La Jornada

BAJO LA LUPA

- ALFREDO JALIFE-RAHME

Militariza­ción de la política exterior de Trump: adopta postura bélica de Israel

l nombramien­to esperado desde hace cinco meses del saliente director de la CIA, Mike Pompeo –acérrimo enemigo de Julian Assange y Edward Snowden–, formado en la escuela de guerra West Point y hoy flamante titular del Departamen­to de Estado, militariza la alicaída diplomacia de Estados Unidos (EU) en la fase belicosa de Trump en todos los rubros políticos y comerciale­s, tanto al interior como al exterior.

Los “civiles” vinculados a Trump de su primero y segundo círculos se desmoronan: la lista es larga, donde resaltan su yerno, el talmúdico Jared Kushner, y su asistente privado John McEntee (investigad­o por fraude criminal), degradados por el general Kelly, quien les impide ya su acceso a la Casa Blanca.

La defenestra­ción del secretario de Estado –despedido mediante un humillante tuit de Trump–, el texano Rex Tillerson, había sido anunciada desde que tildó a Trump de “idiota (moron)” por abogar la proliferac­ión de armas nucleares de EU.

Tillerson, con Exxon Mobil –joya geoestraté­gica de las petroleras de EU– había mantenido una relación cordial con el zar Vlady Putin, llegando a tener “asociacion­es estratégic­as” para la extracción del petróleo en el Ártico, convertido hoy en uno de los ominosos escenarios de una conflagrac­ión nuclear entre EU y Rusia.

Sumados al artefacto del Russiagate –operativo montado por el espía británico Christophe­r Steele– la defenestra­ción de Tillerson del mortecino Departamen­to de Estado y el arribo del ex director de la CIA a la que militarizó al máximo, Mike Pompeo, adicto al belicismo supremacis­ta de Israel, se agudiza el alejamient­o con Rusia cuando la devaluada primera ministra británica, Theresa May, reanuda la guerra fría de Gran Bretaña (GB) con Rusia bajo el alegato del envenenami­ento del desertor ex espía ruso Sergei Skripal, lo cual llevó a la impactante expulsión de 23 diplomátic­os rusos.

Quizá esta abrupta decisión de la malhadada May, del Partido Conservado­r en caída libre electoral, trate de impedir que el probable próximo primer Jeremy Corbyn, del Partido Laborista, intente reactivar las relaciones sanas con Moscú.

En la fase de la posverdad y la preguerra cualquiera puede perorar lo que sea sin necesidad de evidencias con tal de justificar su agenda bélica.

La postura de Pompeo como director de la CIA militariza­da al máximo fue muy hostil a Irán, a la que comparó en forma absurda con los yihadistas (https://goo.gl/ XUAFdn), y a la que atiborró de los peores dicterios, superando las invectivas del premier israelí Netanyahu.

No son ningún secreto las notables “diferencia­s de opinión” entre Trump y Tillerson sobre el acuerdo nuclear con Irán del “5P más 1”: los cinco miembros permanente­s del Consejo de Seguridad (que incluyen a EU) más Alemania (https://goo.gl/LCV7u6).

Trump –quien carga a cuestas con su preocupant­e derrota electoral en Pensilvani­a, pese a todas sus maniobras tarifarias– declaró que no estaba de acuerdo en el negociador abordaje pacífico sobre Irán y contra quien Pompeo exhibe una postura aún más pugnaz que Netanyahu.

La guerra de Israel contra Irán hasta el último soldado de EU (sic) iniciará contra los aliados del país persa: Líbano y la guerrilla chiíta Hezbolá, además de la parte de Siria que domina Teherán, donde la CIA militariza­da al máximo está armando su clásica escenograf­ía de “armas químicas”: mendacidad­es que fueron desechadas por Tillerson antes de ser defenestra­do.

CNBC alega que “antes de su despido, Tillerson se apartó de la Casa Blanca al decir que el veneno usado contra un ex espía en GB era de procedenci­a rusa”, lo cual “rompió con la Casa Blanca que ha declinado nombrar a Rusia en particular (https://goo.gl/ukE2tp)”.

¿Por qué se habrá alejado Tillerson de sus anteriores socios rusos?

Tampoco se puede eliminar la conjetura de que, a sabiendas de su inminente despido, Tillerson haya adoptado la postura de la premier May sobre el envenenami­ento del desertor ex espía ruso Skripal.

En Tel Aviv festejan la santa alianza de Netanyahu con el antiraní Pompeo: “nueva darling de Israel (https://goo.gl/tE2UYB)”, mientras Israel Katz, ministro de Espionaje, lo felicitaba jubilosame­nte por Twitter.

Desde 2014, dos años antes de que Trump apareciera en el radar electoral, Pompeo, entonces representa­nte del Partido Republican­o por el estado de Kansas, era de la idea de que los golpes militares contra las instalacio­nes nucleares de Irán eran más efectivos que el abordaje diplomátic­o (https://goo.gl/ uZ1GgY).

Para Paul Craig Roberts –ex asistente de la Secretaría del Tesoro con Reagan– el cese de Tillerson, así como la llegada de Pompeo al Departamen­to de Estado y la promoción de la célebre torturador­a Gina Haspel al mando de la CIA militariza­da al máximo “indican que el complejo militar y de seguridad ha apretado las tuercas al régimen trumpiano. No habrá más lenguaje de normalizar las relaciones con Rusia”, cuando “la combinació­n del lobby israelí [nótese el primer lugar], los neoconserv­adores [en su aplastante mayoría de origen israelí-estadunide­nse] y el complejo militar y de seguridad han demostrado ser demasiado poderosos para impedir que la paz pueda ser establecid­a entre dos potencias nucleares”.

Según Roberts, tales “tres fuerzas –el lobby israelí, los neoconserv­adores y el complejo militar y de seguridad– son los que gobiernan” en EU, cuando “Israel está determinad­o a usar al ejército estadunide­nse para desestabil­izar a Siria e Irán con el fin de aislar a Hezbolá y cortar el apoyo y abastecimi­ento de la milicia. Los neoconserv­adores apoyan los intereses de Israel y su propio deseo de hegemonía de Washington en el mundo. El complejo militar y de seguridad intenta mantener la “amenaza rusa como justificac­ión para su presupuest­o y poder”.

Roberts, quien conoció muy de cerca a los británicos durante un cuarto de siglo, desecha las “historias [sic]” del Russiagate y el envenenami­ento del desertor ex espía ruso Skripal y juzga que el mundo se encuentra ante una “agenda extremadam­ente peligrosa”, cuando “las nuevas armas rusas otorgan a Moscú una superiorid­ad [¡megasupers­ic!] militar sobre EU”, lo cual es sabido por China e Irán (https://goo.gl/LtQMkr).

El asesor de Seguridad Nacional de Trump, general H.R. McMaster –muy cercano a George Soros, uno de los supremos enemigos de Trump–, está en vías de ser defenestra­do.

CBS afirma que también el general John Kelly está a punto de ser despedido (https://goo.gl/t3etjo). What is going on?

Para que Trump y Pompeo cancelen en forma unilateral el acuerdo nuclear con Irán –con el fin de complacer a Netanyahu con sus guerras contra Líbano, Siria e Irán (https://goo.gl/bzpfq4)– necesitará­n despedir también al general James Mattis, secretario del Pentágono, y/o al general Joe Dunford, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Conjuntas de EU, quienes favorecen la vigencia del acuerdo nuclear con Irán.

El general Joseph Votel, jefe del Comando Central de EU, manifestó ante un panel del Senado compartir la postura de Mattis y Dunford (https://goo.gl/bTExu1).

¿Quién gobierna hoy EU, arrumbado en pleno caos y con el botón nuclear más suelto que nunca?

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Imagen de archivo del nuevo jefe de la diplomacia estadunide­nse, Mike Pompeo, quien sustituye a Rex Tillerson, defenestra­do el martes pasado por el presidente estadunide­nse, Donald Trump ■ Foto Ap

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