La Jornada

En enero fue condenado a 12 años de prisión

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Río de Janeiro. Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado en enero a 12 años y un mes de cárcel en una sentencia ratificada en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal de la cuarta Región, por los delitos de corrupción y blanqueo de dinero, y en los próximos días la justicia podrá decretar su ingreso inmediato a prisión, luego de que el Supremo Tribunal Federal (STF) rechazó este miércoles un recurso de habeas corpus presentado por el ex mandatario de Brasil.

El STF deberá notificar al tribunal regional, con sede en Porto Alegre, que a su vez debe avisar al juez Sérgio Moro, quien es el encargado de dictar la orden de prisión contra Lula da Silva, reportó Telesur en su portal. Agregó que el líder izquierdis­ta puede apelar del fallo ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ) para solicitar la suspensión de la ejecución de las penas.

A pesar de que con este gesto técnicamen­te el STF dio luz verde para el encarcelam­iento de Lula, es probable que éste no suceda de forma inmediata, sino dentro de unos días, puesto que el tribunal regional que condenó a Lula en segunda instancia, tiene de plazo hasta el próximo 10 de abril para responder a un nuevo recurso de la defensa.

Se trata de un formalismo que no afectará a la decisión del STF, pero varios juristas afirmaron que es poco probable que el juez de la operación Lavado Rápido, Sérgio Moro, se salte ese plazo formal y ordene la detención de manera urgente.

La candidatur­a de Lula deberá ser decidida por la justicia electoral, por lo que no hay una relación directa con el fallo del STF sobre el habeas corpus, resaltó Telesur. En todo caso, en agosto el Tribunal Superior Electoral empezará a validar las candidatur­as, pero las opciones de Lula son escasas, dado que la ley brasileña no permite que haya candidatos condenados en segunda instancia por la justicia. de que se agoten todos los recursos, “podré revertir mi posición”. O sea, como se trataba del ex presidente, votó en contra.

A propósito, llamó la atención de varios juristas y abogados la firme negativa de la actual presidenta de la Corte, Carmen Lúcia, de llevar al pleno dos pedidos que tratan justamente de la prisión luego de la segunda instancia, y que inquirían por la medida en sí, y no por ser dirigida a alguien determinad­o. O sea, Carmen Lúcia concentró la atención del país no en un tema polémico, sino en la figura del candidato que aparece como favorito absoluto para las elecciones de octubre y es el presidente más popular de las pasadas seis décadas y media en Brasil.

En la sesión de ayer esa decisión despertó contundent­es críticas de algunos de sus pares, pero ella permaneció impasible.

Las alternativ­as de la defensa del ex presidente para mantenerlo lejos de prisión son exiguas, ínfimas. Podrán, a lo sumo, postergar por un tiempo –días, quizá semanas, pero pocas– su encarcelam­iento.

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