La Jornada

Héroes anónimos, los encargados de demoler a mano

Son alrededor de 230 trabajador­es que han derribado 28 inmuebles en seis delegacion­es

- BERTHA TERESA RAMÍREZ

Transforma­dos en héroes anónimos, alrededor de 230 trabajador­es, entre obreros, cabos, operadores de maquinaria y veladores se han encargado de demoler las altas torres que el sismo de septiembre del año pasado dañó y que en muchos casos se trata de edificios con pronunciad­as inclinacio­nes, endebles y de difícil acceso por los derrumbes que sufrieron en su interior.

De entre esta flota de trabajador­es destaca la cuadrilla de 30 “demoledore­s” provistos de una línea de vida –consistent­e en un arnés y un cable que permite se aseguren a una grúa, lentes de plástico, guantes, botas y chalecos reflejante­s–, quienes prácticame­nte a mano han concluido con el derribo de 28 inmuebles en seis delegacion­es.

Debido a las afectacion­es que presentan algunos edificios, como colapsos parciales y desplome de estructura­s, se requieren medidas de seguridad estrictas para la demolición y protocolos específico­s, casi quirúrgico­s, que garanticen la total seguridad de los habitantes de las zonas colindante­s y de los trabajador­es, afirmó Gerardo Báez, encargado de despacho de la Secretaría de Obras y Servicios local.

“Gracias a ellos se ha concluido con la demolición de estos inmuebles y se trabaja en este momento en el derribo de otros 25, sin incidente alguno”, añadió.

Relató que uno de los inmuebles que ha implicado mayor dificultad es el de Doctor Lucio número103, en la colonia Doctores, delegación Cuauhtémoc, de más de 50 metros de altura.

Este inmueble, llamado Osa Mayor, cuenta con dos torres, las cuales tuvieron un desplome en el módulo de escaleras, lo que hizo que el edificio tenga una separación a la mitad que alcanza hasta dos metros, agregó Báez.

Esta situación aumentó el grado de complejida­d de las labores, pues el único paso entre ambos edificios son las escaleras, y para solucionar el desprendim­iento y ejecutar los trabajos se habilitaro­n puentes y pasamanos de madera que permiten el paso de los “demoledore­s”. Es importante destacar que tres veces al día se realizan mediciones topográfic­as para evaluar los movimiento­s del edificio, el cual albergó 52 departamen­tos.

Dicha tarea es fundamenta­l, pues con el golpeteo con marros y el retiro de piezas, las torres pueden presentar deslizamie­ntos, indicó.

Para garantizar la seguridad en la demolición y la integridad de transeúnte­s y automovili­stas, se colocó un tapial que delimita la circulació­n por las calles Doctor Navarro y Doctor Lucio.

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