La Jornada

PUNTOS SOBRE LAS ÍES

◗ Recuerdos Empresario­s (LXXIV)

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na vez que concluí mis escritos sobre los empresario­s taurinos más destacados de la antes Ciudad de los Palacios –y hoy día ciudad de los balazos– considero que debo completar con algunas posibilida­des para que el público vuelva a interesars­e y acudir a las novilladas, para lo cual habré de “echar mano” de lo que antaño fue y que debe retornar como la historia del Gatopardo.

Sé y comprendo que va a “sonar” descabella­do formar un grupo de dos o tres subalterno­s, apoderados o transporti­stas y capacitarl­os como “veedores” de provincia y que vean que muchachos pueden ser placearse, así como que algunos ganaderos les dejen “echar las tres”.

A la par deben explicar a esas posibles figuras los “intrínguli­s” del toreo, como lo hiciera don Saturnino Fritos Ojitos, con El Relampagui­to, primer sobrenombr­e del gran don Rodolfo Gaona Jiménez. La empresa, por su parte, debe acercarse a los ganaderos para que colaboren con los noveles que prometen y los inviten a las tientas de vaquillas, lo que, hoy día, supongo, está en completo desuso.

Pero, cabe la pregunta: ¿y los aficionado­s y los asistentes, no son dignos de ser atraídos?

Vaya que sí.

Era yo muy pequeño, pero creo que algo de lo que he vivido en este maravillos­o mundo del toro debe ser “desempolva­do”.

No recuerdo bien si fue en las novilladas o en los jueves taurinos que viví, me emocioné y mucho reí con los famosos “palos encebados” o “cucañas”, que tenían una altura de unos cuatro o cinco metros, estaban bien “forrados” con manteca de puerco y en la parte superior tenían un sobre con 5 o 10 mil pesos de “premio”, y se valía que fuera uno solo el pretendien­te o un grupo de cinco o seis “aguerridos guerreros” y cuando estaban en plena faena los “sostenedor­es” eran sorprendid­os por dos o tres vaquillas, cuyos pitones estaban lo que se decía “embolados”, con lo que se derrumbaba­n tanto los de abajo como los de arriba, mientras que varios subalterno­s, de luces vestidos, acudían para llevarse a las “damas en cuestión”.

No supe si los “solitarios” o los “agrupados” tenían que inscribirs­e, pero sí recuerdo a los que estaban en el callejón esperando turno y que eran animados por los del tendido en medio de la sonora algarabía.

Aquello llegó a ser tan popular que los tendidos estaban continuame­nte rebosantes; en ellos eran numerosos los cartelones o mantas de apoyo a los valientes en turno.

A poco, apareció el toreo cómico, en el cual hubo de todo: desde enanitos toreros, un grupo de los cuales se presentó en Texcoco, hará unos cinco o seis años y que se nos dijo llenaron los tendidos.

Y las famosas charlotada­s, en las que mientras algunos novilleros estaban en busca de la gloria y de la fama, de pronto aparecían en el ruedo un grupo de payasos de luces vestidos que distraían a los astados, formándose unos herraderos de todos tonos y colores.

Y, para mí, el mejor torero cómico de todos los tiempos, aquí, allá y acullá, don Mario Moreno Cantinflas, que no ha tenido igual, semejante o rival en cualquier plaza de toros. Cuando en México se le anunciaba, el boletaje se agotaba dos o tres días antes de que hiciera el paseíllo.

Y debo ser sincero: cuando veo algunas de sus películas en las que se le filmó toreando, me reafirmo que ha sido el mejor cómico del mundo y el que mejor toreó.

Nadie como él. (Continuará) (AAB) synapsisaa­b@yahoo.com.mx ***

He recibido dos o tres correos electrónic­os del señor Gilberto Durán Torres, a uno de los cuales respondí así: “Hola, muchas gracias por sus letras y quedo a sus órdenes para cualquier consulta. (AAB).”

Y en una posterior me escribió lo siguiente: “Su columna de hoy (marzo 4) la termina mencionand­o mi nombre y mi pifia con aire de haber cortado orejas y rabo, a pesar de que hace semanas reconocí mi equivocaci­ón y le ofrecí una disculpa. Ahora le voy a pedir amablement­e (¿derecho de réplica?) que en su misma columna publique este correo y mencione su equívoco, porque no me gustaría ser exhibido públicamen­te. Gilberto Durán Torres”.

Publicado está.

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