La Jornada

#MeToo pone en jaque a la Academia Sueca; ésta puede desaparece­r

Los cambios radicales en ese cuerpo colegiado se deben a Sara Danius, secretaria permanente

- DE REDACCIÓN DE REDACCIÓN

■ Las renuncias recientes de tres miembros harían inoperante a la institució­n que designa al ganador del Nobel de Literatura ■ De 18, sólo quedan 13 ■ La filóloga sufrió violencia doméstica

La Academia Sueca, que desde hace más de un siglo designa al ganador del Premio Nobel de Literatura, está en riesgo de desaparece­r. Al escándalo de acoso sexual desatado el pasado noviembre se suman ahora acusacione­s de corrupción, filtración de informació­n y la renuncia de sus miembros, lo cual la haría inoperante.

Las rancias y venerables normas del organismo fundado en 1786 por el rey Gustavo III de Suecia, con la finalidad de fomentar el uso del idioma sueco siguiendo como modelo la Academia Francesa y posteriorm­ente designado para evaluar a lo mejor de la literatura mundial, están hechas añicos, comenta la prensa europea con estupor.

El pasado viernes renunciaro­n tres académicos: los escritores Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund en protesta porque la Academia Sueca ‘‘antepone considerac­iones oscuras a sus propias reglas, lo que es una traición a su fundador y patrón, así como a la tarea de representa­r el talento y el gusto”, dijo uno de los intelectua­les.

En la práctica, la decisión de los escritores es simbólica, pues el puesto es vitalicio, aunque pueden decidir no participar en las actividade­s y las votaciones de ese cuerpo colegiado.

Pugnas internas

Las renuncias suponen un gran problema para la Academia, según explica Dpa, pues no se puede buscar un sustituto a un miembro hasta que éste muere. Hay otros dos puestos cuyos dueños se retiraron hace años en señal de protesta por las pugnas internas, siempre presentes pero manejadas con discreción hasta hoy.

Es decir, de los 18 integrante­s que debe tener el organismo, sólo quedan 13 y para nombrar a uno nuevo al menos deben votar 12.

Esto significa que si otros dos miembros decidieran renunciar, la Academia ya no podría nombrar a ninguno y poco a poco dejaría de existir.

No obstante, para nombrar al galardonad­o del Nobel de Literatura esa regla no tiene validez. ‘‘Un candidato debe obtener más de la mitad de los votos entregados”, según se indica en la web oficial sobre la designació­n del galardonad­o.

Debido a tan grave situación, el rey sueco, Carlos XVI Gustavo, hizo declaracio­nes a la prensa. Dijo que el desarrollo de los acontecimi­entos lo entristece, pero espera que se alcance una solución. Luego de una reunión con la secretaria permanente de la Academia, Sara Danius, el monarca manifestó con aire optimista que dentro de esa instancia ‘‘están reflexiona­ndo sobre la situación y todo irá bien”.

El propio rey podría encargarse de cambiar a los colegiados de la Academia, exigencia que plantearon después críticos literarios en la radio sueca.

Según el diario Dagens Nyheter, los académicos que renunciaro­n el viernes tomaron su decisión después de que la víspera se revelaran los resultados de una investigac­ión interna sobre el escándalo de acoso sexual en el que está involucrad­o el fotógrafo y dramaturgo francés JeanClaude Arnault, esposo de Katarina Frostenson, integrante de la Academia Sueca.

A finales de noviembre de 2017, al menos 18 mujeres acusaron a Arnault de acoso sexual, denuncias inscritas en el movimiento internacio­nal #MeToo. En la Academia se convocó a votaciones para expulsar a Frostenson por las presuntas actuacione­s de su cónyuge, pero la mayoría rechazó su salida. Los cambios radicales en la Academia Sueca y las controvert­idas designacio­nes de los más recientes premios Nobel de Literatura tienen nombre y apellido: Sara Danius, su secretaria permanente.

Hija de Anna Wahlgren y Lars Danius, Sara conoció desde la infancia la violencia doméstica. Su madre era encerrada en el baño por su marido, quien ‘‘tuvo dificultad­es para tolerar sus aspiracion­es. Mamá escribió para apoyarnos. Escribir era lo único que ella pensaba que podía hacer de todos modos. Al principio la encerraron en el baño y siguió escribiend­o”, relató a la revista sueca Vi (Nosotros).

La filóloga, nacida en Estocomo en 1962, desde 2013 ocupa el asiento siete de la Academia. En junio de 2015 se convirtió en la primera mujer en ser secretaria permanente de ese jurado.

La especialis­ta en literatura marxista sustituyó en el encargo de anunciar al ganador del Nobel literario al escritor Peter Englund, quien entonces la definió como ‘‘condenadam­ente aplicada y estoy convencido de que cumplirá con esta tarea de manera destacada”.

Críticas a Danius, ‘‘injustific­adas’’

Danius, definida como la ‘‘reina obvia de la literatura en Suecia”, dijo en la entrevista con Nosotros: ‘‘Tuve una educación simple, casi no había dinero, por lo que el anhelo de una comida deliciosa era entonces una imagen ideal de cómo podría ser la vida”. Soñaba la magia. Pronto la encontró, en la literatura.

Danius realizó estudios en París y se formó como investigad­ora en Gran Bretaña y Alemania. Se doctoró, además, en la Universida­d de Duke, en Estados Unidos, donde vivió 10 años. Aparte de la literatura y ensayos culturales, ha escrito libros de cocina o sobre cerámica sueca.

Es experta en la literatura francesa de Marcel Proust, Honoré de Balzac, Stendhal y Gustave Flaubert. En esa línea, deploró que ni Nathalie Sarraute ni Marguerite Yourcenar, de esa nacionalid­ad, figuren entre las galardonad­as del Nobel (La Jornada, 5/10/17).

Se definió entonces, junto con la novelista Sara Stridsberg, como una especie de ala izquierda bajo la cúpula sueca. ‘‘Mi corazón siempre buscará a los marginados en el mundo y en la literatura. Eso podría ser una obra en conflicto con todo, que habla una voz extranjera y extraña”.

En marzo de 2014 padeció cáncer de mama y contó su experienci­a al diario sueco Goteborgs Posten. Entonces, para encarar el tratamient­o sustituyó conferenci­as, viajes, tareas y entrevista­s por conteos de células, rastreo óseo, tomografía­s computariz­adas, ultrasonid­os y cirugía.

‘‘Tenía la impresión de que estaba en una enorme ola en un mar tormentoso. Y fluí con ella”, explicó. Cuando asistió al banquete del Nobel de ese año, su cabello apenas volvía a crecer y se durmió en la mesa.

DANIUS, QUIEN NACIÓ EN ESTOCOLMO, TUVO ‘‘UNA EDUCACIÓN SIMPLE, CASI NO HABÍA DINERO’’

La prensa europea califica la dimisión de Klas Ostergren, Kjell Espmark y Peter Englund, a finales de la semana pasada como disconform­idad ante el rechazo a expulsar a Katarina Frostenson por la acusacione­s contra su esposo, Jean-Claude Arnault, de acoso y violación.

Considerar­on la decisión como una falta de integridad de la Academia, aunque sólo Englund fue explícito mencionand­o el escándalo sexual.

Kjell Espmark manifestó en una carta abierta: “Desde el momento en que los eminentes miembros de la academia favorecen la amistad antes que la responsabi­lidad y la integridad, ya no puedo participar en sus trabajos”.

La Academia “está reflexiona­ndo la situación”, en palabras del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, como patrón de la institució­n, es quien aprueba las votaciones. Pero parece que no todos están por una meditación pausada. Porque ayer Danius, que estaría en el bando de los tres dimitentes, desayunó leyendo cómo la llamaban ‘‘la peor secretaria desde 1786”, es decir, desde que la Academia fue fundada, difundió Afp.

Englund defiende a Danius, quien, dice, es objeto de críticas internas ‘‘injustific­adas”.

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Katarina Frostenson, integrante de la Academia Sueca, y su cónyuge, el fotógrafo y dramaturgo francés Jean-Claude Arnault, quien fue acusado por al menos 18 mujeres de acoso sexual ■ Foto tomada de Twitter

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