ISOCRONÍAS
Poesía y corcholatas
speremos que la poesía aún tenga adeptos en un país tan maltratado como el nuestro. Tenemos la impresión, no soñadora, de que sí. Una de las lecciones de la dama en cuestión es que lo inútil también sirve, y mucho. Aludimos ahora a las corcholatas ya desprendidas del envase, que en Los Girasoles III –calle Rancho San Lorenzo a partir de Calzada de Las Bombas– podrán utilizarse (no se me pregunte cómo, aunque algo sé) para reforzar muros en los departamentos de siete edificios afectados por el sismo del 19 de septiembre pasado.
Corcholatas para la poesía/ poesía para la reconstrucción se llama la lectura que la próxima semana, siete meses después del temblor, jueves 19 a las 19 horas, en el muy querido espacio del Centro Cultural Macario Matus (gracias, amigos del lugar), harán 13 compañeros más quien esto escribe. Nombrados al azar, compartirán sus letras: Mónica Gameros, Daniel Téllez, Mónica Nepote, Fidelia Caballero, Víctor Artasánchez, Javier Moro Hernández, Jocelyn Pantoja, Hugo Plascencia, Enrique G. Gallegos, Ingrid Valencia, Alejandro Morales, Adriana Tafoya y Gerardo Villanueva en una actividad que prevemos animosa, viva.
Según los que de eso saben y ya se encargan de la reconstrucción, se requieren mil corcholatas por departamento y los afectados son 252. La idea es, pues, reunir 252 mil corcholatas. Algunas hay, pero aún son muy pocas. Se sugiere a quienes nos acompañen llevar un buen bonche de tales aparentes inutilidades, en este caso tan, tan útiles. Pero hay otra opción: llevarlas directamente a Rancho San Lorenzo 68 (delegación Coyoacán, Código Postal 04920), donde más de una persona podrá recibirlas. Esto es muy cerca, a dos o tres cuadras, de la Alameda del Sur.
La idea original no me corresponde, pero por supuesto que me he sumado a ella como si mía fuera, y en la parte primaria de echarla a andar estuvieron cercanísimos Gallegos, Plascencia y Villanueva (gracias en principio a ellos y gracias luego, poetas, de modo general).
Supongo que aparte de los palomazos propios de los jueves en el Macario –como cariñosamente suele uno (la gente) referirse al centro cultural sede–, su director, Feliciano Carrasco, tendrá imaginada más de alguna sorpresa, ya no en cuestión de letras, tentadora. ¿Los esperamos?
Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund se inconformaron pues consideraron la decisión una falta de integridad de la Academia. Sólo Englund fue explícito al mencionar entre sus razones al escándalo sexual, pues también hay insinuaciones de que algunos miembros de esa institución podrían haber sido conscientes de ello y haberlo permitido.
Además, se supo que el marido de Frostenson, quien dirige una prestigiosa asociación cultural, recibió generosas subvenciones de la Academia. Es decir, que su esposa tomó parte durante años, en secreto, en las decisiones de financiación para Arnault.
A eso se añade que está por confirmarse que el consorte de Frostenson filtró en público, antes del anuncio oficial, los nombres de siete galardonados con el Nobel de Literatura, entre ellos el de Bob Dylan en 2016. En 2008 se jactaba de estar involucrado en la designación del Nobel a su coterráneo Jean-Marie Gustave Le Clézio, lo cual hizo que la casa de apuestas británica Ladbrokes cerrara antes del fallo sus pronósticos porque el autor francés pasó del sitio 15 al primero y segundo después de los dichos de Arnault, quien rechaza todas las acusaciones.
La secretaria permanente de la Academia, Sara Danius, tiene a un bufete de abogados investigando las relaciones del francés Arnault con esa institución.
A finales de esta semana se publicará el informe completo con los resultados, lo cual pronostica una tormenta mayor.
Mientras, la escritora Sara Stridsberg, otra de las integrantes de la Academia Sueca, manifestó el fin de semana pasado que también está evaluando dejar de tomar parte en las reuniones, con lo cual el organismo quedaría con 12 miembros activos y sería difícil tomar decisiones.
En cambio, de acuerdo con analistas europeos, si Katarina Frostenson se aleja voluntariamente, Englund, Espmark y Östergren (quienes son ubicados como parte del grupo que apoya a Danius) podrían reconsiderar su decisión.
El escritor Sture Allén, de 89 años, uno de los ocho miembros de la Academia que votaron en contra de la expulsión de Katarina Frostenson, explicó en una entrevista publicada por el diario Ekot, que ‘‘excluir a alguien es un procedimiento violento que sólo sucedió una vez y fue en el siglo XVIII” y que la situación ‘‘no es suficiente para una exclusión. Se requiere algo peor”.