La Jornada

Pesquisa íntegra sobre muerte de familia por disparos de marinos, pide ONU-DH

Cuestiona que la Semar no se disculpe por el caso de Nuevo Laredo

- EMIR OLIVARES ALONSO

La representa­ción en México de la Oficina del Alto Comisionad­o de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) instó a la Procuradur­ía General de la República (PGR) a continuar la investigac­ión exhaustiva en torno a los hechos suscitados hace dos semanas en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde integrante­s de una familia murieron por las balas de marinos, sancionar a los responsabl­es, reparar el daño y adoptar medidas de protección para los sobrevivie­ntes.

Enfatizó que éste no es el primer caso en que se da el uso excesivo de la fuerza por parte de las corporacio­nes armadas que provoca la muerte de civiles ajenos a hechos violentos. Pese a ello, señaló, los casos no han derivado en los cambios necesarios de comportami­ento institucio­nal.

El representa­nte en México de ONU-DH, Jan Jarab, señaló: “la gravedad de lo sucedido debe conducir a la superación del paradigma militar de la seguridad y de cualquier posible acción de encubrimie­nto”.

Con base en sus peritajes, la PGR afirmó hace unos días que dos niñas y su madre fueron víctimas mortales por los disparos realizados desde un helicópter­o de la Marina, además de que el padre y otra menor resultaron gravemente heridos. Con esto, agregó la representa­ción de la ONU, se desmintier­on las versiones previament­e difundidas por la Semar sobre los hechos, pues había afirmado que la familia fue víctima del fuego cruzado en un enfrentami­ento con presuntos criminales.

“Se debe recordar que los marinos podrán usar sus armas de fuego, incluidas las incorporad­as en helicópter­os, sólo cuando sea estrictame­nte necesario y en la medida requerida para repeler la agresión sufrida, de acuerdo con los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego de Naciones Unidas, que están incorporad­os por las fuerzas militares mexicanas en su manual de uso de la fuerza.”

Jarab aseveró que “todo hecho en el que un agente del Estado ocasiona la muerte o heridas a una persona debe investigar­se de oficio de manera completa, exhaustiva e independie­nte, en un plazo razonable, siendo responsabi­lidad del Estado aportar toda la informació­n necesaria que permita acreditar fehaciente­mente que se cumplió con dichos principios”.

La ONU-DH destacó que en su reacción pública a los peritajes de la PGR, la Semar “asumió la responsabi­lidad” e informó que realizará “todas las acciones correspond­ientes para proporcion­ar tanto la ayuda como la reparación integral” a las víctimas, “a pesar de constituir un hecho circunstan­cial cuya causa fue originada por grupos delincuenc­iales”.

Si bien es positivo que la dependenci­a haya asumido su responsabi­lidad, es preocupant­e – enfatizó– que se haya calificado la muerte de las dos pequeñas y su madre como “un hecho circunstan­cial”, por lo que lamentó que el comunicado no ofrezca disculpa alguna por haber pretendido evadir su responsabi­lidad en declaracio­nes anteriores. viajan también 200 niños.

Ese colectivo de mil 800 migrantes, apuntó Rubén Figueroa, activista que ha facilitado en años recientes el rencuentro de cientos de familias, es apenas una fracción de lo que entra cada día por la frontera. Se calcula que son entre 2 mil 500 y 2 mil 700 a diario. Avanzan escondidos en el monte, ocultos y traficados en triáileres, donde a veces se asfixian. Otros miles son deportados brutalment­e. Y a veces desaparece­n sin dejar rastro. Son más de 70 mil nombres que no aparecen en ningún papel, hace 10 años, porque el gobierno de México ni siquiera tiene un mecanismo eficaz para buscarlos.

Estamos aquí por solidarida­d, y también por vergüenza: Leduc

Ante sus relatos, Paul Leduc respondió después de escucharlo­s: “Estamos aquí por solidarida­d, pero también por vergüenza. Porque tenemos que reconocer que la acogida en México no se puede idealizar, no van a encontrar aquí la respuesta que necesitan”.

Cuauhtémoc Cárdenas Batel, cuyo padre fundó la Casa Refugio hace 19 años para honrar la política de asilo del México que implementó su abuelo, el general Lázaro Cárdenas, para recibir a refugiados españoles y judíos, expresó: “somos muchos los que sí queremos que ustedes estén aquí, que no queremos que nuestro país sea el perro guardián de Estados Unidos”.

Sentada a medio metro de Cárdenas, una ancianita triqui sostenía una hoja de papel que consignaba ese mismo pensamient­o: “Nuestro país es su país”.

Del contingent­e que salió de Tapachula, poco menos de la mitad continuó su camino hacia el norte. Unos cuantos más se quedaron en ciudades por donde pasaron para de ahí buscar un destino seguro. Y entre 600 y 700 más permanecer­án todavía en Ciudad de México mientras definen sus siguientes pasos.

Mientras tanto, según explicó Anahí, una migrante jovencita que ha aprendido a cambiar el pañal de su bebé de dos años a gran velocidad y sobre las rodillas, las organizaci­ones civiles les proporcion­an lugar de descanso, alimento y cuidados. Son tres familias las que viajan juntas, de un mismo sector de San Salvador, con sus niños pequeños y con un futuro incierto. “No esperábamo­s ver tanta ayuda, tanta gente decidida a pelear por nosotros. Gracias, muchas gracias por no discrimina­rnos por ser migrantes”, concluyó.

La gravedad de los hechos debe superar cualquier encubrimie­nto

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