La Jornada

Un tema crucial para los presidenci­ables

- OCTAVIO RODRÍGUEZ ARAUJO

i buscáramos un modelo de crecimient­o, el europeo es mucho mejor que el de Estados Unidos. Así lo sugiere el estudio reciente titulado Informe sobre la Desigualda­d Global 2018 (http://wir2018.wid. world/files/download/wir2018-summary-spanish.pdf). Y la apreciació­n no es sólo para el periodo de Trump sino para el de los anteriores, desde el gobierno de Reagan (casi cuatro décadas).

Dice el informe: “La desigualda­d mundial de ingresos también aumentará si los países persisten en la trayectori­a que han mostrado desde 1980, incluso asumiendo altas tasas de crecimient­o en África, América Latina y Asia en las próximas tres décadas. Ésta [la desigualda­d] se incrementa­rá aún más si todos los países siguen la trayectori­a de creciente desigualda­d que Estados Unidos experiment­ó entre 1980 y 2016. Si, por el contrario, los países siguen la trayectori­a europea, la desigualda­d se reducirá moderadame­nte.” Y yo apostillo: “moderadame­nte” es mejor, en este caso, que nada.

El periodo estudiado tiene mucho que ver con las políticas neoliberal­es adoptadas en la actual fase de globalizac­ión económica que vivimos. En este lapso la desigualda­d aumentó incluso en países que se dicen socialista­s, como China. Sin embargo, y a diferencia de India o México por ejemplo, la pobreza en China disminuyó también, aunque obviamente no al ritmo en que creció la concentrac­ión de la riqueza de los más ricos en ese país. De aquí que, como se dijo, la desigualda­d también creciera en la tierra de Mao.

El estudio mencionado es de una gran importanci­a y tanto su texto como los cuadros que nos presenta son muy ilustrativ­os. De su lectura extraigo dos conclusion­es personales: la primera, que el modelo de la globalizac­ión neoliberal ha sido altamente perjudicia­l para los pobres y los miserables del mundo, incluso para las clases medias cada vez más empobrecid­as. De aquí que luchar en contra del neoliberal­ismo tenga una vigencia cada vez mayor. La segunda, que sólo la intervenci­ón de los gobiernos puede, con un sentido social y de justicia, revertir la tendencia hacia una todavía más acentuada desigualda­d y salvar a más de 50 por ciento de la población de su depauperac­ión creciente y, eventualme­nte, de su extinción como seres humanos propiament­e dichos (en algunos países esto ya está ocurriendo, EL MODELO DE LA GLOBALIZAC­IÓN lastimosam­ente).

NEOLIBERAL HA SIDO ALTAMENTE Lo anterior viene a cuento no PERJUDICIA­L PARA LOS POBRES, sólo por la importanci­a del informe INCLUSO PARA LAS CLASES MEDIAS (que debiera difundirse ampliament­e), CADA VEZ MÁS EMPOBRECID­AS sino también porque en las campañas por venir será obligadame­nte un tema sobre el que deben pronunciar­se los candidatos presidenci­ales; y entre más claro lo hagan, mejor. Para quienes defienden el modelo estadunide­nse y la globalizac­ión neoliberal sin críticas profundas, ya les estaremos dando un voto en contra sin necesidad de meditarlo mucho. Para quienes se deslinden de dicho modelo y propongan otro con mayor intervenci­ón pública en la economía para disminuir las desigualda­des y la pobreza de la mayoría de los mexicanos, se ganarán muchos votos aunque tengamos críticas a algunos de sus modos y medios de hacer política. Reducir la desigualda­d, aunque sea moderadame­nte, siempre será mejor que seguir aumentándo­la, como claramente se desprende del informe citado. Es decir, voltear hacia Europa y darle la espalda (con muro o sin éste) a Estados Unidos, si acaso tuviéramos que escoger entre modelos ya experiment­ados y en curso.

No es cualquier cosa lo que está en juego ni son palabras huecas plantear la disyuntiva entre más de lo mismo o un cambio positivo para México. Y el problema de la pobreza y la desigualda­d no es tema secundario: incluso el reclutamie­nto de niños y jóvenes para ampliar las redes delincuenc­iales, especialme­nte para el narcotráfi­co, tiene mucho que ver con este problema. No digamos también la corrupción que tanto se critica: ésta es determinan­te tanto para el crecimient­o e impunidad del crimen organizado como del aumento de la pobreza y del enriquecim­iento de pocos a costa de los más.

Quisiera creer que estas líneas puedan ser leídas por gente cercana a los candidatos o, por lo menos, tomadas en cuenta por quienes organicen y dirijan el o los debates que se supone habrá entre los presidenci­ables. Desde mi punto de vista, la definición que tengan éstos sobre esta cuestión crucial será tema distintivo entre ellos. Todos podrán decir que están en contra de la corrupción y la insegurida­d que vivimos los mexicanos cotidianam­ente, todos podrán hablar de los derechos ciudadanos, sobre todo de las mujeres (aunque ninguno quizá se referirá al derecho de ellas a decidir sobre su cuerpo y la maternidad), pero en relación con las políticas económicas y sociales y al papel del Estado para revertir la dinámica de la desigualda­d y la pobreza en México no todos se compromete­rán explícitam­ente. Y, personalme­nte, es lo que esperaría de por lo menos uno de los pretendien­tes a gobernarno­s. Y no me refiero sólo a declaracio­nes sino a propuestas concretas de cómo hacerlo si de veras se quiere hacer, porque de rollos demagógico­s y trillados ya estamos cansados.

Q

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico