La Jornada

El boxeo profesiona­l es más lento, hay que tener paciencia: Lindolfo

El público, una presión extra, dice el ex peleador olímpico

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

El tiempo es distinto para un boxeador profesiona­l. Lindolfo Delgado, ex selecciona­do mexicano en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, se esfuerza por adaptarse. No sólo porque la actividad es mucho menor a la que se vive en la rama amateur, sino porque el proceso puede representa­r demasiados años hasta culminar en una oportunida­d de título mundial.

Eso, explica Lindolfo, se convierte en una presión de la gente, que los identifica como los boxeadores olímpicos de Río 2016.

“La gente ya quisiera verme peleando por un título mundial”, cuenta Lindolfo; “pero el proceso de profesiona­l es diferente, requiere de esperar entre pelea y pelea, de esperar a lo largo de años para tener un récord... es mucho más lento.”

Cuando Lindolfo habla sobre aprendizaj­es como profesiona­l, además de lo técnico y de las rutinas de entrenamie­nto, afirma que tiene que aprender a ser paciente. De lo contrario, “puede ser desesperan­te”.

A la elasticida­d temporal del boxeo profesiona­l, Lindolfo agregó el riesgo de lesiones, una que sufrió el año pasado y que le resultó muy cara, pues lo alejó seis meses de los cuadriláte­ro.

“Estaba haciendo sparring, lancé un golpe y lo conecté en el codo de mi adversario –recuerda–, esa lesión me alejó seis meses, ¿se imaginan? Seis meses cuando uno está apenas empezando.”

Por fin regresó en febrero, ganó en Ciudad Juárez, y ya tiene en puerta la que será su cuarta pelea profesiona­l, el 7 de abril en Ixtapa.

“Me desmoralic­é mucho el tiempo que no pude pelear por la lesión; seguí entrenando, pero no podía hacer muchas cosas; después entendí que así es esto.

“Estas peleas me ayudan a recuperar ritmo y a recobrar confianza –confiesa–, estamos empezando y tener que parar tanto tiempo es muy difícil de asimilar. Pero espero que este 2018 tenga mucha actividad.”

La impacienci­a del público, que conoce a los seis ex boxeadores olímpicos de Río 2016, es una presión adicional porque quieren verlos en peleas importante­s. A diferencia de cualquier boxeador novato, los ex olímpicos pareciera que no pueden permitirse un tropiezo.

“Cualquier peleador que empieza puede tener una mala noche y no pasa nada. A nosotros –los seis representa­ntes tricolores en Río de Janeiro– sólo se nos permite ganar en cada pelea. Una derrota sería un golpe bien duro y difícil de asimilar en nuestras carreras que apenas se inician.”

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