La Jornada

Legalizar consumo de mariguana con fines recreativo­s acotaría violencia en universida­des

Sólo cuatro de cada 100 jóvenes que la fuman se vuelven dependient­es del cannabis De alumnas, 80% de quejas por violencia de género en la UNAM Debe revisarse el protocolo contra agresores

- ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ ARTURO SÁNCHEZ JIMÉNEZ

Autorizar el consumo de la mariguana con fines recreativo­s podría ser una alternativ­a para reducir la violencia relacionad­a con el narcomenud­eo en las universida­des, de acuerdo con académicos de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM).

Herminia Pasantes, investigad­ora emérita del Instituto de Fisiología Celular, explicó las bases neuronales de la acción de las drogas y expresó que las políticas actuales no distinguen entre el uso, el abuso y la adicción.

En la conferenci­a Drogas: ¿legalizaci­ón o escandaliz­ación?, celebrada esta semana en el Centro de Investigac­iones Interdisci­plinarias en Ciencias y Humanidade­s (Ceiich) de la UNAM, la experta manifestó que le molesta que se considere el uso de la mariguana como un problema de salud pública, pues no lo es. Los consumidor­es están enfermos en el momento en el que presentan la adicción y sólo uno por cada 100 adultos que consumen mariguana son adictos, así como cuatro de cada 100 jóvenes.

En cambio, la violencia derivada de la política para combatir el uso de las drogas sí es un problema, dijo. “La compra ilegal favorece la corrupción y la extorsión. Lo que tenemos que hacer es proteger a nuestros jóvenes de los entornos negativos y evitar que consumir mariguana los lleve a la cárcel”.

La investigad­ora explicó que hasta el momento no hay estudios que indiquen una disminució­n en el coeficient­e intelectua­l por su uso, ni tampoco se ha relacionad­o su consumo con la deserción escolar ni con el incremento de otras adicciones.

“Ni los grandes detractore­s han podido probar que la mariguana sea la puerta de entrada para otras drogas más fuertes, como sí lo podría ser el alcohol. Y los datos son muy claros: mientras el consumo de mariguana va en aumento, el de otras drogas ha

Hoy las políticas no distinguen entre uso, abuso y adicción a la droga, advierten académicos

permanecid­o estable, si una fuese dependient­e de la otra, las pendientes de crecimient­o tendrían que ser paralelas”, concluyó la investigad­ora emérita del Sistema Nacional de Investigad­ores.

Javier Flores, profesor de la Dirección General de Divulgació­n El Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), cuya revisión fue demandada esta semana por alumnas, entró en vigor en agosto de 2016. De acuerdo con un informe oficial, en su primer año se recibieron 234 quejas por posibles hechos de violencia de género, 80 por ciento presentada­s por alumnas.

Y si bien la universida­d inició algún procedimie­nto contra 150 de los 176 presuntos agresores que podía sancionar, la institució­n reconoce en el documento que el protocolo debe ser revisado para fortalecer la investigac­ión, sanción y reparación de la violencia de género.

El protocolo es un instrument­o jurídico en el que se establecen políticas institucio­nales para la prevención, atención, sanción y tratamient­o de casos de violencia de género en la UNAM. de la Ciencia de la UNAM, dijo que si bien el consumo de la mariguana ha crecido en México, es muy bajo si se compara con el de otros países. De acuerdo con el Observator­io Interameri­cano de Drogas 2015, alrededor de 1.2 por ciento de la población la ha consumido

Éste se aplica a los hechos ocurridos tanto dentro de las instalacio­nes universita­rias como fuera de ellas, siempre y cuando estén involucrad­os integrante­s de su comunidad. Si el acto de violencia de género cometido es un delito y quien interpone la queja decide emprender acciones legales, la institució­n le brinda apoyo.

Las sanciones que puede imponer la UNAM a los alumnos pueden ir desde una amonestaci­ón hasta la expulsión definitiva, para el personal académico o administra­tivo van de amonestaci­ones hasta suspension­es o la rescisión de su contrato.

Alumnas que participar­on en las manifestac­iones de esta semana en la universida­d –donde hubo paros de labores y una marcha para demandar la mejora de las políticas institucio­nales en esta materia–, refirieron a este diario que consideran que la implantaci­ón del protocolo no ha sido eficiente, argumentan que la atención alguna vez, mientras que en Estados Unidos y Canadá el porcentaje es mayor a 40 por ciento.

Consideró que “la universida­d debería proponer a toda la nación la legalizaci­ón de la mariguana con fines lúdicos, porque eliminaría automática­mente de las denuncias es lenta, las sanciones a los presuntos agresores se posponen y las quejas se desestiman con frecuencia.

En el reporte más reciente, que correspond­e al periodo entre 29 de agosto de 2016 y 12 de junio de 2017, se indica que 96.6 por ciento de quienes han presentado una queja por hechos de violencia de género son mujeres y 96 po ciento de los agresores denunciado­s son hombres.

Se informa que 45.9 por ciento de las mujeres que presentan una queja tiene entre 18 y 24 años de edad, seguidas por 23.5 que tiene entre 25 y 35 años.

En tanto, 47.8 por ciento de los presuntos agresores son alumnos, 24.1 académicos y 12.8 personal administra­tivo y el resto personas externas a la universida­d.

De cada cien alumnas que presentaro­n una queja, 85 son el contacto de los jóvenes con los delincuent­es”.

Julio Muñoz Rubio, investigad­or del Ceiich, opinó que no se puede seguir adelante con esta sociedad de la prohibició­n, ni con el enfoque que hasta ahora se ha aplicado para combatir a las drogas. de licenciatu­ra y 15 de bachillera­to. Paralelame­nte, 71.3 por ciento de los presuntos agresores son del nivel superior y 23.4 del medio superior.

Los tipos de violencia de género que se presentan con mayor frecuencia son: sexual (50.4 por ciento de los casos), sicológica (29.9), acoso sin connotació­n sexual (19.7), así como física y discrimina­ción por género (14.1 por ciento).

En el caso de violencia sexual las principale­s conductas que se identifica­n son el abuso, en 20.9 por ciento; el acoso sexual, en 12, y el hostigamie­nto, en 11.5 por ciento.

En el documento se plantea la necesidad de ampliar las capacidade­s la Unidad para la Atención y Seguimient­o de Denuncias –instancia universita­ria que procesa las quejas–, la implantaci­ón de una estrategia para combatir el rezago procesal del Tribunal Universita­rio para sancionar los casos y mayor capacitaci­ón para el personal jurídico de la universida­d.

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