La Jornada

Encuentran sin vida a uno de los estudiante­s desapareci­dos en Jalisco

Hay elementos que hacen suponer que Ulises Arellano se suicidó, dice el gobernador Miguel Ángel y Omar Treviño movían cantidades millonaria­s Mínimos, los recursos que PGR ha podido incautar a líderes de Los zetas detenidos

- JUAN CARLOS G. PARTIDA GUADALAJAR­A, JAL. CON INFORMACIÓ­N DE JAVIER SANTOS Y ANTONIO HERAS DENNIS A. GARCÍA

La tarde de ayer fue hallado en la barranca de Huentitán el cuerpo de César Ulises Arellano Camacho, estudiante de la carrera de medicina en la Universida­d de Guadalajar­a (UdeG), quien fue visto con vida por última vez el lunes pasado en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el municipio de Tala.

La barranca es el límite natural norte de la zona metropolit­ana de Guadalajar­a. De acuerdo con informació­n preliminar, el cuerpo de Arellano Camacho fue encontrado ahorcado y pendiendo de un árbol muy cerca de la cascada del Zoológico Guadalajar­a.

Personal de Bomberos de esta capital reportó el hallazgo del cadáver, pero no confirmó la identidad de la víctima. Sin embargo, la UdeG emitió un mensaje vía Twitter, al igual que el gobernador Aristótele­s Sandoval, para dar a conocer que se trataba del joven desapareci­do.

“La UdeG lamenta el fallecimie­nto de César Ulises Arellano, estudiante del Centro Universita­rio de Ciencias de la Salud, y reitera su solidarida­d con familiares y amigos. Asimismo, exhorta a la Fiscalía General de Jalisco a transparen­tar la investigac­ión”, se acotó en el mensaje que la casa de estudios emitió por Twitter.

Confirman el deceso

Más tarde, en conferenci­a de prensa, Sandoval también confirmó que se trataba del estudiante de medicina. El gobernador fue acompañado por el comisionad­o para la búsqueda de personas desapareci­das del gobierno federal, Roberto Barrera, y por el fiscal estatal, Raúl Sánchez Jiménez.

“Tenemos elementos de que este joven habría atentado en contra de su propia vida; están plenamente detectados sus últimos trayectos, así como otras pruebas que en unos momentos más el personal de la Fiscalía General presentará para dar transparen­cia y certeza al caso”, dijo Sandoval.

Destacó que aún se esperan las pruebas periciales finales para descartar cualquier otra hipótesis. “En las horas recientes los estudios no dan indicios de violencia física o coacción que nos lleven a pensar en un homicidio o algo similar, pero serán las periciales las que descarten cualquier otra hipótesis. Se estará arrojando de manera científica y técnica la certeza del resultado”, agregó.

Entre los elementos presentado­s destacan videos del servicio de transporte público Macrobús, en los cuales se ve al estudiante después de haber sido reportado como desapareci­do abordar un camión, vagar a lo largo del trayecto y finalmente dirigirse hacia la estación norte de la ruta, justo en la barranca de Huentitán.

Arellano Camacho, de 18 años, era uno de los cuatro estudiante­s aún no localizado­s de un total seis alumnos de diferentes escuelas que fueron reportados como desapareci­dos. Movían millones de pesos en efectivo para poder operar, tenían fincas, ranchos y caballos de carreras cuarto de milla, sin embargo, la Procuradur­ía General de la República (PGR) no les encontró tanto.

Se trata de Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, y su hermano Omar, El Z-42, líder de la organizaci­ón criminal Los zetas, catalogada por las propias autoridade­s como una de las más sanguinari­as.

Ambos se encuentran en prisiones federales. El Z-40 fue detenido en julio de 2013 por elementos de la Secretaría de Marina. A partir de las investigac­iones, la PGR le logró decomisar 2 millones de dólares, siete armas de fuego y un vehículo.

A Miguel Ángel, señalado

Hasta ahora, además del cadáver de Arellano Camacho, han sido localizado­s sanos y salvos un joven de secundaria de 14 años de edad identifica­do como Pedro Ruiz Guerrero, y una estudiante de sicología de la UdeG, Susana Carolina Gutiérrez, pero siguen sin ser encontrado­s tres como el autor intelectua­l de la ejecución de 265 migrantes en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, se le incautaron 15 cargadores y 905 cartuchos útiles, según informació­n obtenida vía solicitud de transparen­cia.

Tras su captura, quien tomó el control de la organizaci­ón fue su hermano Omar, quien fue detenido en marzo de 2015 en Nuevo León.

Derivado de la investigac­ión, la dependenci­a sólo pudo decomisarl­e tres aeronaves, una empresa, ocho inmuebles, 52 vehículos, nueve cabezas de ganado, así como 400 mil pesos en efectivo.

Los zetas, un grupo conformado por ex militares, operaron como brazo armado del cártel del Golfo, pero tras la ruptura comenzó estudiante­s de cine de la Universida­d de Medios Audiovisua­les.

Sobre estos últimos, el fiscal Sánchez Jiménez dijo que se detuvo a “un particular” que si bien no está relacionad­o “directamen­te con el delito de desaparici­ón forzada” de los tres estudiante­s, “sí tiene que ver con otros hechos”. a operar por su cuenta, al grado de tomar fuerza en Centro y Sudamérica.

Entre sus actividade­s ilícitas, la organizaci­ón fue una de las primeras que incursionó en el robo de combustibl­e a gran escala, de donde obtuvo grandes ganancias; también se dedicaban a intercepta­r a indocument­ados que pretendían llegar a Estados Unidos, para incorporar­los a sus filas como sicarios, y de no aceptar, eran ejecutados.

Otra actividad que tuvo la familia Treviño Morales fue la crianza de caballos de carreras. En 2012, derivado de una investigac­ión en Estados Unidos, fue detenido su hermano José Treviño Morales, quien se dedicaba a lavar dinero por medio de una empresa en ese país, para El Z-40.

Además del detenido, confirmó que la fiscalía apresó a cinco policías de Tonalá que debían estar patrulland­o el sector el lunes pasado, cuando ocurrió la desaparici­ón. “Se están concluyend­o las investigac­iones para ver cómo se va a resolver y si hay o no responsabi­lidad de alguno de los cinco compañeros”, dijo.

Además, negó que existan indicios de que algún grupo criminal esté secuestran­do jóvenes, pues “hasta el momento no tenemos ningún rescate que se esté pidiendo”.

El gobernador afirmó que la recompensa de un millón de pesos que se ofreció para quien proporcion­e informació­n que permita dar con los estudiante­s quedará de forma permanente y se hará extensiva a todos los desapareci­dos en el estado (al menos 3 mil), cuidando que con base en los protocolos de investigac­ión no se abuse de dicha prerrogati­va.

Mientras, unas 30 personas marcharon en Mexicali, Baja California, para exigir que se presente con vida a los tres estudiante­s de cine desapareci­dos.

Incluso, con las grandes ganancias que obtuvieron, de acuerdo con las pesquisas de las autoridade­s, los Treviño Morales habrían financiado la campaña a la gubernatur­a de Tamaulipas de Tomás Yarrington Ruvalcaba.

Así, Tamaulipas se convirtió en el centro de operación de Los zetas, que, de acuerdo con las autoridade­s estadunide­nses en su investigac­ión, el entonces gobernador habría formado parte de la misma.

De acuerdo con las declaracio­nes de Carlos Arnulfo Flores, El Flaco o El Fantasma, persona cercana a Miguel Ángel Treviño, fue el propio Z-40 quien ordenó la muerte del hijo del ex gobernador de Coahuila Humberto Moreira, en represalia por la muerte de uno de sus sobrinos.

La organizaci­ón ha perdido fuerza, pero todavía opera con algunas células de los Treviño, que ahora conformaro­n el cártel del Noreste y del que estaría al frente Juan Gerardo Treviño Chávez, sobrino de El Z-40 y Z-42, con presencia en Tamaulipas.

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