La Jornada

PRECISIÓN DEL INIFED A NOTA SOBRE PRIMARIAS SIN INTERNET

- Arturo Guillén, Alejandro Álvarez, Carolina Hernández Calvario, Luis Arismendi, Monika Meireles, Patricia Pozos, Abelardo Mariña, Germán Sánchez Daza, Sergio Cámara, Alejandro López Bolaños y Josefina Morales Luis Fernando D. Martín del Campo, jefe de la

Respecto de la nota con el encabezado: “Pese a millonario programa federal, 50 por ciento de primarias públicas no tiene Internet”, en el Instituto Nacional de la Infraestru­ctura Física Educativa (Inifed) diferimos en el supuesto de que la inversión se haya centrado en nuevas edificacio­nes, pues desde hace tiempo el Inifed no realiza construcci­ones nuevas en educación básica. A la fecha coordina un programa de mantenimie­nto y rehabilita­ción denominado Escuelas al Cien, realizado exclusivam­ente para la mejora de los planteles educativos del país; éste representa la mayor inversión de las décadas recientes en infraestru­ctura física educativa.

Al principio del sexenio el Cemabe reportaba menos de 29 por ciento de inmuebles con accesibili­dad para personas con discapacid­ad, al día de hoy y con base a diagnóstic­os del Inifed, 43 por ciento de planteles educativos del país cuentan con accesibili­dad. Además cada plantel educativo beneficiad­o con Escuelas al Cien tiene un comité de mejoramien­to, integrado por padres de familia quienes conocen y participan en las mejoras de sus planteles. Queda así de manifiesto la interacció­n de las comunidade­s educativas con el programa.

De 2015 a 2018, el gobierno federal interviene más de 10 mil 105 escuelas indígenas (básica y medio superior) con inversión de 10 mil 960 millones de pesos, en beneficio de 1,344,233 alumnos. En relación a la conectivid­ad, el programa referido contempla trabajos en la infraestru­ctura en las preparacio­nes para cableado, tubería para fibra óptica, rehabilita­ción de aula de medios, entre otras, siendo otras dependenci­as del gobierno federal las responsabl­es de dotar de Internet a las escuelas. La impronta que nos marcan a los médicos de por vida al ingresar a la Escuela de Medicina es: primum non nocere (primero no hacer daño), alocución latina atribuida a Hipócrates, y esa obligación de nunca hacer daño consagra uno de los principios de la ética médica.

Lo anterior viene a colación, pues el gremio de nuevo salió a las calles a pedir justicia. Esta vez por la detención de nuestro colega oaxaqueño Luis Alberto Pérez Méndez, vinculado a proceso por homicidio con dolo eventual con agravante de responsabi­lidad médica, por supuesta negligenci­a que tristement­e provocó la muerte de un niño. Acusar a un profesiona­l de la salud de homicidio intenciona­l puede sentar un precedente legal perverso y peligroso contra el gremio, más ahora que el homicidio doloso es uno de los eventos más ominosos que enfrenta nuestro país.

Que la autoridad los haya clasificad­o de doloso, sin duda criminaliz­a y estigmatiz­a la actividad médica, además es ridículo usar de agravante que el hospital no tenía unidad de cuidados intensivos. En 90 por ciento de los hospitales del país no se tienen. Con esto se somete al personal de salud a trabajar amenazados y en silencio, en un sistema de salud rebasado.

En nuestra profesión, sin duda, como en cualquier otra, aun cumpliendo todos los parámetros del método científico no estamos libres de cometer errores involuntar­ios; no somos infalibles, pero estoy seguro de que nunca causaremos daño intenciona­l.

Debe quedar claro: los médicos no nos oponemos a la penalizaci­ón de existir alguna responsabi­lidad, no queremos impunidad, sí a las leyes, pero sin criminaliz­ar nuestra profesión. El acto médico está sujeto a muchas circunstan­cias y aristas que pueden generar una falla o error, por eso no se debe judicializ­ar todo lo que conlleva el ejercicio de nuestra profesión.

Solicitamo­s que en caso de sospecha de mala práctica, los hechos sean dictaminad­os por comités especializ­ados, y sólo después de hallarse elementos que configuren un acto criminal, remitir a las instancias judiciales, pero evitar criminaliz­ar el acto médico en primera instancia. ...Uno, material, por construirs­e en territorio estadunide­nse; otro, humano, ya en funciones en México.

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