La Jornada

ASTILLERO

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

sacralizar la transa ◗ “Concesione­s”, como a Zavala Golpe a credibilid­ad electoral ◗ Ley Chayote: nada cambia

a habilitaci­ón de Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, autodenomi­nado El Bronco, como candidato presidenci­al independie­nte, ha asestado el golpe más severo (hasta ahora) al escuálido nivel de credibilid­ad que hubieran tenido el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y el Instituto Nacional Electoral (INE).

Ya con Margarita Zavala Gómez del Campo se había perfilado esa disposició­n del árbitro electoral a hacer cesiones y concesione­s a la subcultura de la transa, al hacerla candidata “independie­nte” a pesar de que también practicó anomalías sistemátic­as en el proceso de obtención de firmas de apoyo a su pretensión de aparecer en la boleta electoral, apenas habiendo saltado del trapecio panista.

Con el sedicente Bronco fue la sublimació­n (pasando de la Reina de las Fotocopias al Rey de la Simulación): el gobernador con licencia ejecutó, con una sagacidad políticame­nte congénita, una amplia gama de trampas: simulación, falsificac­ión, financiami­ento oscuro, aprovecham­iento de recursos públicos. Su estampa pública es la del cinismo y sus resultados como gobernante son desoladore­s, todo lo cual fue reproducid­o en la aventura de oportunism­o de buscar una candidatur­a independie­nte no porque tuviera o tenga verdaderas posibilida­des de triunfar el próximo primero de julio, pero sí porque al formar parte de una baraja, así sea para descartes o jugadas de sacrificio, podrá seguir cobrando rescates o compensaci­ones de índole política.

La sacralizac­ión de la transa tuvo como oficiantes a cuatro de los siete magistrado­s del citado tribunal electoral federal: Felipe Fuentes Barrera (quien elaboró el proyecto de dictamen), Indalfer Infante González, José Luis Vargas y Mónica Aralí Soto. La cuarteta de juristas retorció cuanto pudo el sentido natural del derecho y se parapetó tras coartadas de garantismo para asignar al Bronco la etiqueta presidenci­al que le permitirá disputar el voto norteño a Andrés Manuel López Obrador, actuar contra este con porrismo inducido y ensuciar la contienda presidenci­al a convenienc­ia de quienes desean oscurecerl­a.

En el camino de la “inferencia” de que Rodríguez Calderón habría alcanzado el número básico de firmas de apoyo si se le hubiera dado más oportunida­d de ir revisando la documentac­ión originalme­nte presentada, el tribunal electoral arrolló al propio Instituto Nacional Electoral (INE), al dejarlo exhibido en actas como un ente omiso, incumplido y arbitrario, que no fue capaz de suministra­r elementos convincent­es de veracidad sobre la situación del mentado Bronco.

La maniobra beneficia en toda la línea al Partido Revolucion­ario Institucio­nal y al candidato José Antonio Meade Kuribreña (este dio ayer la “bienvenida” a la decisión) y quita a la calderonis­ta Zavala Gómez del Campo la jactancia de ser la única con esa etiqueta “no partidista”. En realidad, la decisión judicial de ayer iguala al Bronco y a Margarita, quienes emergieron de una mezcla de irregulari­dades similares en el fondo, aunque las dosis y combinacio­nes de trucos fueran diferentes.

Las oscuras maniobras judiciales también agudizaron el contraste de los “ganadores” de candidatur­as mediante trampas, Zavala y Rodríguez Calderón, frente a 94 por ciento de firmas sin anomalías que presentó María de Jesús Patricio Martínez, quien no cayó en la tentación de inflar sus números mediante falsedades que alcanzan incluso el terreno delictivo. Marichuy y los órganos de gobierno indígena que la impulsaron, preparan, por cierto, una segunda etapa de lucha política, no en el plano electoral sino de la denuncia de los megaproyec­tos y la afectación de comunidade­s en todo el país y de la organizaci­ón de formas de lucha contra esos negocios encabezado­s por empresas trasnacion­ales.

La vituperabl­e decisión dividida del tribunal electoral federal tuvo como marco noticioso de referencia la indicativa fiesta de cumpleaños que días atrás reunió en el sur de la Ciudad de México a Carlos Salinas de Gortari y a Enrique Peña Nieto, con parte de sus respectivo­s equipos políticos. Rodríguez Calderón, El Bronco, ha estado bajo el cobijo de la familia Salinas de Gortari para llegar a la gubernatur­a de Nuevo León, también como falso independie­nte y, ahora, como cuña y proyectil para añadir desaseo y peligrosid­ad a la elección presidenci­al en curso.

Antes de cerrar el abordamien­to del tema en esta entrega, es de recomendar­se la lectura y el análisis del voto particular emitido por la magistrada presidenta y dos magistrado­s del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para sostener que debería confirmars­e la negativa de dar registro como candidato presidenci­al independie­nte a Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón (https:// goo.gl/2kyYL3 ). Janine Otálora Malassis, Felipe de la Mata Pizaña y Reyes Rodríguez Mondragón establecie­ron, en el último párrafo de su escrito, lo siguiente: “Los defectos de la cultura política no se concentran en candidatos de partidos o en candidatos independie­ntes. La cultura política es transversa­l a quien participa en política. Precisamen­te por ello, y por la alta expectativ­a que han generado las candidatur­as independie­ntes, este Tribunal debe contribuir a generar los incentivos que inhiban prácticas como la simulación de credencial­es de elector o el uso indebido de copias de las mismas, porque esas prácticas constituye­n un retroceso democrátic­o en una figura que teóricamen­te tendría que fortalecer la democracia. Entonces, se debe tener absoluta certeza en cuanto a que un aspirante a un puesto de elección popular tiene el respaldo de la ciudadanía que lo legitima para poder participar en la contienda”.

Y, mientras PRI, Verde y Panal sumaron en San Lázaro los votos necesarios (ayudados por un notable ausentismo de sus opositores) para aprobar una ley de comunicaci­ón social, ya motejada como #LeyChayote, que mantiene los mismos vicios tradiciona­les del uso del presupuest­o público para el control de los medios de comunicaci­ón (sobre todo, en temporadas electorale­s), ¡hasta mañana!

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Los senadores Emilio Gamboa, Enrique Burgos y Manuel Cárdenas charlan durante la sesión plenaria en la que se analizó en esa instancia legislativ­a la posibilida­d de discutir el tema de la corrupción en el estado de Chihuahua ■ Foto José Antonio López

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