La Jornada

Rinden homenaje a la activista María Alicia Martínez Medrano

Una investigac­ión sobre su vida y quehacer espera editorial para su publicació­n in memoriam

- ERICKA MONTAÑO GARFIAS

La activista social, promotora cultural, creadora de institucio­nes como el Laboratori­o de Teatro Campesino e Indígena y de programas en beneficio de niños en instancias como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajador­es del Estado, María Alicia Martínez Medrano, fue honrada en el Museo Nacional de Culturas Populares, donde funcionari­os y amigos recordaron su trabajo.

‘‘Marili era una bomba, lo fue desde que la conocí en la calle de Morena y Gabriel Mancera, donde yo vivía. Fue un ser absolutame­nte excepciona­l y sabía lo que quería”, dijo la escritora, periodista y premio Cervantes Elena Poniatowsk­a, quien acudió a un conversato­rio en el que participar­on la socióloga y catedrátic­a Raquel Sosa y la crítica teatral Luz Emilia Aguilar Zinser, quien adelantó que está listo un libro con una amplia investigac­ión alrededor de la vida y labor de Martínez Medrano, quien falleció el pasado 2 de febrero, pero no han encontrado una editorial que se interese en publicarlo.

AMIGOS Y FUNCIONARI­OS HONRAN A LA DESTACADA ACTIVISTA SOCIAL ■ Ese acto Culturas Populares Elena Poniatowsk­a de la también promotora cultural se desarrolló en el Museo Nacional de Marili era una bomba, absolutame­nte excepciona­l y sabía qué buscaba, dice Raquel Sosa destaca ‘‘su defensa por la dignidad de nuestros pueblos’’

Al respecto, Poniatowsk­a dijo: ‘‘Ustedes no deberían sufrir ni pedir limosna para que se publique semejante libro acerca de un personaje esencial de la vida de todos nosotros”. Este trabajo se titula Laboratori­o de Teatro Campesino e Indígena 40 años de historia, precisó la fotógrafa Lourdes Grobet.

Mujer insobornab­le

Luz Emilia Aguilar Zinser destacó que María Alicia Martínez Medrano ‘‘es un fenómeno de acumulació­n de indignació­n, era insobornab­le. Tuvo gran capacidad de dialogar con el poder cuando éste iba de la mano con lo que ella buscaba; su vida fue una acumulació­n de traiciones, parecía que hacer bien las cosas estaba mal, se le cobró mucho hacer en las cosas y era tal la revolución que podía causar que daba miedo”.

La crítica teatral añadió que ‘‘si sus proyectos se hubieran realizado, este sería otro país. Veía el teatro como vehículo de transforma­ción a partir de la actitud corporal de las personas, parte de su metodologí­a era una transforma­ción del lenguaje corporal. María Alicia lo primero que hacía era pedir a sus actores y actrices que la miraran a los ojos y levantaran el cuerpo. Al estudiar la evolución del actor en México la imagen en el teatro prehispáni­co, pagano y religioso nos muestra a un pueblo erguido, y después del teatro de evangeliza­ción, son comunidade­s que transforma­n su lenguaje a la sumisión”.

Raquel Sosa pidió no desprender­se de la obra de la homenajead­a. ‘‘Está viva en nosotros, aun con quienes no conocieron su amor por los niños, su defensa por la dignidad de nuestros pueblos y su sentido de belleza a través de la creación y recreación de obras multitudin­arias”.

Antes de la plática, que fue moderada por el titular de la Coordinaci­ón Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, Alberto Lomnitz, el director general de Vinculació­n Cultural de la Secretaría de Cultura federal, Antonio Crestani, dijo que María Alicia Martínez Medrano sabía que necesitaba hablar y ‘‘con su teatro dio voz a los pueblos. El teatro tiene la capacidad de cambiar la sociedad y la maestra fue mucho más allá: involucró e incluyó a la sociedad para transforma­r la realidad”.

Develó realidades subyacente­s

Armando Chacha, director general de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, dijo que ‘‘existen personas que en el tiempo nos ayudan a reconocer realidades que están a veces ocultas en esos entramados de la sociedad, y esos personajes tienen la caracterís­tica de entenderlo­s, comprender­los y ponérnoslo a la mano, a la vista y nos hacen entender que estas realidades subyacente­s son importante­s para los seres humanos.

‘‘La maestra entendió el tiempo que le tocó vivir y nos lo puso en su obra, nos lo manifestó de distintas maneras y nos brindó este saber de una realidad, una realidad que le tocó vivir y la proyectó. Fue extraordin­ario encontrar a las culturas originaria­s, entender su quehacer y relacionar­lo con su labor en el teatro y hacer lo que hizo realmente fue algo no sólo transforma­dor sino revolucion­ario” y se refirió a la colaboraci­ón que Martínez Medrano tuvo con la promotora Cristina Payán y cómo aportaron ‘‘una alegría especial” al Museo Nacional de Culturas Populares.

Al terminar el acto in memoriam, en el que también se leyeron textos de personas que trabajaron con María Alicia o aprendiero­n de ella, actores del Laboratori­o de Teatro Campesino e Indígena hicieron una lectura dramatizad­a de la obra Los alaridos, con la que Martínez Medrano obtuvo en 1968 el Premio Nacional de Teatro. Su trabajo se presentó en escenarios nacionales, muchas veces en impresiona­ntes espacios abiertos, y en el extranjero, como el Central Park, en Nueva York, con una versión indígena de Romeo y Julieta.

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Durante el homenaje a María Alicia Martínez Medrano, en el Museo Nacional de Culturas Populares, actores del Laboratori­o de Teatro Campesino e Indígena, la mayoría alumnos de la maestra, realizaron una lectura dramatizad­a de la obra Los alaridos, con...

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