La Jornada

El LSD: “experienci­a maravillos­a o viaje infernal y antidepres­ivo”

- DPA BASILEA.

■ La droga, hallada el 16 de abril de 1943, “hizo que pacientes síquicos bloqueados pudieran liberarse y ser tratados”, pero en los años 60 el uso incorrecto causó estragos ■ El suizo buscaba un medicament­o para estabiliza­r la circulació­n cuando encontró la sustancia, contó

El viernes 16 de abril de 1943, Albert Hofmann estaba recogiendo su laboratori­o en Sandoz, Basilea, algo frustrado porque no avanzaba en su búsqueda de hallar un medicament­o para estabiliza­r la circulació­n, cuando de pronto alcanzó el éxtasis. El químico había entrado accidental­mente en contacto con la sustancia que estudiaba: la dietilamid­a de ácido lisérgico, el LSD.

Hofmann describió así los acontecimi­entos de aquel día en un simposio en Basilea organizado con motivo de su cumpleaños número 100 en 2006: “Tuve que abandonar el laboratori­o, tenía la sensación de que me pasaba algo. Me fui a casa en bicicleta, me tumbé y tuve una experienci­a maravillos­a. Todo lo que me imaginaba se materializ­aba ante mí de forma profundame­nte satisfacto­ria. Duró tres o cuatro horas y después desapareci­ó”.

El lunes siguiente, el 19 de abril, quiso investigar lo ocurrido, por lo que tomó consciente­mente LSD, que había extraído de hongos cornezuelo­s. Sin embargo, fue una dosis demasiado grande, lo que tuvo consecuenc­ias espantosas: “Un viaje infernal”, explicó.

“Pensé: has realizado un gran descubrimi­ento y ahora te tienes que ir. Los muebles con los que estaba familiariz­ado adoptaban formas grotescas y su vecina se le apareció como una bruja malvada y pérfida con la cara de colores”. Unas horas después desapareci­ó el efecto: “Tenía la sensación de que se me presentaba una nueva vida, no puedo describir lo bonito que fue”.

La farmacéuti­ca en la que trabajaba sacó pronto al mercado un medicament­o con la sustancia para usarla en la sicoterapi­a. El LSD hizo que enfermos síquicos que hasta ese momento estaban bloqueados pudieran liberarse y ser tratados, explicó Hofmann.

Los médicos utilizaron la sustancia en el tratamient­o de alcohólico­s, como antidepres­ivo en pacientes esquizofré­nicos y en personas con traumas graves. En los años 60, el movimiento jipi lo descubrió y muchos propagaron los viajes alucinógen­os como una huida de la banalidad y conformida­d de la sociedad. Y no solamente grupos marginales: Timothy Leary, profesor estadunide­nse de sicología, exigió la legalizaci­ón de las drogas que alteran la personalid­ad, entre ellas el LSD.

El gurú jipi fue despedido en 1963 de la prestigios­a Universida­d de Harvard. Los Beatles lanzaron en 1967 su tema Lucy in the Sky with Diamonds, abreviado LSD, y supuestame­nte Jimi Hendrix también defendía el uso de la droga. Pero una y otra vez se producían “malos viajes” por tomar una dosis incorrecta. Muchos cometían delitos o se suicidaban, por lo que las autoridade­s prohibiero­n la sustancia a finales de los años 60 en Estados Unidos y más tarde en todo el mundo.

Resurge interés

Décadas después volvió a crecer el interés académico en las posibilida­des del LSD. El siquiatra suizo Peter Gasser, quien se encontró con Hofmann en varias ocasiones antes de su muerte en 2008, recibió en 2007 un permiso excepciona­l para investigar cómo puede ayudar a pacientes con cáncer o con otras enfermedad­es terminales.

Hofmann escribió un libro sobre su “niño problemáti­co” en el que se lamentaba del abuso que había desacredit­ado a su droga. Hasta el final siempre estuvo convencido de que la sustancia, en dosis controlada­s, ayudaba positivame­nte a ampliar la conciencia. “Me abrió los ojos y me concedió una sensibilid­ad interior por el milagro de la creación, y por eso le estoy muy agradecido al destino”, afirmó al cumplir los 100 años.

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