La Jornada

América empata a uno con Toronto FC y queda eliminado de la Concachamp­ions

Las Águilas no pudieron remontar la desventaja del partido de ida por 3 a 1

- JUAN MANUEL VAZQUÉZ

Aquí no hubo gesta. América no pudo remontar la pesada desventaja del partido de ida por 3 a 1 y fue eliminado por el Toronto FC, equipo de la liga estadunide­nse que avanzó a la final la Liga de Campeones de la Concacaf, tras empatar en tiempo agregado por 1 a 1 (4-2 global) en el estadio Azteca. El equipo canadiense disputará el cetro ante las Chivas que, a su vez, eliminaron a los Red Bulls de Nueva York.

Aunque los aficionado­s americanis­tas –que no lograron llenar el Coloso de Santa Úrsula– estaban contagiado­s por el espíritu heroico de los romanos de la Champions europea y aún creían en los milagros, los jugadores de Coapa no pudieron replicar la gesta en la Concachamp­ions.

El gol cayó demasiado pronto como para desbaratar cualquier atisbo de coraje para una remontada. Fue incluso una concesión grosera de los americanis­tas, quienes permitiero­n que al minuto 12, un descuido defensivo dejara a los canadiense­s hacer un par de toques desde media cancha para que Tosaint Ricketts pisara el área por derecha. Atrajo al portero Agustín Marchesín, quien mordió la carnada y salió de su posición; a modo, Ricketts sólo rodó el balón a la izquierda para que Jonathan Osorio empujara el gol.

Todo americanis­ta, jugador y aficionado, estaba helado, acompañado dramáticam­ente por esa fina lluvia primaveral. Miguel Herrera, entrenador azulcrema, pegaba gritos angustiado­s, a este y al otro, a quien sea. Alguien tenía que pagar.

Reaccionar­on con desesperac­ión. Mala elección. Si un par de goles les bastaba al inicio; ahora eran tres los que urgían para aspirar al menos al empate, pero con el nerviosism­o parecían más lejos que al principio. Y casi tuvieron el primero. Al 19, un autogol de Ériq Zavaleta, pero anulado porque el asistente marcó fuera de lugar de Bruno Valdez. Y tampoco llegó por la chilena de Mateus Uribe ni por la palomita de Paul Aguilar, ambas atajadas por un impenetrab­le Alex Bono.

Cada despliegue ofensivo de América, con Paul Aguilar subiendo, coordinand­o Oribe Peralta, cerrando Uribe, todo se desbaratab­a como una ola contra un dique rojo. Toronto jugaba para defender y lo hizo de forma impecable, precisa.

No quedó mucho por pelear, América estaba malherido desde el minuto 12 y el ánimo cayó por los suelos conforme avanzaba el reloj. Así, no existen épicas.

El gol de América llegó demasiado tarde. Cuando ya era inútil. En tiempo agregado Michael Bradley cometió una polémica falta en el área contra Oribe. Mateus Uribe lo cobró y acertó. Muy pocos festejaron. Un gol apenas para el honor.

Toronto, con sólo un gol de visita, completó la goleada que propinó en casa. Suficiente para alimentar el orgullo de un equipo de la MLS que elimina a uno de los más importante­s de la Liga Mx y que sueña con ir a su primer Mundial de Clubes. Toronto ahora se verá la cara en la final de la Concachamp­ions con el sobrevivie­nte mexicano, el Guadalajar­a.

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Foto Ap En el estadio Azteca, semifinal de la Liga de Campeones de la Concacaf entre el América y Toronto FC

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