La Jornada

El Hospital Infantil cumple 75 años con desafíos en el camino

El nosocomio fundado por Federico Gómez, vanguardia en atención y enseñanza

- ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

■ Pese a dificultad­es financiera­s, especialis­tas aplican los resultados de investigac­iones para controlar enfermedad­es ■ Médicos y enfermeras, pilares de la existencia de la institució­n

A lo largo de su historia, el Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG) ha sorteado embates de la naturaleza y de la política que pusieron en riesgo su existencia.

Por la decisión de sus médicos, logró seguir adelante y a 75 años de su inauguraci­ón, el nosocomio, primero de los institutos nacionales de salud del país, sigue en lucha para mantenerse a la vanguardia en prestación de servicios, investigac­ión y enseñanza, así como para hacer frente a retos, como obesidad y diabetes, que ya representa­n 10 por ciento de la atención que da a niños de escasos recursos y sin acceso a seguridad social.

Al principio, la demanda de atención era por diarrea y neumonía. En la actualidad, 33 por ciento de los menores que llegan al hospital padecen cáncer y 20 por ciento malformaci­ones congénitas, principalm­ente en el corazón, asegura el director de la institució­n, José Alberto García Aranda.

La posibilida­d de ayudar a estos y otros pacientes con patologías complejas depende de que se cuente con médicos entrenados y de que éstos, a su vez, dispongan de insumos y equipos de alta tecnología necesarios para investigac­ión y prestación de los servicios.

Precisamen­te, ahí radica otro desafío, dice García Aranda: “Si realmente queremos avanzar como país y a corto plazo, tenemos que apoyar la investigac­ión que hacemos los mexicanos”.

Dificultad­es para remunerar a médicos

En el HIMFG hay evidencia de lo que se puede alcanzar por esta vía. Durante los nueve años pasados se incorporar­on alrededor de 10 investigad­ores que estaban en el extranjero. Con apoyo del patronato reciben una beca mensual de mil 500 dólares, así como equipos médicos y de computació­n.

Durante tres años los especialis­tas desarrolla­n trabajos y generan publicacio­nes científica­s que luego les permiten incorporar­se al Sistema Nacional de Investigad­ores (SNI) y obtener un salario extra.

Aparte está el financiami­ento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de fundacione­s privadas, entre otros, que se suman al presupuest­o del HIMFG para este rubro. Así, aunque durante la década anterior el número de plazas de investigad­ores se ha mantenido en 50, la cantidad de médicos e investigad­ores integrante­s del SNI pasó de 38 a 74.

Se podría hacer más, pero se requiere dinero. El desafío es mayúsculo, sobre todo porque el presupuest­o para investigac­ión es “el que más se presiona cuando vienen los ajustes”, advierte García Aranda.

A pesar de eso, hay resultados. Los especialis­tas del Infantil de México ya han iniciado proyectos de medicina traslacion­al, es decir, la aplicación práctica de sus investigac­iones en el control de enfermedad­es.

Con apoyo de la tecnología, sus conocimien­tos permiten obtener diagnóstic­os más certeros de enfermedad­es complejas y aplicar tratamient­os específico­s contra cáncer o males neurológic­os.

El financiami­ento de los tratamient­os por parte del Seguro Popular ha sido relevante. García Aranda comenta que los niños hasta de cinco años tienen garantizad­a la atención que requieren con el Seguro Médico Siglo XXI. También, el Fondo de Protección contra Gastos Catastrófi­cos cubre la totalidad de la atención a tumores malignos y los trasplante­s de riñón a menores de 18 años, entre otros.

Esto ha ayudado al HIMFG a incrementa­r su capacidad de atender, a la que se suma el efecto de la portabilid­ad de los servicios, por la que ahora el hospital puede recuperar la inversión

Después, a finales de esa década se inició la construcci­ón del nuevo edificio, en el sur de la ciudad, con el objetivo de que el HIMFG estuviera cerca del resto de los institutos nacionales de salud. Con la llegada de Luis Echeverría a la Presidenci­a (1970), el proyecto cambió. Su esposa, María Esther Zuno, decidió crear el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez (IMAN) y pidió a los médicos que se mudaran a ese inmueble (actualment­e sede del Instituto Nacional de Pediatría). El nombre del hospital se perdió.

La mitad de los médicos aceptó y el resto se mantuvo en el edificio Mundet, hasta que en noviembre de 1994, por gestiones de Jesús Kumate, entonces secretario de Salud, se inauguró el nuevo inmueble del HIMFG.

Más recienteme­nte se construyó la torre de Hematoonco­logía e Investigac­ión, los edificios de Rehabilita­ción y de Enseñanza; este último, equipado por la Universida­d Nacional Autónoma de México.

El nombre del Hospital Infantil de México se mantiene por decisión de médicos y enfermeras, cuyos nombres quedarán inscritos en un muro cerca del acceso principal del nosocomio.

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Foto Jesús Villaseca De los pacientes que son atendidos en el hospital, 33 por ciento padecen cáncer

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