La Jornada

Trump cancela su viaje a Perú para la Cumbre de las Américas

Indignado por el allanamien­to a casa y oficina de su abogado, alude a una

- DAVID BROOKS NUEVA YORK.

El presidente Donald Trump amaneció reiterativ­o este martes y en un tuit denunció que es objeto de “una total cacería de brujas”, en referencia al allanamien­to a la oficina y a la residencia de su abogado personal por agentes federales, e insinuando que su propio gobierno atenta contra él, generando con ello incertidum­bre y alarma sobre su reacción, en lo que algunos consideran uno de los momentos más peligrosos de su presidenci­a.

Mientras considera una respuesta militar contra Siria, el presidente también está evaluando si continúa el ataque contra su propio Departamen­to de Justicia, la FBI y el fiscal especial Robert Mueller.

No se sabe si es por lo ocurrido aquí o por asuntos internacio­nales, pero la Casa Blanca anunció que Trump canceló su viaje a Perú este viernes para participar en la Cumbre de las Américas, argumentan­do la necesidad de permanecer en Washington para encargarse de la respuesta de su gobierno al presunto ataque químico en Siria. Se informó que el vicepresid­ente Mike Pence viajará a Lima en su lugar.

Será la primera vez en las ocho cumbres que el mandatario estadunide­nse no estará presente y este era el primer viaje del mandatario a América Latina. El líder de la minoría demócrata del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representa­ntes, Eliot Engel, declaró que con esta decisión Trump “una vez más está cediendo liderazgo estadunide­nse en América”, pero que el anuncio “no debe sorprender, pues viene de una administra­ción cuya política hacia la región comienza con la construcci­ón de un muro entre nuestro país y los vecinos del sur”.

Habla de un ataque a EU, pero no de Siria o Norcorea, sino del Departamen­to de Justicia y la FBI

Mientras tanto, aquí en casa, la escena el lunes, la respuesta del presidente a la noticia de que las oficinas, residencia y hotel de Michael Cohen, su abogado personal que ha trabajado con él durante una década, habían sido allanadas por agentes de la FBI, fue ominosa (y perfecta para los que acusan que el presidente tiene tendencias autoritari­as): Trump, rodeado de altos mandos militares antes de una reunión para aclarar la respuesta bélica a Siria, declara que hubo “un ataque contra nuestro país en un sentido verdadero”. Pero no estaba hablando de Siria o de Corea del Norte, ni de inmigrante­s ni de “terrorista­s”, sino de su propio Departamen­to de Justicia, la FBI, y los investigad­ores federales.

Todo esto desató una intensa especulaci­ón sobre cuál sería la respuesta presidenci­al, ya que Trump dejó en “veremos” la posibilida­d de despedir al subprocura­dor general Rod Rosenstein, o al procurador general (y secretario del Departamen­to de Justicia) Jeff Sessions, o incluso al fiscal especial Robert Mueller.

Según algunas versiones, asesores de Trump han pasado las recientes 24 horas tratando de convencer a un presidente furioso de no tomar decisiones imprudente­s que podrían colocarlo en dificultad­es legales y hasta podrían generar una crisis para su presidenci­a.

No ayudó a calmar los nervios este martes que la vocera de la Casa Blanca Sarah Sanders haya comentado que Trump tiene la autoridad para despedir a Mueller directamen­te sin tener que solicitar esa acción al Departamen­to de Justicia (algo discutido por expertos en leyes). No es la primera vez que está consideran­do correr al fiscal especial: buscó hacerlo en diciembre, y también el verano pasado, reveló hoy el New York Times.

Por su parte, el líder de la mayoría republican­a del Senado, Mitch McConnell, dijo a CNN que sigue pensando que “se le debería permitir a Mueller concluir su tarea (…) No creo que sea removido”, pero rehusó contestar qué hará en caso de que el presidente intente despedir al fiscal especial que encabeza la investigac­ión federal, bajo supervisió­n del Departamen­to de Justicia, sobre la injerencia rusa en las elecciones. El senador republican­o Charles Grassley, presidente del Comité Judicial, comentó este martes que “sería un suicidio para el presidente hablar de despedir a Mueller”.

Pero según otros, Rosenstein es quien está en la mira, y es quien más ha provocado la ira del presidente en estos momentos.

Aunque fue Mueller quien refirió el asunto a los fiscales federales en Nueva York, los cuales consiguier­on la orden judicial de un juez federal –algo que no se consigue fácilmente en el caso de un abogado, sobre todo uno que trabaja para el presidente– para realizar el allanamien­to, eso primero fue aprobado por el subprocura­dor general Rosenstein, quien es el encargado máximo de todo lo relacionad­o con esta investigac­ión en el Departamen­to de Justicia después de que Sessions se vio obligado a recusarse del caso.

De acuerdo con versiones extraofici­ales, el objetivo de los agentes federales –quienes se llevaron todo tipo de documentos, comunicaci­ones y hasta una computador­a– era sobre varios asuntos relacionad­os con la investigac­ión federal de Cohen por posible fraude bancario y violacione­s de leyes de financiami­ento de campañas electorale­s, reveló el Washington Post.

Como parte de eso, un enfoque particular de los agentes fue captar informació­n relacionad­a con los pagos a dos mujeres, la actriz porno Stormy Daniels y la ex modelo de Playboy Karen McDougal, realizados por o por conducto de Cohen poco antes de la elección de 2016, a cambio de acuerdos legales para prohibir la divulgació­n de sus relaciones sexuales con Trump hace unos 12 años.

Esta dramática acción de las autoridade­s es considerad­a por algunos como la más grave para el presidente hasta la fecha, en el contexto de las investigac­iones sobre él y su equipo. Hasta el momento, lo que Trump llama una “cacería de brujas” incluye la acusación penal de su ex jefe de campaña Paul Manafort, la admisión de culpa por mentir a autoridade­s federales de su primer asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, quien ahora, junto con por lo menos otros dos ex asesores de su campaña, están cooperando con la investigac­ión a cambio de reducción en posibles condenas, mientras su yerno Jared Kushner está en la lente de Mueller, y por otro lado, sus negocios están bajo escrutinio de fiscales en Nueva York por posibles delitos.

Y todo eso no incluye al propio presidente, por ahora.

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Crece en Estados Unidos la especulaci­ón sobre un posible despido del subprocura­dor general Rod Rosenstein, quien provocó la ira del presidente Donald Trump al permitir el allanamien­to a las oficinas de su abogado personal. La imagen, ayer en el Salón...
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Michael Cohen (en imagen de archivo), abogado personal del presidente Donald Trump, está bajo investigac­ión federal por posible fraude bancario y violacione­s a las leyes de financiami­ento de campañas electorale­s ■ Foto Afp

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