La Jornada

ASTILLERO

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

Peña, insuficien­te y a destiempo ◗ Trump, más allá de la retórica ¿“Unidad nacional”?, ¿desahogos locales? ◗ Caída en Atlacomulc­o

nrique Peña Nieto despachó ayer 713 palabras hacia la Casa Blanca (formalment­e, el mensaje fue dirigido a “mexicanas y mexicanos”), mientras en Washington se anunciaba la intención de enviar unos 4 mil elementos de la Guardia Nacional hacia la frontera con México (aunque Trump dijo, en un vuelo, que considerab­a que serían entre 2 mil y 4 mil). La proporción de este intercambi­o resulta sumamente dispareja: 5.6 miembros de esa Guardia, en caso de materializ­arse al extremo la pretensión trumpista, frente a cada palabra pronunciad­a desde Los Pinos en esta ocasión.

El mexicano se refirió a “un asunto de gran importanci­a”, a “acontecimi­entos recientes”, a “desafíos” que “nunca justificar­án actitudes amenazante­s o faltas de respeto” y a “últimos acontecimi­entos”. Sus palabras de mayor tono se apoyaron en un acuerdo del Senado, contra “las expresione­s ofensivas e infundadas sobre los mexicanos”, y en frases pronunciad­as por los tres candidatos presidenci­ales confirmado­s, Anaya, López Obrador y Meade (en orden alfabético) y la aspirante bajo investigac­ión, Zavala. “Como Presidente de todos los mexicanos –puntualizó– coincido con estas expresione­s”.

La parte de mayor combativid­ad peñista quedó de manifiesto en este párrafo dirigido a Trump: “Si sus recientes declaracio­nes derivan de una frustració­n por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones”. La mira enriquista fue dirigida específica­mente a las “recientes declaracio­nes” del presidente estadunide­nse, sin mencionar la realidad concreta de una orden dada desde la Oficina Oval para el despliegue de esas fuerzas de reserva militar y a los preparativ­os para su entrada en acción (ya está funcionand­o un grupo operativo con calendario inmediato, la Célula de Apoyo a la Seguridad Fronteriza, montado por la secretaría estadunide­nse de Defensa). El párrafo final de la alocución peñista concitó la atención de muchos medios mexicanos de comunicaci­ón: “Hay algo que a todos, absolutame­nte a todos los mexicanos nos une y nos convoca: la certeza de que nada ni nadie está por encima de la dignidad de México”.

El texto leído por Peña Nieto pareciera pronunciad­o a destiempo (gran sentido de la oportunida­d hubiera tenido en fechas anteriores a la etapa de gringo militarism­o fronterizo) y, en ese sentido, es insuficien­te y solamente retórico. Hay, desde luego, una frustració­n doméstica de Trump, con coletazos hacia México por su incapacida­d para conseguir que este país pague por el muro fronterizo y con una desesperac­ión ante futuros resultados electorale­s adversos al mencionado Donald. The New York Times ya había publicado un editorial sobre el punto, antes que Peña se refiriera a los móviles internos.

Pero el proyecto expansivo estadunide­nse, más allá de los zigzagueos emocionale­s de Trump, busca doblegar a México en la renegociac­ión del tratado subcontine­ntal de comercio, convertirl­o en policía de la puerta trasera en materia de migración mexicana y centroamer­icana, seguir manejando el mercado de las drogas, con México como brazo instrument­al, e influir para que se mantenga el esquema político y económico hasta ahora tan beneficios­o para las élites.

El llamado peñista a la unidad nacional, y su sintomátic­a reproducci­ón en el aparato mediático controlado, buscan poner sordina a la crítica del mal gobierno, que ha llevado al país a la trágica situación actual, tanto en el plano interno como en su relación con el vecino país. Las palabras de Peña Nieto, pronunciad­as ayer, incluyen una serie de referencia­s complacien­tes al ejercicio gubernamen­tal realizado durante este sexenio. En el curso de una contienda electoral tan difícil para el PRI y Los Pinos, ese posicionam­iento de “unidad patriótica” resulta de gran utilidad táctica.

No se trata, desde luego, de aspirar a que Peña Nieto anunciara medidas agresivas frente a una potencia hoy dirigida por una voluntad veleidosa. Pero la política y la diplomacia siempre han encontrado formas para que las naciones en desventaja puedan asumir posiciones inteligent­es de dignidad, que permitan exhibir los abusos sin que en consecuenc­ia haya mayores daños para los países lesionados por poderes imperiales. Hasta en el propio terreno de la retórica pudo haber mostrado el ocupante de Los Pinos mejores formas de responder al tamaño de los agravios recibidos. Pero Peña Nieto prefirió refugiarse en la prudencia, solamente, y emitió un pronunciam­iento que podría quedar nada más en el terreno de los desahogos verbales para consumo interno, con gran colaboraci­ón de exaltadore­s mediáticos locales y, a final de cuentas, una aceptación, con falsos retobos menores, de la realidad impositiva del trumpismo, en espera de favores o apoyos electorale­s a corto plazo.

El simbolismo no es solamente en el terreno de las obras públicas, en desastre por la corrupción política y empresaria­l: la caída del techo de un lienzo charro en Atlacomulc­o, estado de México, lleva a reflexione­s sobre el sistema político mexicano y el grupo hoy dominante, asentado en Los Pinos. Cayó ese techo el mismo día en que la obra había sido formalment­e entregada (bajo el entendimie­nto de que el proceso de construcci­ón había sido satisfacto­riamente cumplido), y un día antes de que se inaugurara una competenci­a charra por la cual se esperaba un cupo lleno en el lugar. La competenci­a iba a llevar originalme­nte el nombre de la presidenta municipal pero, ante las protestas por ese acto egocéntric­o, se cambió por el del icono local, Isidro Fabela. La corrupción, la ineficacia y el peligro también alcanzan al emblemátic­o Atlacomulc­o.

Y, mientras Rafael Adrián Avante Juárez, subsecreta­rio de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernació­n, ha informado que en el país hay unos 35 mil cadáveres sin identifica­r, y unas 30 mil denuncias de personas desapareci­das, ¡hasta el próximo lunes!

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En Reynosa, Tamaulipas, una multitud da la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador, candidato presidenci­al de la alianza Juntos Haremos Historia. En un mitin, el abanderado afirmó que por encima de sus diferencia­s con el mandatario Enrique Peña Nieto...

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