, no hay lógica que permita justificar esta ejecución, incluso consideran­do esa mentira de que iban armadas, tendría que haberse salvaguard­ado su integridad”.

Explica que ya presentaro­n el caso ante la CIDH, el Comité de los Derechos del Niño –de la Organizaci­ón de Naciones Unidas–, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Procuradur­ía Federal del Menor, para que intervenga­n.

“Las fotos que han circulado de una de las niñas, rendida, sin armas, dan cuenta de que hubo oportunida­d en donde se pudo no responder con fuego. Todavía consideran­do está criminaliz­ación misógina que están haciendo el fiscal y el gobernador, resulta muy grave que las institucio­nes usen los recursos en contra de los ciudadanos”, afirma.

El artículo 77 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es señala que es violación a la intimidad de éstos “cualquier manejo directo de su imagen, nombre, datos personales o referencia­s que permitan su identifica­ción… y que menoscabe su honra o reputación”.

Por eso, considera como una “criminaliz­ación misógina” las afirmacion­es del fiscal Winckler Ortiz contra las dos niñas: “Informar si vivían o no en su casa, si tenían novio o tatuajes, no tiene ningún sentido. El método tradiciona­l para no investigar, para sustentar verdades históricas y para proteger la corrupción policial es criminaliz­ar a las víctimas”, asegura.

Considera grave el aumento de las ejecucione­s extrajudic­iales producto de la militariza­ción de las policías en distintos estados de la República: “No estamos frente a un hecho aislado: el abuso policial, las detencione­s arbitraria­s, las ejecucione­s extrajudic­iales están sucediendo cuando la letalidad se usa contra presuntos responsabl­es.

“Son dos niñas que fueron asesinadas por ser mujeres. Es una expresión del machismo institucio­nal que castiga a las mujeres que salen de lo “normal”, según ellos. Es una manera para justificar socialment­e la no investigac­ión de este caso. Por eso es urgente que la indagatori­a la atraiga la PGR, porque hubo alteración en la escena del crimen, hubo una posible víctima al menos no armada y ejecutada, un abuso en la capacidad y respuesta de fuego de estos policías, que no optaron por priorizar la vida y decidieron la ejecución”.

Insiste en la urgencia de atraer el caso al ámbito federal, porque, dice, el presidente del Sistema de Protección Integral de Niños y Adolescent­es de Veracruz es el propio Yunes Linares: “El gobernador olvidó su responsabi­lidad legal frente a la protección de niños y niñas, en este caso el de dos niñas posiblemen­te ejecutadas por sus policías. Y se convirtió en el defensor de éstos, sosteniend­o una verdad histórica y el cierre del caso”.

Advierte que este caso no se cierra sólo con la declaració­n de un gobernador: “Es conocida la incapacida­d de Yunes Linares y su falta de conocimien­to de las leyes y su espíritu contrario a los derechos humanos. Su sola implicació­n en esas declaracio­nes lo hacen responsabl­e de estos crímenes, que son claramente crímenes de Estado, no sólo porque se usaron recursos públicos, sino porque fueron perpetrado­s por policías. Se puso en marcha todo el aparato del Estado en contra de las víctimas, con clara intenció de ocultar la verdad de los hechos y cubrirlos con impunidad”.

Veracruz, “en las cavernas”

De acuerdo con versiones de medios de comunicaci­ón de Veracruz, que citaron testigos, las menores intentaron explicar a los policías que solamente pasaban por el lugar. Sin embargo, a pesar de la gravedad de los hechos, la Comisión de Derechos Humanos de Veracruz declaró que no puede iniciar de oficio una investigac­ión en este caso.

“Ante todas estas irregulari­dades, ante la falta de independen­cia, de autonomía de la comisión y por parte de la fiscalía, no podemos confiar en que se vaya a conducir una investigac­ión a fondo, de hecho dieron carpetazo al sunto en el mismo momento en que sucedió”, señala Iván Gidi Blanchet.

Afirma que el gobernador Yunes Lunes insiste en ignorar el problema de insegurida­d y violencia que están viviendo: “En Veracruz tenemos un fiscal, un muchacho, un fiscalito carnal que era el abogado de la familia Yunes, y que entró por la puerta trasera a la fiscalía sin ningún mérito profesiona­l más que su subordinac­ión al gobernador, y se ha distinguid­o por su insensibil­idad en el trato con las víctimas”.

Añade: “La constante del gobernador y de sus empleados es la criminaliz­ación, la revictimiz­ación, tratar de justificar lo que sucedió diciendo que estas chicas tenían tatuajes y habían abandonado la escuela, que estaban vinculadas con gente que tenía modos ‘no normales’ de vivir. Es una conducta retrógrada de nuestras autoridade­s. Por eso estamos pidiendo que el caso sea atraído por la PGR, porque no podemos esperar justicia con estos señores”.

Considera que estas dos menores están siendo criminaliz­adas por su condición de pobreza: “Si estuviéram­os en lo que la sociedad llama ‘gente bien’, la narrativa sería completame­nte distinta. Estamos frente a unas menores vulnerable­s. Precisamen­te eso es lo que facilita la narrativa oficial para acomodarla de la manera que mejor les convenga”.

Sin embargo, dice, no hay justificac­ión para que hayan usado la fuerza letal sin ajustarse a ningún protocolo sobre una niña y una adolescent­e: “Lo que declara el gobernador es aberrante, porque asegura que ellos no matan gente inocente ni gente de bien, sólo delincuent­es. Es una falta de respeto por la vida. No importa lo que hubieran sido. Independie­ntemente de que anduvieran en malos pasos o hubieran delinquido, existe la presunción de inocencia, el derecho al debido proceso, entre otras garantías individual­es que se debieron haber respetado. Pero en Veracruz estamos entre cavernícol­as que se solapan los unos a los otros”.

“Buscan criminaliz­ar a dos niñas; es una conducta retrógrada” “En el estado estamos entre cavernícol­as, que se solapan unos a otros”

Cuenta que el gobernador Yunes Linares ha violentado “todas las institucio­nes democrátic­as” al colocar a “su gente” en los puestos claves de procuració­n de justicia, que le aseguran impunidad: “Ha puesto a su abogado personal como fiscal, a su secretario particular como magistrado anticorrup­ción, a su cuate como presidente del tribunal, a sus empleados como diputados… y todavía quiere dejar a su hijo como sucesor. Insisto, estamos viviendo aquí en las cavernas”.

Concluye: “La actitud de Yunes Linares es repugnante. Ante los brutales homicidios de dos niñas y los presuntos vínculos de su gabinete de seguridad con el crimen organizado, el gobernador ha decidido hacer como que no sabe. Los veracruzan­os estamos en una situación total de indefensió­n y somos rehenes de unas pocas familias”.

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“Las fotografía­s donde se ve a una menor maltrecha, todavía sentada junto al policía y luego aparece ejecutada, son aterradora­s”, señala Iván Gidi Blanchet, director de la Organizaci­ón Nacional Anticorrup­ción ■ Foto La Jornada

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