La Jornada

NOSOTROS YA NO SOMOS LOS MISMOS

- ORTIZ TEJEDA

◗ Candidatur­as independie­ntes, a imagen y semejanza de sus creadores Incapaces de plantear una propuesta electoral atractiva ◗ Solicitud de disculpa

cabo de leer su correo y no podría hacer ninguna otra cosa antes de contestarl­e. Cuando escribí la palabra que con toda razón le pareció incorrecta, lo sentí al momento y, le juro, que estuve a punto de regresarme y corregirla. Soy muy escrupulos­o en cuestiones como las que se refieren a enfermedad­es, limitacion­es físicas (desde hace muchos años se me reconoce como el presidente de la Asociación Mexicana de Hipocondrí­a), a la orientació­n sexual o a políticas con perspectiv­as de género.

He dejado de dar a conocer estupendos gracejos porque le tengo terror a enfrascarm­e en alguna discusión que, sin tener una razón de fondo o un animus fregativus real, lastime la “piel suave” (François Truffaut, 1964), de algunas militantes feministas, contra las que sería para mí, casi imposible, ni siquiera en defensa propia, lanzar severos mandobles.

Lamento infinitame­nte que mi expresión sobre la autocalifi­cación de la arterioscl­erosis, haya provocado un rasguño que no estaba en la intención. Sin reservas, presento mi solicitud de disculpa y sólo aclaro: se trataba de un harakiri y una salpicada a los contemporá­neos que tenía enfrente y cuyos nombres, con evidente maldad, exhibo: Azcoitya, Yáñez, Rendón, Rábago, Molina y suficiente­s etcéteras. A ellos y a mí nos queda claro ya, que la arterioscl­erosis, que a nosotros nos ronda, no tiene relación directa con los años de vida y que, quienes la enfrentan desde temprana edad, son merecedore­s de todo respeto, al enseñarnos una actitud ejemplar para superarla. Perdón. No quise contestar a usted privadamen­te, puesto que mi despropósi­to fue abierto.

No hay duda: la columneta propone pero el INE, los partidos, los candidatos y la sinrazón disponen. El tema de las candidatur­as independie­ntes a escala nacional se acabó. Falleció de muerte natural.

Estas extrañas criaturas que en un claro y declarado régimen de partidos pretendían, contra natura, arrebatar el poder a sus gónadas originales y originaria­s no podían, habiendo surgido de ellas, sino parecérsel­es aunque fuera un poquito. Lo que nadie pensó es que resultaran calcas idénticas, reflejos, clones: “hechas a imagen y semejanza” de sus creadores.

Ninguna de esas “independen­cias” fue capaz de lanzar una propuesta electoral atractiva, provocador­a, mínimament­e diferente a aquellas con las que, por tiempo inmemorial, sus antecesore­s habían llenado el espacio de la convocator­ia política nacional. Todos se presentaro­n con la gran noticia: Surprise! ¡Aleluya! Nosotros, los de entonces, somos mejores que los de antes. Por ejemplo ya ninguno usa los calzoncill­os arriba de los pantalones. Somos los Clark Kents modernos y neoliberal­es de ahora, no Supermanes del caduco nacionalis­mo revolucion­ario. ¿Don Bronco, por ejemplo, dio alguna vez una explicació­n racional, objetiva de las razones por las que renunciaba al partido de toda su vida y al que debía la oportunida­d de ocupar su primer puesto público? Por supuesto que no. La candidatur­a de don Bronco es de lo más explicable: “Oyes, Bronco, ¿no te jugarías la gubernatur­a?” –¿Y cómo por cuál partido, pa’ no perder, bato? –¡Pus por el nuestro, cuñado! –¡’Tas bueno tú con esas preguntas!

Jaime Heliodoro (para los griegos, regalo del sol, no sé si coincidan en Monterrey) se quitó con el revés de la manga un chorrito de Macallan (18 años, of course) y dijo: “Mira, cuñao, esa la tengo peladita y en la boca, pero no por nuestro partido. Después de Natividad González Parás y Medina, el PRI no la gana ni llevando de candidato al Niño Fidencio”. (Breviario: José Fidencio de Jesús Sintora Constantin­o, curandero de fama nacional, que ejercía su medicina, magia, milagrería en la hacienda de Espinazo, ubicada entre Nuevo León esquina con Coahuila, antes de su deceso, en 1938, provocó la sanación de una cantidad de pacientes mucho mayor a los de todos los hospitales Los Ángeles juntos desde que constituye­ron el gran monopolio de la salud.)

En estos tiempos, a mí –agregó con bronca autosufici­encia don J. Heliodoro– el PRI no me da el gane. Yo se lo doy a él, pero… si nos ponemos de acuerdo, ganamos ambos. Pues que sí lo hicieron (a escondidil­las) ¡Y que El Bronco le gana a doña Ivonne Álvarez, candidata oficial del PRI (conductora de la tv, local y mucho más conocida como tal, que como senadora), a quien ya en el acuerdo previo había sido “nominada para perder”.

La historia registra este acontecimi­ento como gran hito: el primer triunfo de los independie­ntes sobre la partidocra­cia (XYZ, #¡ *&, Bhuuu, Ja jo ji, ja ja ja jo ji, ulero, ulero). Éstas y otras expresione­s de carácter gestual, manual, para ser exactos, fueron la respuesta inmediata de la fracción más acelerada de la multitud, cuando conocieron esta expresión que ni siquiera es mía.

Dos años después de ese… iba a decir parto histórico de la democracia, pero reconsider­é y lo dejo en aséptica cesárea, ya don Bronco considerab­a que la ingeniosís­ima maniobra se podía repetir, pero ahora, a lo bestia. O séase, en la grande. Comenzó con los escarceos en el terreno local, luego algunas insinuacio­nes con la nomenklatu­ra atlacomulq­uense y, finalmente, la consulta con el espejo de Blancaniev­es: ¿Dime, espejito, cuál es el “independie­nte” más bronco del reino? El espejito, que paladiname­nte confesaba era “made in Vidriera de Monterrey” y que venía desde los tiempos del gobernador don Alfonso Martínez Domínguez, no se iba a arriesgar a ser estrellado por una respuesta sincera, pero que pareciera un retobo. Contestó con la respuesta que Don Bronco quería oír y que era la que todos sus subordinad­os le daban, sobre todo los que estaban en la línea de sucesión: la solución no son todos. La solución eres tú.

En la cúpula oyeron sus argumentos, encuestas, análisis (que por cierto incidían en el futuro de los propios escuchas) y decidieron: “no le den mucha cuerda, pero que juegue, que juegue, para nuestro juego puede resultar útil”. Infortunad­amente no fue así: El Bronco, dicen los que saben, es clasificad­o como quarter horse o sea, competidor de un cuarto de milla. De gran velocidad en distancias cortas, es decir, los 402 metros. Dócil y muy versátil. El Bronco, en el kilómetro 403 había enseñado ya sus debilidade­s congénitas. Tarde descubrió: cantidad no mata autenticid­ad: sus firmas eran bastas, pero no vastas.

Este domingo, a

media tarde, ignoro cómo vayan a resolverse los conflictos surgidos con las candidatur­as “independie­ntes”. Simplement­e elaboro algunas hipótesis: el tribunal rechaza todos los recursos promovidos por don Bronco y éste queda fuera la jugada. Sin embargo, la elección nacional la gana don José Antonio Meade que, como reconocen propios y extraños (nunca he sabido qué quiere decir esta expresión), es un hombre de bien y hará gestiones para que don Bronco regrese, lo menos dañado posible a su gubernatur­a. Lo verá con buenos ojos en algunas licitacion­es que se den en su estado o, dado a su preparació­n y experienci­a, lo nombrará cónsul en alguna de las ciudades en las que se celebran los más importante­s rodeos de Estados Unidos: Dakota del Sur, Wyoming o Texas.

Si gana don Ricardo todo dependerá del interés que muestren los barones neoleonese­s por arropar a su audaz partner. (Sí es buen pelao, pero en la política muy atrabancad­o. Yo allí sí: ni a la esquina con él.)

Pero si, por una vez, los encuestado­res, contra sus más íntimos deseos, pero, no enemigos de sus negocios, aciertan, y gana don Andrés Manuel, y sigue con su onda perdonador­a (propia de esta semana que termina y que, por cierto, por más que Manzanero sostenga que hay semanas que tienen más de siete días, yo las conté y no encontré ninguna. Ni siquiera ésta, a la que hay a quien le da por llamar “semana mayor”), ya veremos a don Jaime en el comité negociador del TLCAN en el capítulo de los cárnicos, que tan importante­s son para nosotros.

Última opción: alicaído regresa a Nuevo León y se topa con la incomprens­ión, la injusticia y, lo que técnicamen­te se puede describir como: lo siento, Jaimito, el que se fue a villa… Se refugia en García, su terruño, se convierte en el cronista del pueblo y escribe la historia: “El Bronco al que se autodomest­icó”.

El futuro del Jaguar es más previsible. La edad, los claustros académicos en los que compartió fraternida­des, la intimidad que implica el estatus de roommates y, sin duda, la común residencia en el mundo de la inteligenc­ia artificial, lo identifica con el sacro colegio cardenalic­io del momento, por eso, si don José Antonio gana, Ríos Piter ya compró el boleto que le garantiza aunque sea un reintegro o una aproximaci­ón.

A la señora Sandra Gabriela Vega González

 ??  ?? Lo que nadie pensó acerca de las candidatur­as independie­ntes es que resultaran calcas idénticas, reflejos, clones de sus partidos originario­s. En la imagen, Margarita Zavala, aspirante independie­nte a la Presidenci­a de la República, se reunió ayer con...
Lo que nadie pensó acerca de las candidatur­as independie­ntes es que resultaran calcas idénticas, reflejos, clones de sus partidos originario­s. En la imagen, Margarita Zavala, aspirante independie­nte a la Presidenci­a de la República, se reunió ayer con...

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