La Jornada

El caos que dejan Mancera y su equipo de trabajo

- IVÁN RESTREPO

odavía no sabemos si renuncia Miguel Mancera como jefe de Gobierno de Ciudad de México o sólo pide licencia temporal. Es la figura central del peor gobierno que ha tenido la capital del país en muchas décadas. Aunque asegura que dejará la urbe funcionand­o a cien por ciento, y paga publicidad para que le creamos, la realidad es muy diferente. Abundan los saldos negativos de su gestión. Falta el agua en muchas colonias. En Iztapalapa las familias tienen que comprar garrafones de 20 litros para cubrir sus necesidade­s fundamenta­les. No la hay ni siquiera en la biblioteca del Parque México, en la colonia Condesa, por lo que los sanitarios están fuera de servicio. Como el líquido que llega a las casas y negocios no es potable, la industria más próspera en México es el agua embotellad­a. ¿Será tan pura como aseguran en su publicidad los dueños de ese negocio? Urge un análisis de calidad al respecto. Comienza la temporada de calor y, con ella, más carencias de agua no solamente en la megaurbe, sino en el país. Mientras, se gasta el dinero público en las campañas electorale­s y en una publicidad oficial en la que nadie cree.

El crimen organizado hace de las suyas y un día sí y otro también hay muertes violentas y los asaltos a comensales en restaurant­es no sorprenden ya a nadie. Aumenta la insegurida­d y los asaltos a transeúnte­s, hogares y el robo de vehículos. En buena parte porque la delincuenc­ia no conoce fronteras geopolític­as y se desplaza a la ciudad de los estados de México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala o Puebla. No se libra de la presencia de las bandas criminales la máxima casa de estudios. No es sorpresa si sus autoridade­s no han podido regresar a la comunidad universita­ria el auditorio Justo Sierra, en poder NUESTROS REPRESENTA­NTES EN del hampa. En cambio, publicitan en los medios que LA ASAMBLEA Y EN EL CONGRESO recuperaro­n espacios para el deporte. COMPITEN AHORA EN MALA FAMA Falla el sistema de transporte

CON LOS INTEGRANTE­S DEL público, insuficien­te para la mayor parte de la GOBIERNO FEDERAL población citadina y para millones de personas que viven en la zona metropolit­ana pero tienen su centro de trabajo o de compra y venta de mercancías en el Centro Histórico. Las obras mal diseñadas so pretexto de mejorar la movilidad urbana, a la orden del día. Como no existe todavía un programa de desarrollo urbano sostenible, se violan las tibias normas vigentes sobre la materia en aras de los poderosos intereses de las constructo­ras, que edifican por doquier grandes torres de departamen­tos y oficinas. La Procuradur­ía Ambiental... rebasada por el poder de las inmobiliar­ias.

En esa ineptitud acompaña a Mancera quien fue la secretaria general de su gobierno, Patricia Mercado. Renunció para asegurar nueva chamba (senadora plurinomin­al) por el Movimiento Ciudadano, partido en el que no milita. A la licenciada la elogian sus amistades cercanas. Pero muchos recordamos su candidatur­a presidenci­al en las elecciones de 2006 para restarle votos a López Obrador. Por su incompeten­cia igualmente recordarem­os a la inmensa mayoría de quienes integran la Asamblea de la ciudad o tienen bajo su responsabi­lidad las 16 delegacion­es político-administra­tivas. Nuestros representa­ntes populares en dicha Asamblea y en el Congreso de la Unión compiten ahora en mala fama y rechazo ciudadano con los integrante­s del gobierno federal.

Mientras el jefe de Gobierno de la ciudad busca una senaduría, pues no pudo ser candidato presidenci­al, no cesa la inconformi­dad por el pésimo manejo de los programas de reconstruc­ción en las áreas más afectadas por el sismo del pasado 19 de septiembre. Cientos de familias siguen en espera de recibir los auxilios prometidos. Igualmente decenas de edificios “tocados” por el temblor no cuentan con la atención debida. Menos mal que se evitó que tres diputados de la Asamblea local con pésima fama (Leonel Luna y Mauricio Toledo, del PRD, y Jorge Romero, de Acción Nacional) manejaran decenas de millones de pesos aprobados para paliar las necesidade­s de los damnificad­os. Los querían para sus campañas electorale­s, pues aspiran a ser elegidos como integrante­s del Congreso de la Unión.

Falta espacio para mencionar otras promesas incumplida­s por Mancera y su equipo. Habrá oportunida­d de hacerlo.

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