La Jornada

NEGOCIOS Y EMPRESAS

La guerra comercial

- MIGUEL PINEDA

a guerra comercial que comenzó Donald Trump contra el mundo puede desencaden­ar una caída del comercio internacio­nal, con el cierre de fábricas, creciente desempleo y recesión.

El caso más claro por el volumen de intercambi­os es el de China. Hace apenas unos días, Trump decidió imponer aranceles a productos chinos por cerca de 50 mil millones de dólares. Por supuesto, Xi Jinping no se quedó con los brazos cruzados y la semana pasada anunció impuestos a múltiples productos de Estados Unidos por la misma cantidad.

Como es de conocimien­to general, Trump puede aguantar todo, menos la provocació­n. Ante la respuesta de Xi, el jueves pasado dio instruccio­nes a su equipo para que considere aranceles adicionale­s por 100 mil millones de dólares a China. Ahora toca informar al gobierno de Pekín qué nuevas medidas adoptará en represalia a la política de Washington.

Hasta el momento se trata sólo de una guerra de declaracio­nes y cada parte mide la posición del contrario. Sin embargo, Trump insistirá en tratar de equilibrar la balanza comercial y China no se dejará, ya que además de su fuerza mercantil cuenta con la mayor reserva mundial de dólares y bonos del Tesoro, recursos que puede ofrecer en el mercado con peligrosas repercusio­nes financiera­s.

Si suponemos que se cumplen las amenazas y el déficit del comercio con China no se reduce, el resultado será que empresas y consumidor­es de ambos países tendrán que pagar cerca de 300 mil millones de dólares adicionale­s por lo que compran: 150 mil millones en Estados Unidos y 150 mil millones en China.

Está claro que parte de ese comercio se compensará con intercambi­os de otros

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